miércoles, 29 de agosto de 2007

"La policía local...


...les recuerda que está terminantemente prohibido jugar a juegos de pelota en la playa".


Este mensaje lo he escuchado esta tarde por la megafonía en la playa de La Barrosa, en Chiclana de la Frontera, provincia de Cádiz. Para el que no conozca el litoral gaditano, la playa de La Barrosa tiene varios kilómetros de largo y una profundidad que puede ser de más de 50 metros en marea baja. Pues bien, aún así el Ayuntamiento de Chiclana prohibe jugar a cualquier juego de pelota en la playa.


Lo que sorprende es que el represor Ayuntamiento de Chiclana no es capaz de controlar la construcción ilegal en el término municipal y en los últimos años, con gobierno socialista, y supongo que con la connivencia de la Junta de Andalucía, se han construido entre 15.000 y 40.000 viviendas ilegales. Se puede ver aquí y aquí.


Lo que es curioso es que todos los que estábamos jugando a las palas en ese instante hemos continuado jugando como si nada. Es el drama de la gestión de los asuntos públicos en España. Los políticos se empeñan en promulgar leyes, ordenanzas, edictos y demás normas para controlar la vida de los ciudadanos pero no ponen los medios para que se cumplan. Afortunadamente, hay que decir, porque si hicieran cumplir el gran número de leyes que hay, viviríamos en un Estado estalinista. Estoy seguro que hasta el concejal de seguridad o del que dependa la citada norma juega a la pelota en la playa.

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