martes, 31 de agosto de 2010

Con estos liberales, ¿para qué queremos a los socialistas? (XII)


Desde marzo no había encontrado material para alimentar esta serie de entradas. El otro día escuché en la radio en Cádiz que el Ayuntamiento de la ciudad había creado una escuela de vela para que los gaditanos y los veraneantes aprendan a manejar los vientos y las olas de la bahía. Aquí se puede ver la información asociada al programa que tiene una inversión inicial de 600 mil euros.

Casi el mismo día, leo en la prensa que la sempiterna alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, pide que se rescate a los ayuntamientos, que están en quiebra.

Entiendo que hay que diseñar un nuevo sistema de financiación del Estado, las autonomías y ayuntamientos, pero antes deberían suprimirse todos los gastos como el de la creación de una escuela de vela municipal. ¿Es acaso el aprendizaje de la vela un bien público que el Estado debe proporcionar a cargo del erario público cuando hay iniciativa privada que provee esos servicios?

A este paso, tendremos que ir al rescate, pero con botes salvavidas para salvar a Teófila del naufragio de sus catamaranes municipales.

La agonía de Francia (II)

Revisando entradas del blog, he encontrado una que se quedó sin publicar y que se puede leer aquí

domingo, 29 de agosto de 2010

Comercio justo


El domingo pasado, al final de la misa, un señor hacía propaganda sobre el comercio justo. Un comercio que es respetuoso con los derechos de los trabajadores, con el medio ambiente y en la que una parte de los beneficios se destinan a las comunidades que producen los bienes justamente comerciados.


Calificar un tipo de comercio como justo, supone que el otro comercio es injusto. Si no fuera así, el calificativo justo no definiría adecuadamente ese tipo de comercio. Es decir, que todos los consumidores que compran en Carrefour, o que consumen Coca Cola, están explotando a los productores y trabajadores de la cadena de valor que constituye nuestro sistema económico.

Mi confianza en el mercado como mecanismo regulador de los comportamientos económicos y también éticos de la sociedad me hace desconfiar de estos defensores del comercio justo y no creo que este tipo de comercio sea bueno para sacar de la pobreza a los productores a los que pretenden defender estas ONG. Es muy probable que un trabajador integrado en una estructura industrial y empresarial con métodos modernos de gestión sea mucho más productivo que un trabajador artesano que carezca de esos métodos de organización empresarial. Los productos que haga serán de mejor calidad, a menor coste y llegarán a traves de eficientes redes de distribución a un mercado mucho más amplio. El artesano sólo será capaz de ser más productivo, es decir, de sacar un rendimiento superior por cada hora de su trabajo, si el producto de su artesanía tiene un valor superior a los productos industriales, cosa que no muchos pueden alcanzar y que probablemente no sea apreciado por la mayoría de la población.

El discurso del comercio justo asume la tesis marxista de que el capital se apropia de los rendimientos del trabajo y que no le retribuye de acuerdo a lo que se merece en justicia. Otra de las concepciones detrás de la teoría del comercio justo es que el único agente de la cadena que aporta valor es el productor, mientras que los transportistas, distribuidores y comerciantes que acercan el producto al consumidor son meros parásitos que se apropian de esos rendimientos de forma ilegítima. Es una concepción medieval de la economía que olvida que una lechuga recién recogida en el campo no es un bien de consumo, pues no hay consumidor que pueda acceder a ella. El consumidor siempre estará dispuesto a pagar más por una lechuga en un supermercado que por una lechuga recién recogida de la huerta. Para abastecerse de forma "justa", el consumidor tendría que recorrer todas las huertas y granjas para abastecerse de lechugas, frutas, carne, leche, etc. con el coste que ello le supondría. Por tanto, la cadena de distribución realiza una función social esencial que contribuye al progreso y a la eficiencia del sistema.


Los adalides del comercio justo en realidad sustituyen a unos agentes económicos por otros que están dispuestos a renunciar a la renta que aporta su actividad de distribución en aras de esa pretendida justicia social. Es más, éstos no son más que unos aficionados en comparación con los profesionales de la distribución y del comercio y también carecen del método y la organización que hace eficientes sus procesos. Por tanto, esta gente sería más productiva y ayudaría mejor a la sociedad dedicando sus esfuerzos a otras actividades en las que estén verdaderamente especializados.


No entiendo por qué la Iglesia se presta a estos enjuagues anticapitalistas e insulta a los trabajadores de todas las empresas "capitalistas" diciéndonos que nos dedicamos a un comercio "injusto". Quizás debería renunciar a nuestros óbolos obtenidos de forma tan injusta.

sábado, 28 de agosto de 2010

Osíges

Javier, un compañero de fatigas de la playa y duro contrincante en los campeonatos playeros de chapas que organizamos en La Barrosa, es un fiel seguidor de Alfonso Ussía y me ha recomendado el artículo que escribía ayer para La Razón. Sin complejos.

No todas las llamadas ONG pueden meterse en el mismo saco. El saco de la gran mentira. Las hay admirables. No obstante, creo que en la inclusión de la «n» la mayoría de ellas mienten. Se ha demostrado ahora con la liberación de esta osada pareja de tontorrones. Me siento feliz por su libertad y la tranquilidad de sus familias, y escandalizado por la humillación de un Estado, el español, ante los terroristas. Ignoro qué porcentaje del dinero del rescate me habrá correspondido como contribuyente. Quizá el 0,0001 por ciento. Lo doy por bien empleado por sus vidas. Y lo doy por muy mal empleado por la mía. No me gusta pertenecer a una sociedad cuyos gobernantes colaboran con el delito. Y menos aún, para liberar a dos conciudadanos que se ríen de quienes han aportado el dinero para terminar felizmente con su tontería solidaria. El de las muletas se olvidó de que han sido los españoles, incluidos los catalanes, claro, los que hemos regalado a los terroristas de Al Qaida el dinero que ha puesto fin a su secuestro. Lo hemos puesto sin que nos hayan consultado, pero se trata de dinero público, y el dinero público a todos los ciudadanos nos pertenece.A ver quién es el guapo del Gobierno que dificulta a los familiares de un secuestrado por la ETA el pago de su rescate. Y se trataría de dinero privado, que no público. De ahí la negativa del guapo del Gobierno a no admitir preguntas en su comparecencia ante la Prensa para anunciar con sobreactuada emoción que los dos cooperantes españoles –¿cooperantes de qué y para quién?– habían sido liberados. ¿Liberados por un comando de la heroica Guardia Civil? ¿Liberados por un batallón de valientes legionarios? ¿Liberados por una diplomacia fuerte e inflexible? Nada de eso. Liberados por los millones de euros que el Gobierno de España ha entregado a los terroristas. Se podía haber ahorrado el más guapo del Gobierno su comparecencia ante los medios de comunicación acompañado por las más estilista del mismo Gobierno. Con cualquier pregunta se les habría caído a los dos la cara de vergüenza. Horas más tarde, los cooperantes de no se sabe qué llegaron a Cataluña y se olvidaron del resto de España. De la nación que ha rescatado sus vidas del perverso capricho de los terroristas. Como ha escito el extraordinario nacionalista Salvador Sostres, unos niñatos. Estas «Oenegés» tendrían que denominarse «osigés». Organizaciones Si Gubernativas. Sin dinero público –y no me refiero a las organizaciones ejemplares y admirables–, estos bandarras en caravana no habrían llegado ni a Sitges, que es localidad muy preferida por mi ánimo, no por el orgullo «gay», sino por constituir la cuna de Antonio Mingote, ese catalán-aragonés-madrileño-andaluz inalcanzable, y por cuya vida el Gobierno jamás pagaría un rescate, entre otras razones porque nunca Antonio Mingote cometería la insensata estupidez de jugar a hacerse el bueno con los terroristas islámicos.Me propongo fundar una ONG que sea bastante OSG. No ando bien de dinero. Y me comprometo a no hacer bobadas para que nadie tenga que pagar por mi rescate. La ONG bastante OSG se llamará «Caravana a Mónaco. Salvemos a los monegascos». Con el dinero que reciba del Gobierno para salvar a los monegascos podré vivir sin trabajar y sólo una vez al año, viajaré a Mónaco para ver si los he salvado. Y es que, aunque esté mal decirlo de uno mismo, yo también soy buenísimo y solidario.

martes, 24 de agosto de 2010

Rescates

El Gobierno español ha caído de nuevo en la indignidad de la cesión ante los terroristas. Estas vez, en pro de la Alianza de Civilizaciones, ha cedido ante Al Qaeda. De esta forma, nuestros impuestos sirven para financiar a terroristas contra los que luchamos, y gastamos más impuestos, en Afganistán.

Varias preguntas surgen al hilo de esta historia:
  • ¿Cuántos atentados y secuestros se podrán realizar con estos fondos que graciosamente hemos cedido a los terroristas? ¿Servirán para secuestrar a más ciudadanos occidentales?
  • ¿Pagaría este Gobierno un rescate en un secuestro de ETA? ¿Habría cedido ante ETA con Miguel Ángel Blanco?
  • ¿Cómo queda el prestigio internacional de España despúés de este episodio y de´los de los piratas somalíes?
  • ¿Qué lógica tiene que el Estado, usted y yo, financie a ONGs como esta organización catalana llena de niñatos la izquierda caviar enemigos de lo que la burguesía representa y a los que sostenemos sin que nadie nos pregunte?
  • ¿Se ha dado cuenta el marroquí de que nuestro Gobierno es blandito y ha empezado la ofensiva definitiva por Ceuta y Melilla?

Me ha gustado el artículo de Salvador Sostres hoy en El Mundo. Sin pelos en la lengua.

Son unos niñatos

Sería un enorme error no sacar las conclusiones adecuadas del secuestro y de la liberación de Albert Vilalta y Roque Pascual. Un rapto completamente evitable y una liberación que, según parece, nos ha costado siete millones de euros y la liberación de un terrorista como intercambio.Pertenecer al mundo libre, a la parte afortunada del planeta, además de unos jugosos privilegios, implica aunque sólo sea la responsabilidad de ser consciente de tu suerte y de no ponerla en peligro. Todo el mundo sabe que la ayuda humanitaria llega a todos los rincones del mundo a través de los cauces habituales y que no hace falta viajar con ella. También lo sabían los tripulantes de la Flotilla de la Libertad, terroristas incluidos, que naturalmente no tenían ningún objetivo caritativo y sólo buscaban desafiar a Israel y hacer propaganda de los asesinos de Hamas.Ni Albert ni Roque son unos héroes. Son unos niñatos. No son médicos de Médicos sin Fronteras, cuya presencia en el territorio afectado sí que es indispensable, ni soldados americanos yendo a derrocar una dictadura o a pacificar un territorio. No son monjas misioneras dejándose la piel y la vida construyendo escuelas y hospitales. Son hijos progres de familias acomodadas, aventureros de pacotilla. Sería un insulto a tanta gente que trabaja en serio para aliviar el sufrimiento de los más desfavorecidos que Albert y Roque pasaran por valientes cuando no son más que unos fantasmas.Con el hambre ajena como cínico pretexto se bajaron al moro a hacer el turista solidario, a fer el mec -como decimos en catalán para describir al que se pavonea-. Ni su carga humanitaria era en modo alguno consignable, ni hacía falta que la bajaran ellos. Tampoco hacía falta el demencial espectáculo de publicar por internet cada movimiento de la llamada caravana solidaria. Me alegro de que su secuestro se haya acabado. Sobre todo por sus familias. Pero era completamente evitable.Espero que tanto uno como otro hayan aprendido el valor de la libertad y de lo absurdo que resulta despreciarla. Que en el mundo hay buenos y hay malos, y que los buenos son los que les han ido a rescatar y los malos los que les secuestraron. Buenos y malos. Secuestradores y asesinos de Al Qaeda, y el mundo libre al otro lado. Espero que no les quede ya ninguna duda. Y si les queda alguna que lo digan, que les volveremos a mandar con los que «sólo tienen piedras».También sería deseable que reflexionaran sobre lo que su secuestro nos ha costado -siete millones de euros y liberar a un terrorista-, y que se dieran cuenta de que no sólo su excursión no sirvió para nada sino que nos ha salido muy cara. Un terrorista más anda suelto por el mundo y Al Qaeda sentirá a partir de ahora una predilección especial para secuestrar a españoles, que son de los que pagan.Sería un error no aprovechar estos sucesos tan lamentables para hacer pensar a tanto joven peludo y desorientado que, creyéndose salvar el mundo por organizar expediciones alocadas, acaba convirtiéndose en cebo del terror, en carnaza de la maldad organizada.Albert y Roque, bienvenidos a casa. Espero que como buenos solidarios trabajéis duro para pagarnos lo que nos ha costado rescataros.

sábado, 21 de agosto de 2010

Más sobre Pepiño


No puedo evitar una entrada en vacaciones para reseñar un acertado artículo de Salvador Sostres en El Mundo de hace unos días que me trae Carlos a la playa. Se lo guardaremos a Miguel Ángel para la vuelta, si es que no lo ha leído ya.


Dos fragmentos:


El Ministro Blanco ha dicho que España es un país donde los impuestos son muy bajos si tomamos en consideración los servicios sociales prestados. José Blanco es hijo de un camionero y de una costurera, nunca ha trabajado y lo único que ha hecho es medrar en el Partido Socialista hasta su actual cargo ministerial. No me extraña que crea que en España se pagan pocos impuestos para lo que proporciona el Estado. Entre otras cosas, porque las únicas circunstancias que conoce Pepiño son las de su padre camionero y las de su madre costurera, y las suyas propias, de empleado socialista. Seguro que los tres han pagado mucho menos de lo que han recibido a cambio.

...

La política tendría que ser considerada algo sagrado y tendría que ser un honor poder participar en ella; y no el último refugio, como ahora, de los más desgraciados y que no sirven para nada. Si en tu vida has pagado una nómina, ni has creado un mísero puesto de trabajo, ¿quién coño te crees tú, Pepiño Blanco, para hablar de qué tipo de impuestos pagamos?



domingo, 15 de agosto de 2010

Homologaciones


Llegué ayer de un viaje de quince días por la Selva Negra y la Alsacia. No he tenido fuerzas para actualizar el blog durante las vacaciones. Viene bien un poco de higiene mental a base de vida familiar, pueblitos medievales, paseos por la montaña, cascadas, paisajes de bosques tupidos, buena comida y buen vino. El año es muy duro. Además, mi incapacidad para entender el alemán no me ha permitido hacer una crónica de la vida rural alemana a través de sus periódicos. Tampoco he estado desconectado, pues en estos días he tenido que atender varias llamadas telefónicas y revisar algún documento que entregábamos a un cliente. Poca cosa, en realidad, pero lo suficiente para leer los titulares de estos días de la prensa española.

Regresado ayer a España, leo en los digitales que el inefable Pepiño, tan admirado por uno de mis colegas de trabajo, ha dicho que los impuestos en España son muy bajos. Según el activo ministro, "si hay que pedir nuevos esfuerzos a los españoles lo haré, lo haré en los PGE (...). La idea del Gobierno es que esos esfuerzo van a ser para aquellos con alta capacidad económica".

Sin comparar nuestros impuestos con los de otros países, no entiendo que pagar más de la mitad del sueldo al erario para los salarios por encima de los 60 mil euros sea pagar poco (es más del 50%, puesto que el tipo medio de un salario de 60 mil euros puede andar alrededor del 37% a lo que hay que sumar el IVA medio, que es del 14% y todas las tasas e impuestos especiales que se pagan).

Pero el ministro dice que hay que "homologar" los impuestos con los países de la UE. Si el ministro se refiere al tipo marginal del IRPF, o yerra o miente. Como no creo en su ignorancia, me tengo que inclinar por la mentira.

Para salir de dudas, consulto el informe Taxation trends in the European Union de Eurostat y encuentro que es cierto que hay países que tienen un tipo marginal del IRPF superior al español: Bélgica, 53.7%; Dinamarca, 51.5%; Alemania, 47.5%; Grecia, 45%; Francia, 45.8%; Italia, 45.2%; Holanda, 52%; Finlandia, 48.6%; Suecia, 56.4% y Austria, 50%; Reino Unido, 50%. Son once de los 27 países de la UE. El resto tienen tipos que varían del 10% de Bulgaria al 42% de Portugal. La media aritmética es del 37.5% de la UE27 y de 42.4% para la zona euro. Es decir, la tasa marginal española es más alta que la media en ambos casos.

Y puestos a homologar, ¿por qué no empezamos a homologar a nuestros ministros? ¿Soñaría Pepiño con ese curriculum ser ministro en cualquier país europeo? Ni en sus peores pesadillas los europeos serios tendrían ministros como los nuestros.