El Nobel de la Paz de este año se lo han dado a Al Gore, el jinete del apocalipsis climático que nos quiere salvar del progreso, mientras él vive gastando más energía que nadie en su mansión de Tennessee y viajando en avión privado, que contamina más por pasajero que ningún otro medio de transporte. Es lo que tiene pertenecer al Comité Central de la nueva secta.
Sin embargo, parece que el jurado del Nobel es menos exigente que un juez británico que previene para que las mentiras de Gore no engañen a los niños de los colegios del Reino Unido. A buen seguro, en España será obligatorio estudiarlo dentro de EpC y ¡ay! de quién ose decir que no está claro que la causa del supuesto calentamiento de la Tierra sea la acción del hombre.
Esto del Nobel de la Paz, ha sido bastante discutido y lo han recibido personajes tan detestables como Arafat, discutidos como Kofi Annan, padre de Kojo, implicado en la corrupción del Programa Petróleo por Alimentos de Irak o tan admirables como Mohammed Yunus, que más que premio Nobel de la Paz debería haber sido premio Nobel de Economía, por su labor de ayuda al desarrollo.
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