Estos días en el foro de la oficina ha habido una acalorada discusión (todo lo acalorada que puede ser una discusión por e-mail) sobre el Estatuto, la sentencia, Cataluña y demás.
Sostenía nuestro referente catalán del foro que el problema es que España no quiere a Cataluña y que lo que hay que hacer es catalanizar España y regar de concordia catalana el resto de España.
No pasa ni una semana de la discusión y el Mundo publica hoy una entrevista con Artur Mas, referente del catalanismo del "seny", no de la "rauxa" y dice: "La castración física del Estatut es del PP, la química del PSOE" o "Si España quiere ser una sola nación tendrá muchos problemas". Es decir, de concordia, nada. Como decía Martín Ferrand ayer, la geometría de las reivindicaciones nacionalistas es variable y siempre parte de la posición ganada anteriormente, por lo que el resto de los españoles, sometidos a un régimen jurídico diferente del de los catalanes y siempre decidido por éstos, no pasamos de ser un instrumento al servicio de tan simpáticos compatriotas.
La deriva que ha tomado el Estado de las Autonomías es preocupante y es el primer problema de España, por encima de la crisis económica, pues en parte ésta es causada por aquél. Zapatero no ha hecho más que acelerar una decadencia que se ha ido produciendo lenta pero irreversiblemente en los últimos treinta años. Es lo que hay. Y mientras, Rajoy intenta soslayar el asunto, a la espera de que CiU le dé un apoyo para dormir en La Moncloa. Otro felón.
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