domingo, 25 de julio de 2010

Johannesburgo (II). Constitution Hill


Intento condensar en un día las principales visitas de la ciudad en una jornada maratoniana acompañado de, XXXXX, un guía local que me recomienda una amiga sudafricana. Me lleva en su Toyota Camry del 85 por los principales lugares de interés de esta ciudad minera, centro económico del país.

El recorrido comienza a las 9 de la mañana en mi lujoso hotel de Sandton, la moderna zona de desarrollo urbanístico de Johannesburgo, verdadero centro comercial y residencial después del abandono del downtown por parte de los blancos y su ocupación por las mafias negras.
El primer punto de parada es Constitution Hill, sede del Tribunal Constitucional, construido sobre la antigua prisión y fuerte, también conocido como Número Cuatro, lugar donde miles de personas fueron castigados brutalmente antes del final del apartheid. El fuerte fue fundado en 1896 para proteger la ciudad de la invasión británica en los tiempos de la fiebre del oro. Después fue convertido en prisión después de la guerra de los Boers. Sólo los blancos eran recluidos en el antiguo fuerte, mientras que los negros lo eran en la prisión. Como en casi todos los lugares del mundo, el tamaño de la prisión era insuficiente para albergar a todos los prisioneros y las condiciones en las que vivían eran infrahumanas. Hacinados, en una nave para 50 personas llegaban a estar 125 y parte del espacio estaba reservado a los jefes de la celda, que se apropiaban de las mantas de los otros reclusos para tener un buen colchón donde dormir. Además, los chicos de 14 y 16 años recluidos eran las “princesas” de esos matones y como tales los trataban.

¿Quién era un criminal? Cualquiera que se opusiera a la minoría blanca que gobernaba Sudáfrica. Bastaba no llevar el pase para ser enviado a la prisión. Todas las personas de color (los “coloured”, no sólo los negros, sino también los indios) necesitaban un pase para circular fuera de los “townships”, los guetos en los que eran confinados los negros. El que no lo tenía, iba automáticamente a la cárcel y allí podía estar hasta 90 días sin juicio y sin tener contacto con un abogado. Los 90 días debieron parecerle poco a las autoridades y lo aumentaron a 180 días. En la visita me acompañaba un matrimonio sudafricano que contaba que un amigo suyo estuvo recluido en esta cárcel por defender los derechos de los negros.

El resto de condiciones de vida eran infrahumanas: letrinas dentro de los dormitorios sin separación, una comida escasa y podrida, el comedor estaba delante de las letrinas, para que el alimento supiera peor, y prácticas de tortura y humillación que hacían sentir a los internos como verdaderos animales. A los nuevos ingresados no les dejaban ducharse durante los primeros cuatro meses y luego, sólo tenían derecho a una ducha a la semana. Sólo había ocho duchas para los casi dos mil reclusos.

Esta es la única cárcel en el mundo en la que han estado internados tres premios Nobel según dicen en la propaganda del lugar, aunque a Gandhi nunca se lo concedieron en vida y hubo un reconocimiento tácito por parte de la academia sueca en el año de su muerte, en 1948. Gandhi se resistió a principios del s. XX a llevar el pase. En Sudáfrica fue donde Gandhi, que era un abogado más desarrolló el satyagraha, la fuerza de la verdad en su sentido literal en hindi, o la resistencia pacífica. Gandhi salió transformado de su experiencia sudafricana y regresó a India en 1914 vestido con su sencilla túnica blanca. Los otros dos Premios Nobeles fueron Albert Luthuli y Nelson Mandela.

La cárcel ha sido demolida en parte y en su lugar se ha construido el Tribunal Constitucional de Sudáfrica. El símbolo de éste es un árbol bajo el que se reúne el pueblo. En la tradición sudafricana, el jefe del poblado reunía a los ancianos bajo el árbol para decidir sobre los temas importantes que afectaban al poblado. Es un símbolo de apertura y transparencia. De hecho, el interior del edificio se puede ver desde el exterior como símbolo de esa transparencia y apertura. Parte del edificio está construido con ladrillos de la demolición de parte de la prisión como símbolo de que el pasado no se puede olvidar. En un lado de la sala principal del Tribunal están los ladrillos de la prisión y en el otro hay una pared blanca. Es el puente entre la antigua y la nueva Sudáfrica, la inspirada por la visión de Mandela, que “perdona, pero no olvida”.
Curiosamente, la bandera de Sudáfrica está inspirada en el árbol típico. El árbol está tumbado, siendo la banda central el tronco y las dos líneas que salen en diagonal, las ramas del mismo. Los colores de la bandera tienen un significado cada uno. El rojo de la parte superior es la sangre derramada por el pueblo sudafricano, el verde es la naturaleza, el azul es el agua, el amarillo simboliza el oro y el negro simboliza la unidad. Esto es lo que explicó el guía. Sin embargo, buscando en internet he averiguado que este simbolismo es apócrifo y que si bien sí se quiere simbolizar la unidad con las dos ramas que confluyen en una, los colores vienen de los colores que en algún momento de la historia han estado representados en la bandera sudafricana.

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