domingo, 11 de octubre de 2009
Obamesías en los altares
El viernes le concedieron el premio Nobel a Obama. Por anticipado, sin haber hecho nada más que parlotear y algunos gestos de acercamiento a lo más deleznable de la política internacional, Irán, Cuba, Rusia. De esta forma, Obama ha sido elevado a los altares del progresismo. De la misma forma que antes se lo dieron a Arafat, a Rigoberta Menchú o Pérez Esquivel. El Nobel de la Paz, igual que el de Literatura, es un premio desprestigiado, defensor del pensamiento único socialdemócrata.
Pero en este caso, está claro que el premio no es normal, no premua una labor aunque sea controvertida, ni hechos pasados, sino una intención, un discurso. Y en ese sentido, el premio condiciona o pretende condicionar al presidente y su política. ¿De qué forma podrá Obama tomar la decisión de atacar posiciones talibán en Afganistán y causar la muerte de seres humanos siendo Nobel de la Paz? ¿Le quitarán el Nobel en ese caso? ¿O será pacifista hacer lo que haga independientemente de si es pacifista o no?
Pero como relata Pablo Pardo desde Washington, Obama es una burbuja.
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