martes, 14 de septiembre de 2010

Aplastados por la bota del capitalismo


Hoy nos anuncian que Pe, la musa de la zeja, está embarazada de cuatro meses y medio. Se había casado en julio con el temible luchador por los trabajadores, el destacado miembro de la saga comunista de los Bardem. Es encomiable que estos chicos izquierdistas cumplan con todos los convencionalismos de la sociedad más rancia como el disimular con matrimonio lo que era notoria cohabitación.

La celebración, desvelada este verano por la prensa, tuvo detalles que habrían inspirado al mismísimo Lenin una salvaje represión de la burguesía. Los chicos se gastaron nada menos que 30.000 euros al día en el alquiler de la isla privada del mago David Copperfield en las Bahamas. La celebración debió ser memorable y estoy seguro de que inspirará a un cineasta tan social como Fernando León (director de Los lunes al sol) una nueva película sobre las luchas obreras.

Sin consultarles, les metieron en un jet privado con destino al majestuoso resort que tiene el mago David Copperfield, ex de Claudia Schiffer, en el archipiélago atlántico. Había mucho, muchísimo que celebrar. Nadie sabía lo que el complejo Musha Cay de Bahamas, a escasa hora y cuarto de vuelo desde Miami, les auguraba: una boda de una semana de duración.

Un séquito de 40 camareros para los 24 asistentes contribuyó a que la estancia fuera inolvidable. Y por supuesto, las múltiples celebraciones. Del enlace no se sabía prácticamente nada hasta hoy, apenas la descripción del vestido que llevó ella, un diseño de tul y encaje firmado por su amigo John Galliano, director creativo de Christian Dior. Pero lo curioso es que el intercambio de anillos se celebró en el marco de una de las tres fiestas temáticas que sorprendieron a los invitados. El primer guateque rindió tributo a los años 60, el segundo a los 80 y el tercero al color pastel. Fue la última juerga la que escondía la ceremonia.

El asunto fue bien recogido por Alfonso Ussía en La Razón:

Las señas externas de identidad de la Izquierda española se me antojan admirables. Ese humilde y al alcance de todos vestido de novia de la compañera Penélope Cruz, diseñado por John Galliano, que lo define de corte principesco, inspiración romántica, escote corazón, ola de encajes y ajustado a la cadera, para contraer matrimonio con el camarada Javier Bardem, me ha parecido precioso. John Galliano diseña para Dior, esa empresa popular que vistió durante décadas a las mujeres de la Unión Soviética y Cuba. Gracias a la publicación obrera «Elle» hemos sabido de los detalles del último grito de la confección nupcial para mujeres aplastadas por la bota del capitalismo. Fuentes generalmente mal informadas de La Moncloa aseguran que la vicepresidenta De la Vega, al contemplar el modelo, tomó la decisión de contraer enlace para así completar su colección de vestidos representativos de la Izquierda. Pero el gozo en un pozo. John Galliano ha diseñado el menestral vestido en exclusiva para Penélope, y no se venderá ni en «Pro-Novias» ni en establecimientos de «pret-a-porter». Una pena muy grande.

¿Será el alto coste de la boda la razón por la que Pé vende su "choza" de Los Ángeles?

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