domingo, 8 de marzo de 2009
Gran Torino
Walt Kowalski es un jubilado de la Ford, que se queda viudo y que vive en un suburbio de Detroit rodeado de inmigrantes de otras razas, gruñón, misántropo, racista y amante de lo americano, en especial de su Gran Torino, el modelo de Ford que él mismo ayudó a sacar de la cadena de montaje. Muerta su mujer, no le queda mucho más que el coche y una vida monótona al lado de su perro rodeado por unos vecinos a los que detesta. Walt Kowalski es, además, un veterano de la Guerra de Corea en la que experimentó el misterio de la vida y la muerte y vive atormentado por lo que vivió allí. "Lo que más atormenta a un hombre es lo que no le ordenan hacer", dice en un momento Walt.
Walt desprecia a sus vecinos, una familia de la etnia hmong, del sudeste asiático, aferrada a sus tradiciones, las comidas y los ritos religiosos, en la que destacan Su y Thao, dos adolescentes que no encajan en el ambiente de pandilleros y delincuencia que se respira en el barrio. A raíz de un incidente con unos pandilleros entre los que está el primo de Thao, Walt empieza a conocer a Su y a Thao y se propone ser su mentor de este último y hacer de él un hombre hecho y derecho. Probablemente, Walt ve en Thao lo contrario que en sus propios hijos y nietos, muestra de una sociedad decadente en la que los adolescentes se pueden permitir despreciar a los mayores. Sin ser éste el tema central de la película, Eastwood critica la imbecilidad de sus compatriotas encarnados en su propia familia. El conservador Walt, amante de lo americano, se hace mentor de sus vecinos asiáticos porque representan mucho mejor que su familia los valores en los que él cree y que la sociedad norteamericana ha abandonado.
Walt se introduce en la familia vecina, la que agradecida a Walt por defender a Thao se desvive en regalos y atenciones hacia él. De esta manera, Walt empieza una conversión en la que aprende a apreciar lo "extranjero" encarnado en Su y Thao y en la gran familia hmong. Es la redención del viejo gruñón que descubre en Thao el nieto que no tiene, aquél al que le puede enseñar la sabiduría de la vejez.
Aparte del personaje de Eastwood, es excelente el personaje de la vecina hmong, Su. Es el alma mater de la familia, la que empuja a su hermano a la vida, la que lo defiende de los pandilleros y la que introduce a Walt en el extraño mundo de su familia con su extraordinaria simpatía e inteligencia.
Por último, está un elemento que en la filmografía de Clint Eastwood empieza a ser recurrente, además del protagonismo e inteligencia de las féminas y es la relación con la muerte y la decisión sobre cuándo morir. Ya lo trató en Million dollar baby.
En definitiva, hay que ir a ver Gran Torino que quedará como uno de los clásicos de nuestra época.
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