domingo, 8 de marzo de 2009

LTR


Victor Klemperer, un lingüista alemán de origen judío, escribió un libro llamado LTI (Lingua Tertii Imperii) en el que analizaba cómo el Tercer Reich fue capaz de domesticar las mentes de los alemanes manipulando el lenguaje.

En el primer capítulo de LTI, Klemperer dice:

"El nazismo se introducía más bien en la carne y en la sangre de las masas a través de palabras aisladas, de expresiones, de formas sintácticas que imponía repitiéndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mecánica e inconsciente. El dístico de Schiller sobre la "lengua culta que crea y piensa por ti" se suele interpretar de manera puramente estética y, por así decirlo, inofensiva.

Pero el lenguaje no sólo crea y piensa por mí, sino que guía a la vez mis emociones, dirige mi personalidad psíquica, tanto más cuanto mayores son la naturalidad y la inconsciencia con que me entrego a él. ¿Y si la lengua culta se ha formado a partir de elementos tóxicos o se ha convertido en portadora de sustancias tóxicas. Las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico: uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un tiempo se produce el efecto tóxico."


Necesitaríamos un lingüista independiente que escribiera un LTR (R de República, que es en lo que estamos, realmente) y que criticara los desmanes lingüísticos de esta progresía repulsiva y demagógica que gobierna el mundo moderno.

Así, hoy he oído a la ministra de "igual dá" hablar de IVE (acrónimo de Interrupción Voluntaria del Embarazo), en lugar de aborto. El asesinato de los bebés, cien mil el año pasado en España, va a quedar en "q tl si haces un IVE", que le dirá un chico a su novia embarazada por SMS. Total, para qué decírselo a los padres, si ya no tienen que consentir nada.

¿De qué se ríen Aído y De la Vega?

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