domingo, 1 de marzo de 2009

Castellani (III)






Cuando un hombre acaba su vida por mano propia, es porque no encuentra más motivo para el esfuerzo de vivir. No son situaciones de padecimieno intolerable las que dan los suicidios; o mejor dicho, lo que hace intolerable un padecimiento no es sino una convicción, o bien una falta de convicción racional. Ningún padecimiento hay intolerable cuando el padeciente cree firme que un día acabará el sufrir y que todo va a acabar bien. La cualidad de infinito comunicada al dolor proviene de una disposición de ánimo llamada desesperación, que es un pecado gravísimo contra la segunda de las virtudes teologales; y esa desesperación es la raíz del suicidio.

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