Entre tanto secuestro, tanta basura estatutaria, el agujero de las cajas de ahorro y la miseria moral que impregna todo en España, me quedo con un artículo de Henry Mintzberg en el WSJ de ayer sobre la necesidad de eliminar los bonus de los directivos por el bien de las empresas. Tiempo habrá de comentarlo, pero creo que el planteamiento de Mintzberg, experto en cuestiones de liderazgo y gestión empresarial, es acertado. Es largo, pero merece la pena leerlo entero.
Many Motivations
People pursue the job of chief executive for all kinds of reasons: the prestige of the position, the sheer pleasure of heading up a major company, the chance to make a real difference to an institution they cherish, and, of course, remuneration. When push comes to shove, do you think pay is more consequential to these people than the other factors? All this compensation madness is not about markets or talents or incentives, but rather about insiders hijacking established institutions for their personal benefit.
Too many large corporations today are starved for leadership—true leadership, meaning engaged leadership embedded in concerned management. And the global economy desperately needs renewed enterprise, embedded in the belief that companies are communities. Getting rid of executive bonuses, and the gambling games that accompany them, is the place to start.
La cuestión es si esto lo debe hacer el Estado por ley. Creo que no, pero las empresas que quieran sobrevivir a largo plazo, deberían aplicarse el cuento. A propósito, hoy he estado en Amsterdam con un americano de esos a los que nadie debería seleccionar para su empresa. Sólo precupado de la política, de salir guapo en el concurso de belleza diario que es la vida en una gran corporación. Un idiota.
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