En la línea de la entrada anterior, el otro gran fraude que hemos vivido en los útlimos meses es el de la gripe A. Tanto El Mundo como ABC traían este fin de semana sendos reportajes sobre el asunto. El fiasco, titula El Mundo y El camelo, ABC. (No enlazo El Mundo que requiere suscripción).
En el centro de la polémica se encuentra un virólogo de fama mundial que ha estado detrás de todas las alertas sanitarias de los últimos años: el holandés Osterhaus, al que ya llaman `el doctor Gripe´.Se llama Albert Osterhaus y es reincidente a la hora de meternos el miedo en el cuerpo. En 2003 se convirtió en el virólogo más prestigioso del mundo cuando identificó el coronavirus responsable del Síndrome de insuficiencia respiratoria aguda (SARS).Se trataba de una misteriosa neumonía que causó una psicosis mundial: 9.000 casos, 750 muertos. El brote fue tan letal como efímero. Desapareció como por ensalmo, se supone que gracias a la rápida identificación del agente causante. Comenzaba la carrera de Osterhaus como salvador de la humanidad, empañada ahora por las sospechas de que se ha enriquecido gracias a sus lazos con las compañías farmacéuticas que fabrican las vacunas que él mismo recomienda.Osterhaus es un ‘cazador de virus’ que ha descubierto una veintena de microorganismos patógenos y se ha convertido en uno de los principales asesores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la gripe A, como lo fue también durante la gripe aviar. ¿La recuerdan? Las previsiones más pesimistas de la OMS hablaban de 150 millones de muertos, más que los que causaron la viruela y todas las pestes de la Edad Media juntas. Hasta la fecha van sólo 282 fallecidos, ninguno en España.
Lo que demuestra esta continua alarma es que la gente está ávida de sentir la catástrofe sobre sus cabezas. El sólo hecho de estar al borde de una hecatombe climática o sanitaria debe provocar una sensación de aventura que la gente necesita para sentirse viva. Y en el manejo de esas emociones se forran unos cuantos a costa de...nuestros impuestos.
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