lunes, 18 de enero de 2010

Pobre Haití (III). Inoperancia de la ONU.

A medida que pasan los días, el drama haitiano es más patente. No sólo por las imágenes de los edificios derruidos y de los muertos bajo los escombros, sino por la incapacidad de hacer llegar cualquier tipo de ayuda a la población. Es lo que pasa en los Estados fallidos como Haití. Las instituciones, los políticos y los diferentes grupos de poder son los que se apropian de la ayuda, en caso de que ésta llegue.

La cuestión es por qué en los países como Haití un terremoto de 7 grados en la escala Richter tiene consecuencias tan devastadoras, mientras en otros no provocaría más que la caída de algún edificio y algunos pocos muertos. Es la corrupción y la incapacidad del sistema jurídico y social los que provocan esa pobreza y la causa última del desastre del terremoto. Por eso, el dinero que destinemos en ayuda ahora es dinero tirado a la basura, sólo para reconstruir lo que ha quedado derruido. Sin embargo, toda la ayuda que los países desarrollados han destinado a Haití ha sido robada en lugar de haber sido empleada en la construcción de infraestructuras robustas y, sobre todo en la construcción de una sociedad civilizada que progrese.

Lo peor es el espectáculo patético que está dando la ONU, incapaz de hacer llegar la ayuda a la población. Y los políticos, como De la Vega, sobrevolando la isla en helicóptero, no vaya a ser que se ensucie su modelito del día. De la crónica de El País:

Desde hace unos días, y ante la inoperancia de Naciones Unidas, la pregunta más repetida en Haití es: "¿Usted sabe cuándo llegan los americanos?". La coletilla, con ligeras variaciones, siempre es la misma, da igual que la formule un maestro de escuela que se salvó de la muerte por unos segundos o Wilfredo, un estudiante de enfermería asfixiado por la cantidad de heridos sin el consuelo de un calmante que siguen doliéndose en los jardines del Hospital General: "No tenga duda. O esto lo arreglan los americanos o no lo arregla nadie". Y, por lo vivido en Haití desde el terremoto, ni el maestro ni Wilfredo deben de andar muy descaminados.

Porque no son los haitianos los únicos que esperan la llegada de los 10.000 soldados de Obama. A pie de pista, dos funcionarios europeos, un gendarme francés y un guardia civil español, ofrecieron ayer a este periódico la misma versión de lo sucedido en el interior del aeropuerto de Puerto Príncipe desde el martes del terremoto: "Hasta 40 horas después del temblor no recibimos una orden. Los cooperantes de los distintos países nos dedicamos a intentar salvar a las nuestros. Hasta que pasó mucho tiempo, nadie pareció percatarse de que los haitianos también necesitaban ayuda. Y seguimos como nos ve usted, mano sobre mano, esperando que alguien decida algo para salir a patrullar las calles, a poner un poco de orden, a repartir la ayuda. Fíjese hasta dónde llegará el descontrol que han tenido que cambiar por ineficaz al anterior jefe de seguridad. Y el nuevo ha dicho que quien tenga miedo que se vaya lo antes posible a su país, que prefier a 13 trabajando que a 600 parásitos...".

Mientras la gente se mata en las calles por un poco de agua, Francia y otros países protestan porque los EE.UU. están "ocupando" Haití. ¿Será también por el petróleo?

Obsceno.

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