El otro día, comía con un australiano, un indio y un americano y comentábamos la situación económica de cada país. El indio y el australiano contaban que en sus respectivos países la crisis ya hacía tiempo que se había pasado y que ahora se crecía a buen ritmo. El australiano decía que la tasa de desempleo en Australia era del 5%. El americano estaba preocupado por el crecimiento desbocado del gasto público y cómo eso afectaría a la economía en el futuro. El indio, que la crisis no les había afectado apenas y que salvo un pequeño bache, India estaba creciendo a buen ritmo.
El español, yo, me avergonzaba de describir la situación económica española, la inoperancia del Gobierno para llevar a cabo reformas que mejoren las condiciones para hacer de España un país más competitivo. Cuando yo decía que teníamos una tasa de paro de casi el 20%, se llevaban las manos a la cabeza sin creérselo del todo. Preguntaban si no había una revolución social y cómo se mantenía el Gobierno en pie. Eso mismo me digo yo, les respondí. Sin embargo, hay una razón clara. Los españoles somos ricos y podemos permitirnos tener a un 20% de la población activa sin trabajar, o mejor, cobrando por no trabajar. ¿Pero de qué vive la gente? preguntaban con asombro. De subsidios y chapuzas, un poco de PER por aquí, un Plan E por allá y mucha economía sumergida. El nirvana socialista.
Efectivamente, los españoles somos ricos y parece que nuestro déficit público no es suficientemente grande todavía y algunos se aprestan a aumentarlo en iniciativas de gran interés "nacional". Leo que la Generalidad de Cataluña, el brazo regional del Estado español, va a financiar un equipo de motociclismo de 125 cc. Debe ser que su deuda del 11,5% del PIB no es suficiente. Primero fue Spanair, que ya se convirtió en la aerolínea de bandera catalana en enero, tras una importante inyección de capital de diversas entidades financieras "amigas" como La Caixa y Santander. Favores que se pagarán, quién lo duda.
Nieva sobre Chicago.
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