lunes, 1 de marzo de 2010

El legado


Escribe Tom Burns Marañón en Expansión de hoy un artículo titulado La desconfianza que hemos creado en el que critica el baldío esfuerzo por crear confianza de la Fundación Confianza, un invento de última hora de cuatro burócratas del sistema: Gómez Navarro, Roca, de la Dehesa y Garrigues. Estos cuatro magníficos de la confianza en el sistema nos intentan vender ese "arrimar el hombro" que exige el Gobierno:

Llevamos demasiado tiempo viendo en todas partes lo mal que está todo. Es casi lo único que nos cuentan. Pero la crisis no solo está ahí fuera, también está en nuestras cabezas. Nos ha hecho perder la confianza, nos ha contagiado el pesimismo, el desánimo. Esto es lo primero que debemos arreglar, queremos recuperar la confianza. Tenemos motivos para animarnos. En esta web encontrarás muchos. Historias de gente como tú y como yo, que se han enfrentado al momento, que demuestran que con ilusión, entrega y compromiso se puede conseguir todo. Gente que cree en sí misma y lo demuestra a diario desafiando la crisis.
Por ejemplo, ¿sabías que cada mes se crean cinco mil empresas en este país? ¿No te parecen cinco mil poderosas razones para creer?
Queremos que conozcas esas historias, que te inspiren, que te animes, que las compartas, que formen parte de las conversaciones y que consigamos que acaben llegando a los medios de comunicación, a los telediarios, a los editoriales, entre las noticias de lo malo y lo peor.
Tenemos que contagiar la confianza de la misma manera que se ha contagiado el pesimismo.

Porque cuando tú, y tú, y tú, y yo, nos convertimos en nosotros, no hay nada que no podamos arreglar.

Aparte del tono infantil con el que está escrito el manifiesto, lo que dice poco de mentes preclaras como la de Antonio Garrigues Walker, el citado manifiesto es un ejercicio de voluntarismo propio de gentes que viven en una torre de marfil sin contacto alguno con la realidad.

Lo que es realmente cierto es lo que dice Tom Burns al final de su artículo: "Lo que heredan los jóvenes que salen de un sistema educativo fracasado es un sistema laboral que les cierra las puertas, un sistema político tan complaciente como mediocre y una deuda descomunal. ¿Qué hay desconfianza? Pues claro. La hemos creado quienes egoístamente lo guisamos y lo comimos todo sin pensar en las generaciones que nos siguen. Podíamos empezar a arreglarlo entre todos alargando nuestra vida laboral."

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