En esto se han convertido nuestras universidades. Nunca hemos sido una potencia universitaria, pero después de 30 años de socialismo educativo, ninguna de las universidades españolas figura entre las 100 primeras del mundo. La burocratización, la falta de promoción de la excelencia, el gobierno de las universidades por parte de funcionarios que sólo se quieren perpetuar en el puesto, el odio a la empresa y a la iniciativa privada, nos han llevado donde estamos. Y en las regiones con independentistas, además, las universidades son nidos de radicales y antidemócratas violentos que impiden el debate de ideas en el seno de las mismas. Ayer le pasó a Rosa Díez en la Autónoma de Barcelona. Y ella salió huyendo, claro está.
Sé que es difícil hacerlo, pero cómo me gustaría que un político de estos en una situación similar les plantara cara a estos energúmenos a ver cómo reaccionaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario