La prensa socialdemócrata se ha excitado estos días con lo que ha dicho el Papa sobre el uso del condón. Excitado en todas sus acepciones, especialmente la cuarta según el diccionario de la lengua: 4. Despertar deseo sexual. Como si dicha prensa hubiera necesitado alguna bula papal para excitarse, con o sin preservativo.
La conclusión de la prensa progre es que la Iglesia ha comenzado el proceso de "aggiornamento", que por fin el Papa acepta el uso del preservativo, con todo el daño que ha causado a los africanos esta prohibición eclesial (Papa asesino, han llegado a decir unos luchadores por la libertad en el pasado).
Frente a todo este ruido ambiental, he encontrado dos artículos en la prensa que ponen las cosas en su justa medida y que razonan la posición del Papa. En el WSJ hacen una crítica de la prensa socialdemócrata y de los aspavientos del Evangelio según san Condón (palabras del WSJ, no mías)que conforman la BBC, el NYT y demás medios progres. Lo que ha dicho el Papa es:
"There may be a basis in the case of some individuals, as perhaps when a male prostitute uses a condom, where this can be the first step in the direction of a moralization, a first assumption of responsibility, on the way toward recovering an awareness that not everything is allowed and that one cannot do whatever one wants."
Es decir, nada de uso generalizado e indiscriminado, sino que puede haber comprensión para ciertos casos en los que el uso del preservativo sería un acto de responsabilidad por parte del individuo y por tanto un primer paso en la vía de su moralización y del reconocimiento de unos límites a su comportamiento.
Y concluye alabando al Papa:
Against what he calls the "banalization of sexuality," Pope Benedict offers a message: There is a better way. It is not a popular way, it is easy to mock, and in some circumstances it demands a self-restraint that we inheritors of the sexual revolution regard as inhuman. Still, the pope is willing to debate his message, seriously, honestly, openly.
En El Mundo de hoy, escribe Isidro Castela un buen artículo en el que razona la posición de la Iglesia y que se resume en que para frenar el SIDA, no es el preservativo la solución como se ha demostrado, sino tres principios: Abstinencia, Fidelidad, Preservativos.
Benedicto XVI incide en que se trata de una propuesta del ámbito secular, es decir, que no se identifica con la doctrina católica y que admite el uso del preservativo en situaciones aisladas; siempre en tercer lugar, después de la abstinencia y la fidelidad; una propuesta que asume, por lo tanto, que los otros dos medios son mejores y más efectivos, y que recurre al condón cuando los dos primeros puntos han sido rechazados, en un ejemplo de lo que se conoce en Moral como teoría del mal menor, que, por cierto, ha dado estupendos resultados científicos en países como Uganda y Kenia donde, gracias a la aplicación de la estrategia, se han reducido los contagios.Hay que insistir en que el Papa habla del ámbito secular. Desde el punto de vista de la doctrina católica la cuestión principal es previa. No se trata de si para alguien que se prostituye es pecado o no el uso del preservativo, sino de que un católico no debe prostituirse. Ahora bien, pensemos, desde ese punto de vista secular, en alguien infectado con el virus del sida que, por seguir con el ejemplo, ejerce la prostitución. Una vez que la situación ideal no se ha dado, y que nos encontramos con una conducta de riesgo, ¿es mejor intentar reducirlo mediante el uso del preservativo o no usarlo y exponer así a una mayor probabilidad de contagio a las personas con quien se tienen las relaciones sexuales?
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