domingo, 21 de junio de 2009

Almuerzo con un socialista


El otro día, por razones de trabajo, tuve la ocasión de comer con un socialista de la vieja guardia felipista. Fue Secretario de Estado en el Gobierno de Felipe González y, por tanto, ligado a aquella forma de hacer política que tantos amnésicos añoran, olvidando lo que aquél Gobierno causó. Eso no le impide, según dicen, ser muy amigo de un relevante ministro del Gobierno actual. Omitiré su nombre, por razones obvias.

La comida fue provechosa como fuente de material para el blog. Lanzó afilados dardos contra ZP y su forma de hacer política que apunté en mi cuaderno a medida que hablaba como si fuera un vulgar reportero para la crónica del periódico. Tan sonoras eran las críticas que en algún momento pensé que estábamos antes Jiménez Losantos disfrazado de socialista.

Empezó sentando las bases del pensamiento socialista moderno: "Lo más importante en este mundo es el dinero".


Otras cosas que dijo fueron las siguientes:

“El nombramiento de Sinde como ministra de Cultura se le ocurrió una hora antes de anunciarlo”

“Zapatero empieza a ser una carga para la economía de "este país" (lo entrecomillo, porque es la inequívoca forma progre de evitar la incómoda palabra España). Los empresarios ya no aguantan más y un político no puede tener a todos los empresarios en contra. Pero como de momento controla a Díaz Ferrán, que está pillado por el dinero de Aerolíneas, de momento no se mueve nadie. Es más, esto de Marsans es un escándalo. Kirchner le da dinero a Díaz Ferrán y a Pascual y a ella se lo da ZP a través de un crédito del ICO que nunca nadie devolverá.”

“La Igualdad es una filfa y estamos tirando el dinero. Intentar modificar la biología por Ley sólo se le ocurre a él”.

“Es un rencoroso”

“Nadie se fía de él”

“El plan de Vivienda es una gilipollez. Tenemos un gigantesco stock de viviendas y no se les ocurre otra cosa que seguir haciendo viviendas protegidas"


Es decir, nada nuevo que no lea uno en El Mundo. Pero raro en un socialista. Así está el socialismo patrio, entre "el acojono y el descojono". Y con ellos, los demás.

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