Como si estuviera endemoniado, El País suelta espumarajos por la boca. Las ediciones de este fin de semana son realmente increíbles. Es una mezcla de mentiras, de voluntarismo del fracaso de la derecha y, en definitiva, de confusión. Realmente me he divertido leyéndolo y es una gran fuente de inspiración para el blog. Proporciona material tan abundante que no tengo tiempo de glosarlo todo.
Pondré unas cuantas muestras que son representativas de lo nerviosos que están y de lo que les fastidia no haber encontrado "aguiluchos" entre las miles de banderas del sábado o el impecable y vibrante discurso de Rajoy.
Manuel Vicent en la contraportada.
"A algunos les gusta la comida muy recia, pero en política el fascismo es una ideología que lo impregna todo, como el ajo, cuyo sabor se apodera del plato hasta convertirlo en alimento sólo apto para los estómagos de antiguos arrieros, o en este caso, para fanáticos de extrema derecha. Han sido las minorías de la izquierda democrática y la derecha civilizada las que han sacado a este país de sus grandes atascos. El sentido común en España ha constituido siempre una empresa heroica y más ahora que el pensamiento testicular se ha apoderado de la vida pública. Muchos militantes del Partido Popular comienzan a sentirse avergonzados de los energúmenos de la propia casa; las gente de izquierda son diariamente vilipendiadas desde la caverna, pero a ciudadanos de esta clase se deben los momentos estelares de nuestra historia. De uno y otro lado, los moderados son los verdaderos héroes de España."
Resulta que los moderados de los dos lados son los héroes de España, pero sólo cita a los extremistas de un lado, los de derechas. Por otro lado, dice que los militantes del PP se avergüenzan de sus jefes. Qué raro porque ni el melifluo Gallardón faltó a la cita.
El editorial es fabuloso, critica todo de la manifestación de ayer: la utilización de la figura del aborrecido preso como instrumento para desgastar al Gobierno (en realidad es el Gobierno el que se ha desgastado solo con una decisión innecesaria, ¿o si?), la duda sobre las palabras de Rajoy " es hora de que hablen los españoles" (¿insinúa El País que Rajoy invoca algo distinto que la opinión de los españoles en las urnas?), la apropiación de símbolos (símbolos que nadie más parece querer usar en España, dado que en las manifestaciones a las que va el PSOE no se ven y no estaría mal que se vieran, la verdad), o el juicio de intenciones según el cual el Gobierno negocia con ETA. Sin embargo, reconoce que la desmesurada manifestación responde al cambio en la situación penitenciaria de De Juana, la cual "no se habría producido sin el chantaje de la huelga de hambre" (por fin reconoce El País que el Gobierno ha cedido al chantaje). Luego le pide a Rajoy que le tienda la mano al Gobierno, como si este hombre no se hubiera tragado ya varios sapos de entrevistas inútiles con el engañabobos de la Moncloa en las que no le ha dicho nada de qué es lo que hay que negociar.
Pradera en Aniversario ensuciado, dice que el PP "se echará a la calle haya o no atentados y asesinatos". Ya se ha olvidado Pradera del atentado de la T-4, a pesar del cual, se cede al chantaje de De Juana y de ETA.
En la columna de Santos Juliá, ilustrada con una foto de la concentración de hace diez días frente al Ministerio del Interior donde aparece una bandera con el águila, que intenta confundir al lectos con la manifestación de ayer, la derecha se ha echado al monte y boicotea al Gobierno. ¡Pobre Gobierno!, con esta oposición no se puede ir a ningún sitio. Entre críticas veladas al Gobierno por su falta de claridad, agita el espantajo de una victoria de una derecha que se ha echado al monte:
" La pérdida de dirección siempre acaba en un declive de autoridad y de poder: es difícil mantener el poder cuando se pierde la dirección. Y lo que ahora resienten no pocos ciudadanos, que perciben con lógica preocupación la creciente agresividad de una derecha arrastrada por su ala extrema, es que el Gobierno ha perdido la dirección y ofrece, moral y políticamente desguarnecido, todos los flancos del mundo al ataque de su adversario. Nadie cuenta con una explicación razonable del camino recorrido hasta el atentado de Barajas; no se sabe por qué razones se mantienen todavía las referencias a la "paz" y al "proceso"; no se acaba de saber, pues el Gobierno lo ha explicado de manera contradictoria, como siempre que se intenta explicar un mal menor, por qué De Juana se ha beneficiado de un cambio en su situación penitenciaria.
Si a todo esto se añade que en otros ámbitos de Gobierno no es precisamente la claridad lo que reluce, ya se comprende que esta derecha se haya tirado al monte y muestre su peor faz y sus más detestables maneras: sería suicida esperar que, por mostrarlas, provocará de manera mecánica una reacción de apoyo al Gobierno. Tal como se han puesto las cosas, o el Gobierno recupera la iniciativa o del río que con tanta fruición revuelve el PP no resultará más que todos perdedores y un solo pescador ganancioso."
Si a todo esto se añade que en otros ámbitos de Gobierno no es precisamente la claridad lo que reluce, ya se comprende que esta derecha se haya tirado al monte y muestre su peor faz y sus más detestables maneras: sería suicida esperar que, por mostrarlas, provocará de manera mecánica una reacción de apoyo al Gobierno. Tal como se han puesto las cosas, o el Gobierno recupera la iniciativa o del río que con tanta fruición revuelve el PP no resultará más que todos perdedores y un solo pescador ganancioso."
Un tal Cantalapiedra en las páginas de Madrid, miente descaradamente en una pieza pseudoliteraria: "Ingrid se impresionó al observar en televisión la agresividad de algunos manifestantes de Madrid, los insultos, las amenazas, las banderas con gallina. Dijo dulcemente: "Tienen mucho odio en la mirada. Me dan miedo". En ese momento llegó Sam de la siesta y se puso al piano. Humphrey susurró: "Tócala otra vez, Sam".
Por lo menos El País publicaba el artículo de Vargas Llosa sobre J.F. Revel. Este sí merecía la pena. A este paso me voy a suscribir a El País.
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