Está visto que todo vuelve. Las propuestas de Miguel Sebastián que traía hoy la prensa de poner las oficinas a 26 grados en verano y a 20 grados en invierno son realmente innovadoras. Porque nuevo va a ser estar sudando en la oficina en verano y con la nariz fría, bufanda y chaleco de lana en invierno.
Esta idea de estar en la oficina con bufanda me ha recordado a las películas que ponían en la televisión cuando yo era niño en las que se veía a un Fernán Gómez o un Pepe Isbert en una oficina desvencijada con su bufanda para protegerse del frío que la autárquica política económica de Franco no era capaz de combatir. Es el progreso. El mismo progreso que en los años 50 movía a la España subdesarrollada a trabajar sin tregua em pluriempleos de ínfima productividad y que en la España de Zapatero hace que los mileuristas malvivan sin posibilidad de pluriempleo y congelados en las oficinas a mayor gloria del sr. Sebastián.
¿Qué nos diferencia de aquella época? Pues que ahora no están ni Berlanga ni Fernán Gómez con su mordacidad para contarnos la ridiculez de esta época en la que vivimos.
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