miércoles, 11 de febrero de 2009
La escopeta nacional
Berlanga relató con un gran sentido del humor aquella España postfranquista de la transición en la que un empresario, genialmente interpretado por Saza, buscaba los favores del político de turno para conseguir torcer una regulación en su favor. Berlanga ya intuyó que son los empresarios los primeros que se enteran a quién tienen que adular o "engrasar" para conseguir sus fines comerciales. Y en democracia, más. Y en un país socialista, como España, más todavía. Con los ingentes recursos que maneja el Estado, los empresarios lo único que tienen que hacer es "cuidar" al regulador, sobornar al político.
Hoy, febrero de 2009, la escopeta nacional está de actualidad por doble partida: la "influencia" de los empresarios sobre los políticos y la escandalosa connivencia de poder judicial y ejecutivo representada en la noticia de Garzón y Bermejo cenando juntos en una cacería en Andalucía el pasado fin de semana. Mientras Garzón cazaba, unos presuntos delincuentes se pasaban el fin de semana en prisión esperando al señorito. Este ayuntamiento, el de Bermejo y Garzón no nos retrotrae en realidad a la transición, sino al franquismo puro y duro. Aquellos tiempos en los que el interés del Generalísimo estaba por encima de cualquier ley. Hoy es Zapatero, con su fiel Rubalcaba el que está por encima de la ley y el que utiliza esos ingentes recursos en su favor y en contra de su oponente.
Guerra anunció que Maquiavelo había muerto y hoy ya podemos decir que está bien enterrado.
Está bien Pedro J. en su píldora diaria.
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