lunes, 15 de febrero de 2010

Up in the air



Ryan Bingham es un tipo que se pasa la vida viajando. Trabaja para la CTC (Career Transition Corporation), una empresa que despide a trabajadores de otras empresas, con un método que asegura una transición a otro estadío en la carrera profesional. todo por el bien del trabajador. Bingham es uno de los destacados empleados de esa empresa. Despide a cientos de trabajadores cada año y para ello, se tiene que desplazar de un lado a otro de Estados Unidos. De media viaja 320 días al año. Su existencia no es más que una sucesión de escalas en aeropuertos y noches en hoteles iguales.

Su filosofía de vida, plasmada en una serie de charlas es que en la "mochila" no se debe llevar nada. Ni objetos, ni relaciones personales. Todo eso es una pesada carga para los hombros de nuestra existencia. Bingham refleja a la perfección esa filosofía. Su casa de Omaha no es más que un local donde cambiar de ropa. No tiene ni muebles propios ni siquiera un cepillo de dientes. Tampoco tiene mujer ni hijos, ni casi se relaciona con sus hermanas. Tan sólo relaciones esporádicas, como la que tiene con Alex Goran, una mujer a la que conoce en un hotel y que lleva una vida parecida a la suya.

La vida de Bingham cambia cuando la empresa decide cambiar el método de trabajo e implanta una solución de videoconferencia para despedir a los empleados de sus clientes. Ya no hará falta desplazarse de una ciudad a otra del país. Es el final de Bingham. Estar siempre en Omaha y renunciar a su sueño de conseguir diez millones de millas de American Airlines y ser uno de los siete viajeros que lo han conseguido. Entonces, Bingham hace una gira con la inventora del método de despido remoto, enseñándole los rudimentos del arte de despedir a otros. La historia termina de una forma amarga y triste, aunque coherente con los personajes inmaduros y egoístas que se presentan en la película.

Es una película sobre la soledad del ejecutivo que sólo se dedica a su trabajo, sobre la impersonalidad de las relaciones personales en el mundo de hoy, especialmente en EE.UU. Es una película sobre la vacuidad del mundo de consumo. La meta de conseguir millones de millas de AA no pasa de ser una anotación en una base de datos y el reconocimiento por parte de la aerolínea, consistente en una entrevista con el piloto jefe, es un momento patético. Tanto sacrificarse para hablar con un tipo con el que no tienes nada que decirte. La conexión con su amante se hace mediante la comparación de las innumerables tarjetas de fidelización que ambos poseen o el comentario de las características de los servicios de hoteles, compañías de alquiler de coches y demás empresas de servicios.

Bingham no es más que un pasatiempo para su amante y se da cuenta de que no es tan bueno tener la mochila vacía, que hay algo en los sentimientos, en la relación con las personas. Pero cuando lo descubre es tarde. No hay vuelta atrás, no es capaz de empezar una vida de nuevo.

Además, es una buena reflexión sobre el despido. Las personas no son más que números en la nómina de las empresas y sus jefes no tienen ni siquiera la dignidad de comunicarles el despido. Todo se subcontrata, hasta el momento más importante en la vida laboral de la persona. Todo es impersonal. Siempre he pensado la responsabilidad que tienen las empresas con el despido. Y no por evitarlo, pues el despido puede ser aconsejable por muchas circunstancias, no sólo económicas. Sin embargo, creo que en una empresa bien gestionada, todos los individuos en una posición gerencial deben ser capaces de conocer a las personas bajo su mando, de orientarlas en sus carreras profesionales, de avisarlas cuando ven un cierto descenso en el rendimiento y de reflexionar con ellas sobre el futuro.

Me gustó la película, aunque no es una película redonda. Tiene algunos altibajos y los personajes no son redondos. Los dos actores principales están bien y está impecablemente bien realizada. A mí que soy aficionado a la fotografía me han gustado las fotografías aéreas de las ciudades y campos de EE.UU. Recomendable.

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