jueves, 14 de junio de 2007

La Vanguardia




Ayer, siguiendo mi recién adquirida costumbre de leer cuanto periódico cae en mis manos, leí La Vanguardia. Entre todo lo que leí lo que más me llamó la atención fue un artículo de un tal Salvador Cardús i Ros llamado ¡Qué alivio!

La tesis que defiende en un siniestro e indigno artículo es que la gente del PP respira aliviada tras el fin de la tregua de ETA, porque así justifica su existencia. No puedo copiar el artículo entero, ni hay acceso nada más que por suscripción, pero copio algunos párrafos que ilustran el pelaje del personaje:

"El proceso de paz abierto en el País Vasco con el anuncio de un alto el fuego permanente por parte de ETA en marzo de 2006 ha supuesto un verdadero lastre para la política española hasta la semana pasada cuando, de manera formal, llegó a su fin. ¡Qué alivio!... La realidad es ésta: la política española ha encontrado su acomodo dialéctico en la supervivencia de un par de enemigos, el terrorismo vasco y el nacionalismo catalán, y ahora no sabría pasar sin ellos.


Esto es cierto de manera diáfana para el Partido Popular. ...Pero el PP ha estado en contra del proceso de paz por razones más profundas, vinculadas tanto a su concepción unitarista de España como a su limitada cultura democrática. Para el PP, la lucha contra el terrorismo no es sólo una razonable cuestión de seguridad y orden público, sino un emblema de su rotundo compromiso con la unidad espiritual de la nación española. Sin el terrorismo de ETA en el País Vasco el alto compromiso patriótico del PP quedaría en algo retórico y evanescente , mientras que con él consigue toda su credibilidad. Asimismo, la cultura democrática limitada de los conservadores españoles les impide considerar la posibilidad de otro sujeto de soberanía nacional que no sea la nación española."

Es decir, que el PP no puede sobrevivir en su esencia sin los terroristas y además pensar que la nación española es el sujeto de la soberanía nacional es muestra de cultura democrática limitada.

"Una parte importante del PSOE se mordió la lengua en aras de la oportunidad de afianzarse en el poder. Pero los riesgos internos eran enormes. Por una parte, como se ha visto, porque el PP no se sumó para nada al proceso. Rodríguez Zapatero lo planteó muy mal desde el primer momento. Así, los poderes del Estado -incluidos los fácticos, como la Iglesia española o buena parte de los medios de comunicación- no estaban por la labor. Y el terrorismo debe tratarse como una cuestión de Estado y no de mero buen talante presidencial. Pero tampoco el PSOE estaba como para regalar un futuro proceso político abierto de emancipación nacional, por la vía que fuere, a la sociedad vasca.

...

De manera que, a Dios gracias, el final de la tregua y la vuelta de la amenaza terrorista ha aliviado a unos y a otros. Cierto que de distinta manera. No me cabe la menos duda de que al PP lehubiera convenido que la tensión por un inútil proceso de paz tan abierto como paralizado se prolongara hasta las elecciones generales. Ahora, el PP deberá inventar nuevas condiciones para mantener la tensión de la sospecha contra Zapatero, como es la pretensión de invalidar la representación de ANV, el partido que obtuvo democráticamente un notable apoyo popular. Ya les decía que la concepción de España de los conservadores no era ajena a una limitada cultura democrática."

Y así sigue el artículo de este tipejo en el diario otrora llamado La Vanguardia Española. Hace tiempo que se les cayó ese apellido, poco a poco se les va cayendo la dignidad y resbalan por la pendiente del odio. Con esta opinión publicada, los populares no tienen nada que hacer allí.

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