martes, 6 de enero de 2009

Palestinos

Esta mañana me he quedado estupefacto al ver la foto del Rey Gaspar en la cabalagata de Reyes de ayer en Madrid con un pañuelo palestino al cuello. Cómo no, el susodicho "rey" estaba interpretado por un concejal de Izquierda Unida.


Esta celebración de los Reyes Magos rememora el momento simbólico en el que la religión cristiana se abre a todos los pueblos del mundo que, representados por los tres sabios de Oriente, se postran ante el Salvador. Más allá de la paganización total de la fiesta dela Epifanía, que queda en un desfile que alguien el otro día comparaba con la cabalgata del orgullo gay, es indignante que se use este acto de la sociedad civil para hacer exhibir opiniones políticas, sean estas cuales sean.

Además, estas opiniones políticas no son unas cualesquiera, sino que son un apoyo descarado a un movimiento terrorista como Hamas, catalogado así por la UE. ¿Qué diríamos los españoles si un Santa Claus noruego se pusiera una bufanda con el logo de ETA? La izquierda occidental es la quinta columna del terrorismo islamista y antioccidental para minar las bases de nuestra sociedad. Con el Gobierno español a la cabeza.

Por suerte, sigue habiendo algunas y escasas voces en la prensa que defienden a Israel y su derecho a defenderse. David Gistau y Anson me han sorprendido hoy en El Mundo. De la columna de Gistau:

La chicharra progresista gusta de ver la entrada de Israel en Gaza como la de William Munny en la taberna de Big Whiskey: «Quien quiera vivir, que salga». Al pistolero encarnado por Clint Eastwood, después de descerrajar un tiro al tabernero, le reprocharon que hubiera disparado a un hombre desarmado: «Debió armarse cuando decidió decorar su taberna con el cadáver de mi amigo».La chicharra progresista gusta de ver la entrada de Israel en Gaza como la de William Munny en la taberna de Big Whiskey: «Quien quiera vivir, que salga». Al pistolero encarnado por Clint Eastwood, después de descerrajar un tiro al tabernero, le reprocharon que hubiera disparado a un hombre desarmado: «Debió armarse cuando decidió decorar su taberna con el cadáver de mi amigo».

Hamas no olvidó armarse, en la medida en que se lo permitió el bloqueo, cuando decidió granizar con misiles el sur de la nación cuya extinción anhela. Y, aun así, los motivos por los que Israel entró en la taberna no están claros para los custodios de la conciencia colectiva. No lo están porque la ocultación de los mismos es necesaria para atribuir a Israel una conducta psicópata, de maldad pura, de cartel de Wanted: «¿Es usted el William Munny de Misuri que mató a mujeres y niños porque sí?». Y si los motivos afloran, si de pronto se hace inevitable discutir sobre ellos, entonces hay que reducir su importancia para que no sirvan de coartada a un comportamiento irracional. O «desproporcionado», que ése es el término oficial. Es entonces cuando los misiles Qassam pasan a ser mercancía de una tienda de artículos de broma, inofensivos como el corcho de una escopeta de barraca de feria que por supuesto matan mal: los judíos de la ciudad de Sderot que disponen, cuando suenan las sirenas, de quince segundos para alcanzar el refugio son tan tontos que no se dan cuenta de que su manía de intentar sobrevivir deslegitima en términos morales la campaña de Israel contra unos bombarderos para los cuales la población civil no es daño colateral, sino objetivo.

El presidente Zetapé se pronunció ayer sobre el incendio en Oriente Próximo. Más allá de esa ingenuidad cursi según la cual la palabra «democracia» es el abracadabra que funde en un abrazo a cualquier enemigo milenario, dijo que la respuesta militar no es «el camino a la paz». Así pues, por paz entiende la resignación a vivir sin protestar ni actuar bajo los misiles, sobre todo cuando éstos no arruinan el postre del televidente europeo porque son omitidos por los cauces de información occidentales: ¿sabía la mayoría de la opinión pública europea que estaban cayendo antes del ataque israelí? ¿Les habría importado? ¿Les importa que, para arrastrar conciencias hacia el ladoceja del maniqueísmo, se esté haciendo pasar por imágenes de un bombardeo israelí las que corresponden a la explosión accidental de un Qassam en un mercado de Gaza?

Zetapé también dijo que es necesaria la intervención de un «mecanismo internacional» que estabilice la zona. La pregunta obligada es: ¿por qué ahora, y no hace dos meses, cuando era la población israelí la agredida? Que sea el ataque a Gaza lo que comprometa a los mismos gobiernos que se inhibieron cuando sonaban sirenas en Sderot es una forma de reconocer que había que entrar en la taberna.

.Y más sorprendente es que El País publique un artículo a favor de Israel. Es de André Glucksmann:

Es obligatorio destacar la palabra que triunfa y cimienta un tercer tipo de incondicionalidad, que condena urbi et orbi la actuación de Jerusalén por considerarla "desproporcionada". A las imágenes de Gaza bajo las bombas se añade, por consenso universal e inmediato, el subtítulo de que Israel actúa de manera desproporcionada. A veces, los reportajes y comentarios añaden palabras como "matanzas" y "guerra total". Afortunadamente, hasta ahora se ha evitado el vocablo "genocidio".

...

¿Cuál es la proporción justa que hay que respetar para que Israel cuente con unas opiniones favorables? ¿Que el Ejército israelí no utilice su superioridad técnica y se limite a emplear las mismas armas que Hamás, es decir, la guerra de los imprecisos misiles Grad, las piedras, la estrategia de los atentados suicidas a discreción, las bombas humanas y la selección deliberada de las poblaciones civiles como objetivos? O, mejor aún, ¿convendría que Israel espere pacientemente a que Hamás, gracias a Irán y Siria, "equilibre" su potencia de fuego?

A no ser que se trate de equilibrar no sólo los medios militares, sino los fines que se persiguen. Ya que Hamás -en contra de la Autoridad Palestina- se obstina en no reconocer el derecho de existir del Estado judío y sueña con la aniquilación de sus ciudadanos, ¿querríamos que Israel imite ese radicalismo y proceda a una gigantesca limpieza étnica? ¿De verdad queremos que Israel refleje "de forma proporcional" los deseos exterminadores de Hamás?

Y Fernando Iwasaki en ABC:

Deploro y condeno los bombardeos sobre la población civil palestina, pero también condeno y deploro los incesantes ataques de Hamás y Hezbolá sobre la población israelí. La rutina es usualmente la misma: los palestinos atacan con medios precarios y las desgracias que infligen pasan desapercibidas. Sin embargo, cuando al cabo de meses de ataques Israel responde con toda su potencia militar, la repulsa mundial es unánime.

Algunos de los bloggers que frecuento también defienden a Israel:

Capitán Trueno

Desde el exilio,

El rincón de la libertad,

Etimologías,

Fábregas

Seguiremos atentos a otras opiniones sobre la evolución de los acontecimientos en Gaza con la esperanza de que Israel nos haga el trabajo sucio a los occidentales, parando a los terroristas.

1 comentario:

Cami dijo...

Entra en la web de Pilar Rahola, te sorprederas, de como evoluciona la gente y que sigue existiendo gente de izquierdas e incluso separatista, honesta y honrada intelectualmente, y no abunda...