La semana pasada, Zapatero anunciaba la eliminación de la desgravación de vivienda para las rentas superiores a 24.000 euros al año que luego ha quedado en nada. Según el Gobierno, se trataba de acelerar la compra de viviendas antes del año 2011, cuando ya nadie que comprara una casa pudiera desgravar.
Es una de las pocas medidas que me parece bien, a cambio de que bajen los tipos impositivos, claro. Si no, es una subida de impuestos en toda regla. Siempre he mantenido, desde hace muchos años, que el Estado debe de ser neutral ante los comportamientos económicos de los ciudadanos para no alterar los mercados. Es indudable que la desgravación por vivienda generó una demanda artificial que ha contribuido en parte a la burbuja inmobiliaria que hemos sufrido. Además, ha empobrecido a los miles de españoles que empeñaron parte de su riqueza (o toda ella) en la compra de unos pisos caros y malos que dentro de poco valdrán bastante menos.
Pues bien, doña Esperanza, de qué se trata que me opongo, tan liberal ella, ha anunciado hoy que ella aumenta la desgravación por vivienda en el tramo autonómico. Pura propaganda, claro, porque la desgravación será de 90 euros y eso, como se dice vulgarmente, no mueve el "amperímetro", no va a cambiar el comportamiento de la gente en su decisión de comprar una vivienda. Pero lo que no es, desde luego, es liberal.
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