Francisco Cabrillo escribe un buen artículo hoy en Expansión sobre la decisión del G-20 de darle al FMI más liquidez:
La idea de que poner dinero sin límites a disposición de los bancos y otros intermediarios financieros garantiza un crecimiento estable en los momentos de expansión y permite salir más fácilmente de una recesión en los momentos de crisis es una idea que goza de gran aceptación en todo el mundo, a pesar de que los datos muestran lo peligrosa que puede llegar a ser una política de esta naturaleza. Lo grave no es que los empresarios o los inversores en los mercados de renta variable exijan poder financiarse a precios muy bajos; sino que los gobiernos o los bancos centrales piensen lo mismo. No suele ser una buena idea buscar chivos expiatorios cuando las cosas van mal. Pero, si tuviéramos que sugerir el nombre de un culpable, el nombre más citado sería el de Alan Greenspan. No se trata de que el anterior presidente de la Reserva Federal adoptara una decisión incorrecta en un momento concreto. el problema es que su idea de que una política monetaria expansiva discrecional, si es gestionada con habilidad, es una fuente de estabilidad es un error muy grave. No cabe duda de que poniendo a disposición del mercado liquidez prácticamente ilimitada se consiguieron evitar pánicos bursátiles en varias ocasiones difíciles para la economía norteamericana, la más importante de las cuales fue el atentado de las Torres Gemelas de NY. Pero el resultado final de esta política ha sido demoledor. El tipo de interés es un precio que mide la escasez de capital y no el coste de prescindir de la liquidez, como afirmaba Keynes. Y cuando se distorsiona este precio hay que esperar que los agentes económicos -tanto las empresas como las economías domésticas- realicen inversiones insostenibles en el largo plazo. Esto es lo que ha sucedido en los últimos años. Y la cura de estos excesos va a ser dolorosa. Pensar que todo se arregla inyectando más liquidez; es decir, aumentando la dosis de droga que produjo la enfermedad, es simplemente una irresponsabilidad.
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