sábado, 23 de junio de 2007

Desproporcionado


Buscaba desesperadamente un tema para bloggear esta noche. No quería hace otra referencia al fútbol pues ni me va ni me viene que el Sevilla o el Getafe ganen la Copa del Rey. Abro elmundo.es y me topo con este titular, malicioso sin duda, que me da pie a una entradita sobre uno de los temas de moda:




Dice cosas como:


En opinión de Al Gore, rebatiendo a sus críticos, "no se puede hablar de ciclo, como hacen algunos escépticos, ya que tenemos en esta época los niveles más altos de CO2 de los últimos 1.000 años".


¿Quién medía los niveles de CO2 hace mil años? Es asombroso lo que dice este gran contaminador de la atmósfera y de las mentes. Es decir, que la certeza de la muerte de más de 2.000 personas y la destrucción de una parte de la ciudad es comparable con la hipotética catástrofe del calentamiento global por causas humanas. Estos nuevos sacerdotes no tienen límite.


Debe ser un gran negocio este del cambio climático para el señor Gore. Seguro que cobra un dineral por cada conferencia-ritual que da. Me gusta más, sin embargo, el punto de vista del presidente de la República Checa, Vaclav Klaus que escribía el otro día en el Financial Times un artículo criticando a estos agoreros y sus propuestas. Cómo me gustaría tener un presidente que dice lo que piensa sin miedo al qué dirán. ¿Alguien se imagina a cualquier socalista español del PSOE o del PP diciendo cosas como estas? ¿Y a un "liberal" como Sarkozy?


Copio la versión española.



“Lo que está en riesgo no es el clima sino la libertad
Por Vaclav Klaus, Publicado: 14 de junio de 2007


Estamos viviendo tiempos extraños. Un invierno excepcionalmente caliente es suficiente - independiente del hecho de que en el curso del siglo XX la temperatura global haya aumentado solamente un 0.6 por ciento - para que los ecologistas y sus seguidores sugieran medidas radicales para hacer algo sobre el clima, y para hacerlo justo ahora.
En el último año, la película (también llamada "documental") de Al Gore se ha proyectado en los cines por todo el mundo, se ha publicado el informe británico Stern –y más o menos de Tony Blair -, se ha publicado el cuarto informe del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y el G8 anunció medidas ambiciosas para hacer algo respecto al tiempo. La gente racional y amante de la libertad debe responder. Los dictados de la corrección política son estrictos y se nos impone, no por primera vez en la historia de la humanidad, una única verdad permitida. Todo lo demás es denunciado.
El autor Michael Crichton lo indicó claramente: "el reto más grande al que se enfrenta la humanidad es la distinción de la realidad sobre la fantasía, la verdad sobre la propaganda". Yo siento lo mismo, porque la histeria sobre el calentamiento global se ha convertido en un ejemplo típico del problema de la verdad contra la propaganda. Oponerse a la verdad "establecida" requiere valor, aunque mucha gente - incluyendo reputados científicos - vean el cambio climático de forma completamente diferente. Protestan contra la arrogancia de los que abogan por la hipótesis del calentamiento global y lo relacionan con las actividades humanas.
Como alguien que vivió bajo comunismo durante la mayor parte de su vida, me siento obligado a decir que ahora la amenaza más grande a la libertad, a la democracia, a la economía de mercado y a la prosperidad no es el comunismo, sino el ecologismo ambicioso. Esta ideología desea sustituir la evolución libre y espontánea de la humanidad por una especie de planeamiento central (ahora global).
Los ecologistas exigen la acción política inmediata porque no creen en el impacto positivo a largo plazo del desarrollo económico e ignoran el progreso tecnológico que las generaciones futuras indudablemente gozarán, y el hecho probado de que cuanto más rica es una sociedad, más alta es la calidad de su medio ambiente. Son pesimistas Malthusianos.
Los científicos deben ayudarnos y tener en consideración los efectos políticos de sus opiniones científicas. Tienen la obligación de declarar sus valoraciones y asunciones políticas y cuánto estas han afectado a su selección e interpretación de la evidencia científica.
¿Tiene sentido hablar sobre el calentamiento de la Tierra cuando lo vemos en el contexto de la evolución de nuestro planeta sobre centenares de millones de años? En la escuela enseñan a los niños sobre las variaciones de la temperatura, sobre las edades de hielo, sobre clima mucho más cálidos en las edades medias. Todos nosotros hemos notado estas variaciones de la temperatura incluso durante el curso de nuestra propia vida (en ambas direcciones).
Debido a los avances de la tecnología, al aumento de la riqueza disponible, a la racionalidad de las instituciones y a la capacidad de los países de organizarse por sí mismos, la adaptabilidad de la sociedad humana se ha incrementado radicalmente. Esta continuará aumentando y solucionará cualquier consecuencia potencial de los cambios suaves del clima.
Coincido con el profesor Richard Lindzen del Instituto de Tecnología de Massachusetts, cuando dice: “las generaciones futuras se asombrarán y preguntarán perplejas cómo al mundo desarrollado de principios del siglo XXI le entró un pánico histérico sobre el calentamiento global a partir del promedio de la temperatura de algunos décimas de grado, y, en base a burdas exageraciones de elevadamente inciertas proyecciones informáticas, combinadas con inverosímiles reacciones en cadena, procedieron a un retroceso de la edad industrial".
El aspecto del calentamiento global tiene más de ciencias sociales que de ciencias naturales, y más sobre el hombre y su libertad que sobre cambios de décimas de un grado centígrado en la temperatura media global.
Como testigo del debate global alrededor del cambio climático, sugiero lo siguiente:
Pequeños cambios del clima no exigen medidas restrictivas de gran envergadura.
Debe evitarse cualquier supresión de la libertad y de la democracia.
En lugar de organizar a la gente desde arriba, permitidnos que cada uno viva como cada uno desea.
Resistámonos a la politización de la ciencia y opongámonos al término "consenso científico", que siempre se alcanza por una minoría ruidosa, en lugar de por una mayoría silenciosa
En vez del discurso sobre "el medio ambiente", estemos atentos a él en nuestro comportamiento personal.
Seamos humildes y confiemos en la evolución espontánea de la sociedad humana. Confiemos en su racionalidad y no intentemos retrasarla o dirigirla en otra dirección.
No nos asustemos con pronósticos catastróficos, o los utilicemos para defender y para promover irracionales intervenciones en las vidas humanas.”


Mientras, nuestro particular bobo solemne, proponiendo 170 medidas urgentes contra el calentamiento global. Nada menos que 170 y todas urgentes. Penoso.

2 comentarios:

Cami dijo...

Creo que no nos debe seguir preocupando la repercusión de la propaganda "progre" sobre el cambio climático, ahora que se ha publicado oficialmente que China contamina más que USA.
Estoy convencido y apuesto 3 a 1, que ahora que el obejtivo y el enemigo a batir ya no es USA, sino China, cada vez se oiran menos aullidos...¿quién va a clamar contra el derecho del 3er mundo y más si son dictaduras a progresar?

Acaso no se han acallado las voces de los "progres pacifistas", ahora que nuestros soldados ya no mueren en accidentes áereos, sino en la guerra de Afganistan o en el Libano..

Pues eso no hay nada como que cambie el viento...

Mchabu dijo...

No te equivoques, Cami. Lo del cambio climático es una estratagema de los países desarrollados para que los países subdesarrollados no progresen. Se les ponen barreras al desarrollo para que no amenacen nuestro bienestar con sus contaminantes fábricas de bajo coste.

Es lo mismo que se intenta con los estándares y normativas mil que los países desarrollados imponen a los productos importados. Son barreras al comercio.