viernes, 11 de enero de 2008

Coherencia

El grupo Prisa está mal, muy mal. Si hace dos días El País insinuaba torturas en las lesiones que ha sufrido el etarra Portu y que le han tenido ingresado dos días en el hospital:

La primera versión señalaba que las lesiones de Igor Portu se produjeron en el momento de introducirlo en el vehículo policial. Posteriormente se dijo que el presunto terrorista había opuesto resistencia en el momento de la detención, que habría tratado de huir y que eso hizo necesario el empleo de la fuerza para reducirlo. Pero el parte médico es difícilmente compatible con esa descripción. También habría que precisar la secuencia horaria de los hechos. En concreto, cuándo y cómo se informó al juez del Olmo de la dureza del arresto y cuánto tiempo transcurrió entre esta comunicación y el examen del forense al detenido, que aconsejó su traslado al hospital.

A ningún dirigente se le puede ocultar la dimensión política de este caso actualmente. Es en momentos como éste cuando más nítida debería quedar la diferencia entre los demócratas y los asesinos. La idea según la cual los malos tratos y la tortura son un mal inevitable cuando se trata de terrorismo no sólo es inaceptable moralmente sino un error confirmado por la experiencia. Nada favorece tanto la reproducción generacional del terrorismo como la imitación por parte del Estado de sus comportamientos.


Sin embargo, hoy Iñaki Gabilondo se pregunta por qué hemos caído en la lógica etarra. Pues que él o Cebrián nos lo expliquen.

Ver aquí el vídeo de la opinión de Gabilondo.

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