Creíamos que no estaban haciendo nada, pero nos habíamos equivocado. Tres meses después de las elecciones del 9 de marzo, la ministra de Igualdad (igual dá, he oído decir a algún malintencionado) ha desvelado uno de los grandes avances sociales que van a cambiar nuestro modo de vida y que, sin duda, van a contribuir a una mejor convivencia entre hombres y mujeres.
Aído ha anunciado un teléfono donde los hombres puedan "canalizar su agresividad". Tres meses de cuidadosa planificación, y de diseño esmerado han producido una de las grandes decisiones políticas de nuestra época. Los libros de Historia se referirán al día de hoy no por la huelga de transportes, por el alza de los tipos de interés o por la bomba de ETA contra el periódico El Correo, sino por esta decisión.
En el vídeo de El País, la ministra dice: "contribuir con políticas preventivas a otro modelo de masculinidad, desde el que establecer las relaciones de pareja sobre unas nuevas referencias. La implicación y el compromiso de los hombres en esta lucha es imprescindible".
Supongo que el citado teléfono estará atendido por hombres, pues cualquier improperio de un hombre cabreado dirigido a una mujer podría ser considerado violencia, y por tanto, grave delito de violencia de género.
¿Tendrá el nuevo teléfono un sistema de direccionamiento de llamadas automático? Podría ser algo así como: Si usted quiere acuchillar a su mujer, pulse 1, si sólo le quiere pegar una paliza, pulse 2 y así. Si no fuera trágico, sería lo más cómico que habríamos visto en tiempos. Esta legislatura promete.
Impresionante este fragmento de la intervención de la ministra en el que habla de "miembros y miembras".
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