domingo, 9 de mayo de 2010
En tierra hostil
La oscarizada película de este año narra la vida de una unidad de artificieros del ejército norteamericano en Iraq. El sargento William James se hace cargo de la unidad de artificieros después de que su predecesor haya muerto en una explosión. El día a día de un artificiero no es como el del resto de los militares en combate. Su riesgo es que estalle la bomba que pretende desactivar o que le tirotee un francotirador. James se juega la vida de una forma aparentemente alocada e inconsciente, poniendo en peligro la vida de sus dos compañeros de unidad.
Pese a ser una película de guerra, En tierra hostil carece prácticamente de tiroteos y la emoción la transmite a través de la tensión que se respira en cada uno de los episodios de desactivación que protegoniza William James. La película trata dos temas interesantes. Por un lado, la relación entre los miembros de la unidad, que se desmorona poco a poco por la imprudente actitud de su jefe hasta que en un momento dado, un episodio de combate en el desierto cambia su relación y se fortalece como equipo. Pero el verdadero tema es la adicción que la guerra genera en William James y su contraposición con la tranquila vida familiar cuando regresa a su casa con su familia. Le genera más estrés elegir una caja de cereales en el supermercado que desactivar una bomba. Y es que la guerra es una droga, una descarga de adrenalina que no todos pueden aguantar, pero que una vez probada parece que genera dependencia. Esa es la tesis de la película, ya adelantada en los títulos iniciales en una cita del corresponsal de guerra, Chris Hedges: "El ímpetu de la batalla es una potente y muy a menudo letal adicción. La guerra es una droga".
Rodada en estilo documental, con cámara al hombro, imagen quemada y fría, Kathryn Bigelow transmite al espectador toda la tensión que vive el ejército norteamericano en Iraq. Sin heroicidades gratuitas, mostrando las secuelas que la guerra deja en los soldados y su angustia por terminar la misión.
No sé si merecía los cinco oscars que le concedieron, pero es claramente mejor película que Avatar.
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