viernes, 7 de mayo de 2010
La noche de los tiempos (II)
Ignacio Abel, el desengañado socialista, ya a salvo en Estados Unidos, se reencuentra con su amante norteamericana, romántica amante de la República española y dispuesta a ir a España a luchar en la guerra con los milicianos. Abel intenta convencerla de que no vaya a España y que se quede con él, pues tampoco el bando republicano es merecedor de apoyo alguno:
No hay nada que puedas o debas hacer. Tienes la suerte de que no sea tu país. Olvídate de e´l, tú que puedes. En Abisinia ha habido muchos más muertos que en España y ni a ti ni a mí nos han quitado el sueño. Ni a las democracias ni a la Sociedad de Naciones. Hitler quiere expulsar de Alemania a todos los judíos y ha encerrado en campos a los socialdemócratas y a los comunistas y no ha habido ni una sola protesta internacional. ¿Se va a escandalizar alguien porque ahora le ayude a Franco en España? En Rusia se mueren de hambre por millones y no le importa a nadie, y todas las personas generosas y amantes de la justicia se emocionan con la propaganda soviética. Tampoco es tan difícil. Con excepciones, el mundo entero es un lugar espantoso, y lo más normal es el sufrimiento y el crimen. ... Adelante. Igual cuando consigáis llegar a España aún no se ha hundido la República. Os recibirán con pancartas y bandas de música. Os llevarán a hacer turismo por algún frente tranquilo. En Madrid os darán un banquete y un baile en el palacio de la Alianza de Intelectuales. La comida que os sirvan en este banquete será mucho mejor y más abundante que el rancho que les dan a los soldados en el frente, si es que hay camiones para llevarles el rancho, o si hay gasolina para esos camiones, porque puede ser que falte para ellos y la estén gastando en desfiles o en llevar gente al matadero. Alberti y toda su banda de poetas con monos azules bien planchados os recitarán kilómetros de versos. Os llevarán a una corrida y a un tablao flamenco. Os harán fotos y saldréis en los periódicos. Os presentarán como una prueba más de que en todo el mundo crece la simpatía por la lucha del pueblo español contra el fascismo. A continuación os pondrán en la frontera y podréis volver a vuestro país con la conciencia tranquila y con la alegría de haber viviso una aventura peligrosa y exótica.
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