miércoles, 20 de febrero de 2008

Avión mejor que AVE


Hoy se ha inaugurado el servicio del AVE a Barcelona. Casualmente, hoy he viajado a Barcelona por el día. Voy a exponer mis razones por las que prefiero el avión al AVE para viajes como el de hoy.

Tengo calculado que desde que me levanto hasta que llego al centro de Barcelona se tardan no más de 3 horas. Tengo la suerte de vivir cerca de la salida de Madrid al aeropuerto y en una hora o menos estoy sacando mi tarjeta de embarque. A esas horas el embarque es inmediato, por lo que es llegar, facturar y montarse en el avión. Siempre puede haber imprevistos, pero últimamente el servicio de Iberia va bastante bien. A las 9 y media estaba en las oficinas de mi cliente en Barcelona. Es decir, 2 horas y 45 minutos después de haberme levantado a las 6:45.

En AVE, para llegar a las 9 y media a las estación de Sants, tendría que haber cogido el tren de las 6 y media, ya que ese tren para en Zaragoza, lo que hace que el trayecto dure casi tres horas. Es decir, que me tendría que haber levantado como poco a las 5:45 para llegar a la misma hora.

Otra razón es que ir y volver en el día a Barcelona supone pasar, como poco, 5 horas y 20 minutos de viaje. Sí, se puede trabajar mientras viajas, lo que es difícil en el avión. Sin embargo, son 5 horas y media sentado en la misma butaca, que es casi lo mismo que ir a Nueva York. Demasiado tiempo.

Otra razón, más moral que práctica, es que el tren está subvencionado por todos ya que el usuario no paga la inversión en infraestructura, mientras que el usuario del avión paga toda la infraestructura aeroportuaria y los costes de la navegación aérea. En general, me parece mal la subvención, pues suelen suponer transferencias de rentas de gente con pocos posibles a gentes con niveles de rentas más elevados o, directamente, a "free riders" (gente que se aprovecha del sistema sin pagar un duro).

Me ha gustado este artículo de Germà Bel en La Vanguardia

Bienvenido Míster Marshall GERMÀ BEL (Publicado en la Vanguardia, el 20 de febrero de 2008)
¿Recuerdan la película de Berlanga? Inicios de los 1950: Villar del Río se prepara para la llegada de los americanos, que traerán progreso material y oportunidades. El pueblo se engalana. Todo para, al final, ver pasar de largo la caravana de la prosperidad. Lo que queda en Villar del Río es el lavado de cara dado por sus propias gentes. Esta obra maestra del cine español evoca un tanto el frenesí y la expectativa generada con la llegada del AVE a Barcelona (y a cualquier sitio). No es que el AVE pase de largo de Barcelona (aunque tampoco estaría mal que llegase más allá). La similitud con la película es que, en la práctica, los efectos del AVE irán poco más allá de la reforma urbana en las zonas metropolitanas por donde ha entrado la vía, y las que se operen en el futuro en la Sagrera. Pero, en cuanto a movilidad ¿les parece exagerado afirmar que el AVE tendrá efectos muy pequeños? Veamos. Ahora entran en servicio 17 trenes –en cada sentido- para el servicio Barcelona-Madrid, lo que supondrá que cada día salgan 6.750 asientos desde Barcelona (algunos ocupados sólo hasta Lleida o Zaragoza). Si, como se dice, algún día se llega a 25 trenes serán 10.000 los asientos servidos desde Barcelona. Comparen esto con los 60.000 asientos que salen cada día del aeropuerto de El Prat hacia muchos destinos de España –además de Madrid-, y del resto del Mundo. O con los cientos de miles servidos cada día por Cercanías. ¿Complejo? Pues hay otra forma de plantearlo: Pregúntese qué pasaría si cerrasen el aeropuerto de El Prat durante un mes. ¿Y si cerrasen las cercanías? Uff! Y ahora ¿qué pasaría si cerrase el AVE durante un mes?: pues que necesitaríamos entre siete y nueve aviones más (volando varias veces al día, claro) entre Barcelona y Madrid. El AVE sirve una parte muy pequeña de la movilidad (ni siquiera la mayoría de los viajes a Madrid). Por eso, sus efectos sobre la economía y la sociedad son tan limitados. Lo han comprobado suficientemente en Ciudad Real y Puertollano, donde el AVE llegó hace 16 años, y ha servido mucho más para ir a Madrid que para recibir viajeros de Madrid. Al cabo, es para lo que está pensado. Claro que cuando uno cae en que el coste de la línea de AVE Madrid-Barcelona es más del doble que la inversión histórica en El Prat (ampliación actual incluida). Y si comparamos con la inversión histórica en cercanías, o con la no inversión en mercancías…Ya saben, los economistas somos gente triste que siempre pregunta “¿Cuánto cuesta?” y compara el coste con el beneficio (financiero o social, según el caso). Pero hoy procede un tono más positivo. Porque, esto sí, el AVE será fantástico para usuarios como el que firma, que viaja con cierta frecuencia al centro de Madrid, y reside y trabaja en el centro de Barcelona. Es puntual, se trabaja muy bien con el PC, usar el móvil… y los contribuyentes subvencionan una buena parte del coste. ¡Muchas gracias!

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