sábado, 16 de febrero de 2008
Quiero una pastilla roja
-Lo es, Neo, lo es. De qué otra manera describirías lo que te ha estado pasando? En este mundo estamos educados para aceptar sólo lo que es racional y lógico. ¿Alguna vez te has preguntado por qué? Cuando somos niños, no separamos lo posible de lo imposible y esa es la razón por la que liberar una mente como la tuya puede ser difícil.
-¿Liberarla… de qué?
-De Matrix. ¿Quieres saber qué es, Neo? Es como el sentimiento que has tenido toda tu vida. Esa impresión de que de vez en cuando algo no encaja en el mundo. No sabes qué es, pero está ahí, como una astilla en tu cabeza. Pero… ¿qué es? Matrix está en todas partes, también en esta habitación. Puedes verlo si miras por la ventana o en tu televisión. Lo sientes cuando vas al trabajo, a la iglesia o a pagar impuestos. Es el mundo que ha sido puesto delante de tus ojos para apartarte de la verdad.
-¿Qué verdad?
-Que eres un esclavo, Neo. Que tú, como cualquiera, has nacido en la esclavitud, retenido en una prisión que no puedes oler, saborear o tocar. Una prisión para tu mente. Desafortunadamente, nadie te puede contar qué es Matrix. Tienes que verlo por ti mismo.
-¿Cómo?
-Esta es tu última oportunidad. Después de esto, no hay vuelta atrás. Si tomas la pastilla azul, la historia termina. Te levantarás en tu cama y creerás lo que quieras creer. Si tomas la roja, entrarás en el país de las maravillas y te enseñaré hasta donde llega la madriguera de conejos. Recuerda que lo que te ofrezco es la verdad. Nada más.
Juan Manuel de Prada habla del Matrix progre de forma precisa. Necesitamos muchas pastillas rojas para salir del Matrix gubernamental el 9 de marzo.
La propaganda consiste en el adoctrinamiento o catequización concienzuda y sistemática del pueblo (los agentes del Matrix progre nunca dicen «pueblo», sino «ciudadanía», porque «pueblo» incluye cierto rasgo de heterogeneidad en su definición, mientras que «ciudadanía» designa a un conjunto homogéneo de individuos o autómatas que comulgan la misma rueda de molino), mediante el riego por aspersión o sirimiri de clichés ideológicos que incluyen la corrección política, la falsificación histórica, el feminismo a ultranza, el laicismo a machamartillo y demás flores fétidas del jardín progre. La propaganda actúa sobre las mentes como un napalm arrasador; pero los demiurgos del Matrix progre saben bien que la conducta humana (y aun la conducta de los esclavos) no siempre la rigen las neuronas, sino también ese amasijo de atavismos y pulsiones irracionales que denominamos «emociones» (los ideólogos del Matrix progre han puesto en circulación la expresión «inteligencia emocional», que es como decir «chorizo de espinacas», para que la pobre gente abducida crea que su conducta difiere en algo de las reacciones inducidas en el perro de Paulov).
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