miércoles, 11 de julio de 2007

10 años



Han pasado desde que asesinaron a Miguel Ángel Blanco. Recuerdo como si fuera hoy que pasamos ese fin de semana en casa de mis suegros, siguiendo hora a hora la evolución de la situación, con la certeza de que el Gobierno no cedería. Es duro decirlo, pero me alegré de que no cediera. Creo que hizo lo correcto y que la muerte de este pobre chico y el sacrificio de su vida contribuyó a nuestra libertad y nos dio una razón para resistir al terrorismo.

Recuerdo que aquel año 1997 estuve trabajando en Mondragón de enero a abril en Fagor frigoríficos. El aparcamiento de la fábrica estaba a menos de 500 metros del taller donde ocultaban a Ortega Lara. Todos los días pasábamos por delante de ese taller para ir a la fábrica. En el equipo de trabajo había un chico que se llamaba César que todas las semanas preguntaba varias veces en cuál de esos malditos montes estaría secuestrado Ortega Lara.

Fue una experiencia muy dura trabajar allí. Entonces me di cuenta de que el trabajo de amedrentamiento y de aleccionamiento que ha hecho el nacionalismo, el terrorista y el llamado democrático, que no liberal, ha sido demoledor para la conciencia de esa sociedad. Es una sociedad enferma que tolera lo intolerable, que cierra los ojos a la opresión que sufren sus vecinos por no ser de la "tribu". Sólo si se empieza a educar ya a esa población en el respeto a las ideas ajenas y en la verdadera tolerancia, se podrá revertir esta situación. No parece que el Gobierno vasco esté por la labor.

Otro de los colegas, Agustín, vasco de pura cepa, de Bérriz, decía que los vascos eran unos cobardes por no rebelarse contra esa situación, por tragarse el miedo que les imponen sus propios vecinos. Y yo decía que también por aguantar que su Gobierno y la policía que ellos pagan tolere esa situación y haga la vista gorda.

Lo que pasa allí no pasa en ningún otro lugar de Europa. La política es un tema tabú entre ellos y, ni siquiera con amigos, se puede hablar del tema. Menos, por supuesto, en lugares públicos donde pueda escuchar cualquiera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues coincido plenamente con tu colega Agustín, los vascos (no voy a pariodar al lehendakari), esos chicarrones del norte tan fuertes y brabucones, no son más que unos CO BAR DES.
San Gil, Rosa Diez, Pagaza, Goztone y Elías, se bastan y se sobran para dar una lección de "hombría" a tanto levantador de piedra... ¡Hostia!

Cami