Así se titula un artículo de Juan Planas que leí en El Mundo - El día de Baleares el viernes.
Habla del nuevo gobierno de Baleares, que ha causado escándalo, por la demostración palmaria de que cualquier pacto es posible para echar al PP de un Gobierno que lógicamente y legítimamente debería ostentar.
Como siempre que el PSOE gobierna con los nacionalistaso regionalistas, es decir, siempre que gobierna el PSOE, la Cultura, o mejor dicho, la gestión oficial de la Cultura, adquiere un color sectario que alcanza el paroxismo en las comunidades autónomas con dos lenguas.
Me ha gustado especialmente este párrafo en el que se refiere a la polémica por los escritores catalanes invitados a la feria de Frankfurt:
El Institut Ramón Llull de Carod y Bargalló –ahí irán a parar los desechos del IEB, ese sanedrín ofuscado- ha incluido en su lista de autores hacia la discreta fama de Frankfurt a un escritor que, aún, no ha publicado ningún libro. Podría pensarse en un dislate o en un guiño surrealista, pero no. Se trata de la mejor apuesta posible, la del escritor sin libro, cautivo de las inexistentes páginas en blanco como un ecologista del vacío perfecto. Estoy seguro que los “no libros” del activista cultural Lluís Gendrau valen mucho más que los fardos de papel encuadernado sin más destino que el reciclaje continuo de la lengua. Es curioso. No invitan a los que escriben en castellano pero sí a los que ni siquiera escriben. No extraña que ahora los policías quieran dejarse las greñas y enjalbegarse hasta las cejas. Es para no desentonar.
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