jueves, 22 de mayo de 2008

Antisemitismo. Boadella


Dice Vasili Grossman en Vida y destino:

El antisemitismo es la expresión de la falta de talento, de la incapacidad de vencer en una contienda disputada con las mismas armas; y eso es aplicable a todos los campos, tanto la ciencia como el comercio, la artesanía, la pintura. El antisemitismo es la medida de la mediocridad humana. Los Estados buscan la explicación de sus fracasos en las artimañas del judaísmo internacional. Pero éste es sólo uno de los aspectos del antisemitismo.

El antisemitismo es la expresión de la falta de cultura en las masas populares, incapaces de analizar las verdaderas causas de su pobreza y sufrimiento. Las gentes incultas ven en los judíos la causa de sus desgracias en lugar de verlas en la estructura social y el Estado.

Yo añadiría a la estructura social y el Estado a los mismos antisemitas que no son capaces de superar su propia mediocridad.

He recordado este pasaje al leer el artíulo de Albert Boadella hoy en El Mundo en el que critica la postura que ciertos artistas madrileños han adoptado contra la presencia "masiva" de artistas catalanes en la escena teatral madrileña.

Dice Boadella:

Conozco de primera mano lo que estas veleidades (localistas) han significado en la tierra que nací, y precisamente sus consecuencias me llevaron a la decisión de cortar amarras de forma radical a fin de no ser alcanzado por la emanación de tales delirios. No obstante, vengo comprobando que la distancia física resulta inútil, la plaga se ha extendido en todos los territorios del Estado y hay pocos habitantes en este país que actualmente se conformen con ser solamente ciudadanos españoles. En este sentido, es imposible permanecer indemne al contagio, y lo digo porque jamás me hubiera imaginado encontrarme un día verificando los lugares de nacimiento de los pintores expuestos en el Museo del Prado para manifestarles a este puñado de colegas titiriteros que bajo sus intenciones restrictivas, los artistas nacidos en Madrid no llenarían hoy ni un simple pasillo del citado museo.
...
Tan sólo tener que referirme a esto ya es un signo de la sinrazón en la que nos ha metido a todos esta absurda nostalgia del incestuoso calor tribal, lo cual no es más que el pánico a una sociedad libre, abierta y competitiva. En definitiva, estamos caminando como los cnagrejos y lo hacemos con la pasividad de la mayoría y la codicia de los dirigentes políticos, que así obtienen una buena rentabilidad personal del moderno sistema feudal.

¿No es antisemitismo en el sentido en el que lo utiliza Grossman lo que denuncia Boadella en su artículo? Es la falta de competitividad, el complejo de incapacidad de los artistas o de los individuos de cualquier otro gremio, lo que les hace buscar la protección del Estado, la prebenda y el privilegio discriminatorio (positivo, que es el adjetivo mediante el que la discriminación se hace buena y tolerable). Es este paletismo en el que todo lo que no sea madrileño, catalán o andaluz está legitimado en su territorio es el que nos llevará a la ruina moral y social. Cuando el virus del paletismo empieza a llegar a Madrid, donde nadie era de Madrid, la infección ha invadido todo nuestro cuerpo social. Y el remedio es imposible de aplicar con los políticos que nos aquejan. ¡Qué pequeñez!

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