domingo, 4 de mayo de 2008

Leopoldo Calvo-Sotelo


Ayer murió Leopoldo Calvo-Sotelo, que fue presidente durante apenas dos años entre 1981 y 1982. Las circunstancias de la época eran terribles con una crisis política, social y económica y con los militares acechando para dar un golpe.


Hoy, por tanto, era día para semblanzas y elogios varios, incluso de sus más conspicuos enemigos. Escriben Rajoy, Aznar, Felipe González, todos los articulistas, y todos, casi sin excepción elogian su persona y su labor. El que más me ha sorprendido, viniendo de un enemigo es el de Miguel Ángel Aguilar, que elogia también la vasta cultura y el talante democrático (éste sí que tenía buen talante) de Calvo-Sotelo. No me ha sorprendido por cínico, falso y mentiroso, el artículo de Felipe González. Dice: "tuvo que resistir muchas presiones". Efectivamente, la que el leal Felipe hizo como oposición. A la población se le han olvidado aquellos años de la transición. Eso sí que era crispación y no el pobre Zaplana. Y Cebrián, con vitriolo almibarado.


Pero, como casi siempre, me parece que el que da en el clavo, es Federico. Hace un breve retrato y no sólo se fija en los brillos del personaje, sino también en el lado oscuro y en las consecuencias que tuvo su actuación para España. Calvo-Sotelo fue un hombre discreto y prudente, pero dejó al centro-derecha sin posibilidad alguna de gobernar en muchos años. Los que el PSOE aprovechó para saquear España.


Descanse en Paz.

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