El pueblo español encaja bien los golpes. Lo ha demostrado a lo largo de la historia. Es un pueblo domeñable, lanar. Los gobernantes le tienen tomada la medida y, tradicionalmente, han hecho con él lo que han querido.
Zapatero lo tiene bien aprendido y desde las elecciones no hace más que abofetear a los españoles con sus decisiones. Bofetadas son: la confirmación de Fernández Bermejo y Maleni en sus ministerios tras la pésima gestión y escándalos en los dos, Chacón para los militares, las mociones éticas en los ayuntamientos vascos, negar la evidencia de la crisis económica, reconocer que se ha mentido en cuestiones de terrorismo, decir hoy que la alcaldesa de Mondragón siempre perteneció a ETA cuando hace un año se pudo presentar a las elecciones.
El pueblo español encaja los golpes sin pestañear. Sigue en el cuadrilátero, cual boxeador sonado, esperando el siguiente puñetazo. No reaccionamos y cada golpe nos conduce al K.O.
Como a Toro Salvaje en la película de Scorsese.
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