Después de meses de verdades incómodas, anuncio de inundaciones, calores insoportables y desiertos sin fin, hoy hemos conocido que no todo está perdido, que hay posibilidades de salvar el planeta, por el momento. El editorial de El País nos saca del hoyo profundo en el que estábamos y nos da la esperanza de la salvación de nuestro planeta.
El editorial da una idea de cómo se maneja este tema. Comento algunos párrafos que no tienen desperdicio:
El cuarto informe de evaluación de los expertos de Naciones Unidas sobre cambio
climático, que se está preparando este año por partes, parece seguir un guión
destinado a mantener la atención del público: la primera parte nos demostró con
datos científicos que el cambio climático no es ya sólo una hipótesis, sino una
realidad; la segunda presentó el panorama de sus gravísimos efectos sobre el
planeta. Cuando parecía acechar la conclusión catastrofista, la tercera parte,
aprobada el viernes pasado en Bangkok, da un respiro al afirmar que hay
posibilidades de frenar el deterioro, y a un coste asumible, si se aprovechan
los recursos económicos y tecnológicos disponibles o previsibles.
Aparte del error de citar el cuarto informe y luego referirse al tercer informe, que habrá sido un lapsus del editorialista, nos cuenta abiertamente que nos están manejando como a peleles. Primero nos meten en el pozo y cuando la gente ya está a punto de tirarse por el balcón por los calores del calentamiento global nos dicen que la ONU ha "aprobado" (atención a la palabra, que tiene su importancia) un informe que nos da un respiro. ¡Qué alivio! La tecnología, como habían anticipado muchos salvará a la humanidad de la catástrofe y encima a un coste razonable. Aunque estando la ONU por medio seguro que sale carísimo. Que alguien investigue a qué ha destinado Kojo, el hijo de Kofi el dinero del programa Petróleo por alimentos que le pagó Saddam, porque quizás sea una empresa de tecnologías anti-cambio climático.
Pero el final del editorial es alucinante y demuestra el rigor de estos informes y la manipulación a la que están sometidos. Cada vez creo más a los detractores de estos informes. Atención:
Una peculiaridad esencial de estos informes del Panel Intergubernamental de
Cambio Climático (IPCC) es que, si bien los estudios los realizan los
científicos y expertos, los resúmenes para los políticos son aprobados por los
representantes de los países. Esto significa que las conclusiones reciben el
visto bueno de más de cien gobiernos, y no son ya meras aportaciones
susceptibles de críticas o rechazos, sino informes que ellos mismos asumen como
propios.
Los gobiernos aprueban el informe de los científicos. ¿Cómo va un gobierno a aprobar un informe de un científico? Para aprobar algo, tendrán que saber al menos lo mismo que los científicos que elaboran el informe. Si no, le aplicarán un mero filtro de razonabilidad. Es decir, se sienta Narbona frente a un científico y le dice: "suena bien eso que cuenta usted, se lo voy a aprobar" o mejor: "creo que sus hipótesis de probabilidades de consumo de petróleo en el año 2080 no me parecen lógicas, revíselo, por favor". Pero ¿qué rigor intelectual y científico se maneja en el mundo de hoy? ¿Y con esto nos pretenden convencer de que el cambio climático es inminente? Como ya he dicho en otras ocasiones, alguien nos quiere asustar, quieren tener buenas razones para justificar subidas de precios de la energía, o de futuras restricciones energéticas, o vaya usted a saber.
Menos mal que está Sala i Martín para aclararnos la cosa. Otro artículo de su serie sobre el tema.
Y para colmo se ha acabado la sequía. Los embalses están a más del 80%. La catástrofe se retrasa de momento.
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