miércoles, 23 de mayo de 2007

Lo prometido es deuda



Votar a Gallardón. Sí o no.

Como introducción, considero necesario establecer el panorama de la situación política española actual y de lo que estas elecciones pueden significar para el futuro. Creo que España está en un momento histórico que va a marcar el futuro inmediato de forma decisiva. El momento político actual y lo que ocurra en este ámbito en los próximos años va a influir profundamente en nuestras vidas en lo económico, en lo social y en lo cultural a largo plazo. Los cambios que se produzcan hoy tendrán efectos dentro de diez años o más. Si España no se prepara hoy para competir en el mundo de mañana, nuestras vidas y las de nuestros hijos serán mucho más difíciles. No es catastrofismo o pesimismo, sino mi observación de lo que pasa a mi alrededor, de mi experiencia personal y profesional y mi percepción de lo que necesita España.


La política que está aplicando el Gobierno es, desde mi humilde punto de vista, desastrosa tanto desde el punto de vista social, como económico, como nacional. Me explico. Desde el punto de vista social, las leyes de igualdad, de dependencia, de educación, de violencia doméstica, por citar algunas, van a imponer un modelo de sociedad altamente intervencionista en la que el Gobierno va a tener una excesiva capacidad de influir en la vida privada de los individuos. Lo he criticado en muchas de las entradas de este blog y lo seguiré criticando en el futuro. Desde el punto de vista económico, veo que el Gobierno, contra sus iniciales promesas se ha dedicado a conservar la herencia de los anteriores y no ha hecho ninguna de las reformas económicas que España necesita. Es más, la última actuación del Gobierno, por citar un ejemplo representativo, de "garantizar" el empleo a los 1.500 trabajadores que Delphi va a despedir es para mí una muestra intolerable de la intervención del Gobierno (otro día lo razonaré). Además, Endesa, BBVA, Repsol, etc. Desde el punto de vista nacional, más allá de patriotismos y de nacionalismos españoles, creo que las reformas estatutarias promovidas desde todas las administraciones autonómicas van a hacer que España sea un país fragmentado en diecisiete taifas con unos poderes regionales hipertrofiados, clientelistas, que van a restar más que sumar al conjunto.


Dicho esto, lo más grave de todo es la claudicación ante los terroristas y la impresión generalizada de que se le ha dado la razón a los terroristas en sus reivindicaciones "políticas", perdiendo la legitimidad que España siempre ha tenido frente a los terroristas. Se ha retorcido la ley a conveniencia del Gobierno en un empeño suicida para la sociedad española.


En este contexto, que es necesario considerar para votar, los argumentos para votar a favor de Gallardón para alcalde son tres:


  1. Sumar votos para que el PP tenga más votos que el PSOE. Esto es importante porque el lunes los periódicos harán balance sobre el número de votos y concejales que ha tenido cada partido y es importante que quede la impresión de que la gente rechaza la actuación del PSOE en su política ¿anti?-terrorista y su política nacional en general. Esto puede hacer que haya algún tipo de reacción dentro del partido y que se replantee su política nacional. Cada voto para el PP es un voto contra Zapatero.

  2. Que un personaje como Miguel Sebastián, un sinvergüenza rencoroso, mentiroso y cobarde, sea barrido en las urnas. Comportamientos como el de Sebastián al frente de la Oficina Económica del Gobierno deben ser deterrados de la política nacional.

  3. A favor de Gallardón, hay que decir, que es un personaje sumamente inteligente y brillante.

En contra de Gallardón hay varios argumentos, por supuesto:

  1. Es un oportunista que va a lo suyo, se promociona a sí mismo. No sigue la línea de su partido en temas fundamentales como el matrimonio entre homosexuales, mostrándose dispuesto a oficiar bodas entre homosexuales para ganarse el marchamo de "progre". No es leal con su partido.

  2. Es un megalómano que se ha gastado el dinero de las futuras generaciones madrileñas en unas obras innecesarias. Innecesario es enterrar una carretera debajo de un río, por muy bien que quede.

  3. Es mentiroso porque nos vendía su mercancía diciendo que antes de que él viniera Madrid era un "poblachón manchego". Menos mal que ha sido alcalde, porque estaba harto de oler a oveja en mi calle.

  4. Es intervencionista y tan socialista como los otros, aunque de otro partido. Recordemos sus vacías y cursis propuestas culturales recogidas aquí el otro día.

Con estas consideraciones, ¿Qué hacer? ¿Taparse la nariz y votar a Gallardón a pesar de que no nos gusten muchas cosas de las que haga? ¿Ser como los socialistas que sólo votan a los de su "secta" porque son los suyos sin pensar lo que hacen? ¿Premiar a un político sin principios que traiciona a sus electores? ¿Qué pesa más lo estructural o lo coyuntural? ¿Es mejor castigar a Zapatero o a Gallardón? ¿Es mejor premiar a Rajoy o a Sebastián? No se engañen, se vota contra alguien. Para eso se inventó la democracia, para echar a los malos.

El voto es secreto. Pero piénsenlo bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo malo es que haya que explicar lo obvio. Básicamente de acuerdo en todo.

Afortunadamente no tengo que elegir entre Gallardón y Sebastián.
Porque votar a Gallardónl, a pesar de que usted tiene razón, puede traer consecuencias futuras de índole similar a votar por los nuevos caciques.

Un tintinófilo ;)