miércoles, 1 de diciembre de 2010

Impredecible

Pasar estos días en EE.UU. me ha librado de varios malos tragos. El primero, presenciar lo que debió ser un ridículo del Real Madrid ante el Barcelona y después ahorrame el soniquete de "no somos Irlanda, está todo controlado, el PP es un antipatriota". Pero además, es interesane porque se puede enterar uno de cosas que en Madrid es difícil leer en la prensa, incluso en la más especializada. Nuestros periódicos económicos no pasan de ser anuncios por palabras con algo de opinión facilona.

Leo en el WSJ un interesante artículo sobre la continua búsqueda de un modelo que permita predecir el comportamiento de los agentes económicos y, de esta forma, llegar a definir políticas económicas que permitan asegurar la satisfacción de las necesidades sociales. Parece que los modelos en los que se ha empleado tanto tiempo y esfuerzo no han sido útiles a la hora de diseñar la políticas, como se está viendo estos dias. Ni los estímulos, ni el endeudamiento, ni nada de lo que han intentado los políticos ha servido. ¿Por qué? Porque los comportamientos de las personas no se pueden modelizar y la forma en que están trabajando nuestros políticos está basada en modelos inexactos.

The main flaw in the dominant models, he says, is the same feature that makes them so attractive to policy makers: Their ability to make precise predictions. To generate their predictions, the models assume that people, firms and other players always make decisions in the same way. The players must also share the same beliefs about the exact probabilities of various outcomes, such as a rise in car prices or tax rates.

"It's like socialist planning," says Mr. Frydman. "If we really knew that much, we could have Communism and God knows what." Capitalism works better than other systems, he says, because it lets people disagree about the future and profit from their insights—rational behavior that models don't accommodate.

Mr. Frydman doesn't offer a better way to make predictions. Rather, he believes economists and policy makers must come to terms with the limits of their knowledge.


En realidad, esto ya lo habían dicho von Mises y los economistas de la Escuela Austríaca. En el libro La acción humana von Mises introduce el concepto de catalaxia (Catalaxia o cataláctica es una teoría praxeológica acerca de la manera como el mercado fija los precios y los intercambios en un mecanismo de orden espontáneo, que normalmente ocurren sin necesidad de objetivos comunes ni planificados entre los actores económicos. Su objetivo es el análisis de todas las acciones basadas en cálculos monetarios y rastrear la formación de precios hasta el punto en el que el actor económico elige. Ella explica los precios de mercado como son, no como debiesen ser idealmente. Las leyes de la cataláctica no son juicios de valor, pero pretenden ser exactos, objetivos y dotados de validez universal.)

Hayek habló de la fatal arrogancia de los economista y políticos que preteden que pueden conocer cómo se va a comportar la economía. Y si todos estos grandes economistas y premios Nobel no son capaces de predecir el futuro, ¿va a poder llevarnos a buen puerto Zapatero con dos tardes de economía con Jordi Sevilla?

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