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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Nueva York

Estoy a punto de terminar un libro sobre Nueva York. El libro tiene varios capítulos que intentan recoger lo variopinto de esta ciudad. El primer capítulo llamado The city (permítaseme el inglés) con panorámicas de la ciudad y del fabuloso skyline con algunas fotos del WTC rescatadas de viejas diapositivas. Sigue el capítulo Buildings: Empire State Building, Chrysler, Flatiron, Rockefeller. Museums, con fotografías del fotogénico Guggenheim, el nuevo MoMA, The Cloisters. People, muestra la gran variedad de personajes que habitan la ciudad. The Park, Lights, Where ordinary people live, Shops, Transportation y Music son el resto de capítulos. En pocos días se podrá ver.

Aquí va un anticipo.





miércoles, 28 de julio de 2010

Johannesburgo (V). Museo del Apartheid


Tercera y última entrega de mi paseo por Johannesburgo. Después de comer en Soweto el chófer me lleva al Museo del Apartheid, que curiosamente está en el mismo recinto que un parque de atracciones en una antigua mina de oro.

El museo del apartheid es un museo para ir solo y sin prisa. La cantidad de material que hay es enorme y no se puede asimilar mínimamente en menos de dos horas. Es un museo extraño pues lo único que tiene son textos y vídeos sobre la ignominiosa política de segregación racial que se practicó en Sudáfrica durante décadas. La visita es interesante por la emoción que produce el largo camino a la libertad (así se titula la autobiografía de Mandela) de los negros sudafricanos.

El apartheid no se convirtió en una política como tal hasta el año 1947. Antes de esa fecha, eran una serie de reglas no escritas que retenían a los negros en los townships y que no les dejaban votar. Sin embargo, en 1947, cuando ganó las elecciones el Partido Nacionalista en coalición con el Partido Afrikaans, promulgó las leyes del apartheid:
  • Los negros no podían ocupar posiciones en el gobierno y no podían votar excepto en algunas aisladas elecciones para instituciones segregadas.
  • Los negros no podían habilitar negocios o ejercer prácticas profesionales en las áreas asignadas específicamente para los blancos.
  • El transporte público era totalmente segregado.
  • A los negros no les estaba permitido entrar en zonas asignadas para población blanca, a menos que tuvieran un pase. Los blancos también tenían que portar un pase para entrar en las zonas asignadas a los negros.
  • Edificios públicos tales como juzgados u oficinas de correos, disponían de accesos diferentes para blancos y negros.
  • Las áreas asignadas a los negros raramente tenían electricidad o agua. Los hospitales también eran segregados: los hospitales para los blancos tenían la calidad de cualquier nación desarrollada, mientras que los asignados a los negros estaban pobremente equipados, faltos de personal y eran muy pocos en relación a la población que servían.
  • En 1970 la educación de un niño negro costaba el 10% de la correspondiente a un blanco. La educación superior era prohibitiva para los negros.
  • El ingreso mínimo para el pago de impuestos era de 360 rand para los negros y mucho más alto para los blancos, unos 750 rand.
Ante esta legislación, se empezó a rebelar el CNA (Congreso Nacional Africano) que celebró su primer congreso en Kliptown en 1951. Los disturbios fueron definitivos para poner Sudáfrica en el mapa de la lucha por los derechos humanos. La presión internacional, la muerte prematura de Pieter Botha y la llegada al poder de Frederik De Klerk precipitaron el fin de las leyes discriminatorias, la liberación de Mandela y la nueva democracia sudafricana en 1996. Suerte que han tenido los sudafricanos de que el apartheid fuera un régimen derechista y el CNA tuviera un origen comunista. Eso ayudó a que los progres occidentales presionaran al gobierno Afrikaans. Los cubanos no han tenido la misma suerte. Y es que siempre habrá oprobios buenos y oprobios malos.

lunes, 26 de julio de 2010

Johannesburgo (IV). Imágenes



Johannesburgo (III). Soweto

(It is said that no one truly knows one country until one has been inside its jails.
A country should not be judged by how it treats its highest citizens, but its lowest ones
And South Africa treated its imprisoned African citizens like animals)

Después de la interesante visita a Constitution Hill, el chófer me lleva al edificio más alto de África, en CBD (Central Business District) o lo más comúnmente llamado "downtown" de Johannesburgo. Es una zona de oficinas y residencial que fue abandonada por los blancos y las empresas después del fin del apartheid y tomada por la población negra y por mafias y delincuentes, que lo hacen extremadamente peligroso. Desde luego, es mejor no asomarse por ahí solo y menos con pinta de turista despistado intentando encontrar una calle. La calle está llena de negros que no hacen nada aparentemente, o sea, que están a la expectativa de robar a alguien. Mis colegas que están trabajando allí no pueden salir de sus oficinas más tarde de las cinco y media pues corren serio peligro de ser asaltados. Hace unas semanas, a uno de la oficina le atracaron a punta de pistola.

La vista desde Top of Africa es muy buena y permite hacerse una buena idea de la ciudad. Es tremendamente extensa y es considerada la ciudad del mundo número 40 en tamaño: 7,5 millones de habitantes, incluyendo Soweto y otros suburbios del gran JHB.

De CBD, pasando por Hilbrow, otro área residencial antaño próspera y tomada por los negros, con un alto nivel de delincuencia, nos dirigimos a Soweto, el township por excelencia, famoso por los disturbios del año 76, cuando los jóvenes se enfrentaron a la policía por la obligatoriedad de utilizar el afrikaans en el colegio. 500 personas murieron en aquellos disturbios, siendo Hector Pieterson, un chico de 12 años, el primero en caer. Cerca de la casa de Mandela hay un memorial y un museo dedicado a este acontecimiento tan tremendo. En el museo del apartheid se ven vídeos de los disturbios y de la violencia que se desató esos días.

si bien soweto parece un nombre africano, en realidad es la abreviatura de "South Western Townships", un conjunto de distritos de segregación que se extendían en un área de 20 km al suroeste de Johannesburgo. Fue desde el principio el producto del plan de segregación racial.

Klipspruit, el primer "township" de los que constituyen el actual Soweto fue fundado en 1904. Los townships se establecieron para albergar a los negros que trabajaban en las minas y otras industrias en Johannesburgo, fuera del centro de la ciudad. El centro de la ciudad estaba reservado para que lo ocuparan los blancos.

Fue en los años 50 cuando se hicieron las reubicaciones masivas de la población negra de los barrios céntricos y en 1963 fue cuando se adoptó el nombre de Soweto. Soweto creció muy rápido a partir de entonces, aunque de una forma desordenada. El gran flujo de inmigrantes del campo a la ciudad en busca de trabajo aceleró el crecimiento de estos guetos alrededor de Johannesburgo, la ciudad del oro. Paseando por las calles de Soweto en la actualidad es muy difícil imaginar lo que debió ser esto hace no más de 20 años. Está bien urbanizado, es pobre pero no es cochambroso y las casas se ven razonablemente cuidadas. Supongo que vi lo más presentable de Soweto y que el chófer no me llevó a los sitios más pobres y conflictivos, que seguro que los hay.

En Soweto, además del memorial a Hector Pietersen, está la casa de Mandela y la de Desmond Tutu. Comí en un restaurante en la zona donde se encuentran éstas una comida típica sudafricana. Tripa de vaca, cordero, arroz y verdura. La tripa de vaca sabía muy fuerte. Era como si uno se metía un establo en la boca. El estofado no había suavizado el tremendo sabor a vaca. El cordero, como diría un amigo mío, no era el cordero, sino su abuelo. El típico cordero viejo con sabor a lana. En definitiva, una comida tremendamente fuerte. El chófer se zampó un plato rebosante de todos estos comistrajos que yo apenas comí para satisfacer el apetito que tenía a esas horas.



domingo, 25 de julio de 2010

Johannesburgo (II). Constitution Hill


Intento condensar en un día las principales visitas de la ciudad en una jornada maratoniana acompañado de, XXXXX, un guía local que me recomienda una amiga sudafricana. Me lleva en su Toyota Camry del 85 por los principales lugares de interés de esta ciudad minera, centro económico del país.

El recorrido comienza a las 9 de la mañana en mi lujoso hotel de Sandton, la moderna zona de desarrollo urbanístico de Johannesburgo, verdadero centro comercial y residencial después del abandono del downtown por parte de los blancos y su ocupación por las mafias negras.
El primer punto de parada es Constitution Hill, sede del Tribunal Constitucional, construido sobre la antigua prisión y fuerte, también conocido como Número Cuatro, lugar donde miles de personas fueron castigados brutalmente antes del final del apartheid. El fuerte fue fundado en 1896 para proteger la ciudad de la invasión británica en los tiempos de la fiebre del oro. Después fue convertido en prisión después de la guerra de los Boers. Sólo los blancos eran recluidos en el antiguo fuerte, mientras que los negros lo eran en la prisión. Como en casi todos los lugares del mundo, el tamaño de la prisión era insuficiente para albergar a todos los prisioneros y las condiciones en las que vivían eran infrahumanas. Hacinados, en una nave para 50 personas llegaban a estar 125 y parte del espacio estaba reservado a los jefes de la celda, que se apropiaban de las mantas de los otros reclusos para tener un buen colchón donde dormir. Además, los chicos de 14 y 16 años recluidos eran las “princesas” de esos matones y como tales los trataban.

¿Quién era un criminal? Cualquiera que se opusiera a la minoría blanca que gobernaba Sudáfrica. Bastaba no llevar el pase para ser enviado a la prisión. Todas las personas de color (los “coloured”, no sólo los negros, sino también los indios) necesitaban un pase para circular fuera de los “townships”, los guetos en los que eran confinados los negros. El que no lo tenía, iba automáticamente a la cárcel y allí podía estar hasta 90 días sin juicio y sin tener contacto con un abogado. Los 90 días debieron parecerle poco a las autoridades y lo aumentaron a 180 días. En la visita me acompañaba un matrimonio sudafricano que contaba que un amigo suyo estuvo recluido en esta cárcel por defender los derechos de los negros.

El resto de condiciones de vida eran infrahumanas: letrinas dentro de los dormitorios sin separación, una comida escasa y podrida, el comedor estaba delante de las letrinas, para que el alimento supiera peor, y prácticas de tortura y humillación que hacían sentir a los internos como verdaderos animales. A los nuevos ingresados no les dejaban ducharse durante los primeros cuatro meses y luego, sólo tenían derecho a una ducha a la semana. Sólo había ocho duchas para los casi dos mil reclusos.

Esta es la única cárcel en el mundo en la que han estado internados tres premios Nobel según dicen en la propaganda del lugar, aunque a Gandhi nunca se lo concedieron en vida y hubo un reconocimiento tácito por parte de la academia sueca en el año de su muerte, en 1948. Gandhi se resistió a principios del s. XX a llevar el pase. En Sudáfrica fue donde Gandhi, que era un abogado más desarrolló el satyagraha, la fuerza de la verdad en su sentido literal en hindi, o la resistencia pacífica. Gandhi salió transformado de su experiencia sudafricana y regresó a India en 1914 vestido con su sencilla túnica blanca. Los otros dos Premios Nobeles fueron Albert Luthuli y Nelson Mandela.

La cárcel ha sido demolida en parte y en su lugar se ha construido el Tribunal Constitucional de Sudáfrica. El símbolo de éste es un árbol bajo el que se reúne el pueblo. En la tradición sudafricana, el jefe del poblado reunía a los ancianos bajo el árbol para decidir sobre los temas importantes que afectaban al poblado. Es un símbolo de apertura y transparencia. De hecho, el interior del edificio se puede ver desde el exterior como símbolo de esa transparencia y apertura. Parte del edificio está construido con ladrillos de la demolición de parte de la prisión como símbolo de que el pasado no se puede olvidar. En un lado de la sala principal del Tribunal están los ladrillos de la prisión y en el otro hay una pared blanca. Es el puente entre la antigua y la nueva Sudáfrica, la inspirada por la visión de Mandela, que “perdona, pero no olvida”.
Curiosamente, la bandera de Sudáfrica está inspirada en el árbol típico. El árbol está tumbado, siendo la banda central el tronco y las dos líneas que salen en diagonal, las ramas del mismo. Los colores de la bandera tienen un significado cada uno. El rojo de la parte superior es la sangre derramada por el pueblo sudafricano, el verde es la naturaleza, el azul es el agua, el amarillo simboliza el oro y el negro simboliza la unidad. Esto es lo que explicó el guía. Sin embargo, buscando en internet he averiguado que este simbolismo es apócrifo y que si bien sí se quiere simbolizar la unidad con las dos ramas que confluyen en una, los colores vienen de los colores que en algún momento de la historia han estado representados en la bandera sudafricana.

miércoles, 7 de julio de 2010

En todos sitios cuecen habas

La lectura de los periódicos en los diferentes lugares que he visitado en el mundo dan para una sección del blog que se titule como esta entrada. Y es que no hay lugar donde los gobernantes no inventen majaderías y experimentos de ingeniería social que acaban en fracaso normalmente.

Leo en The Star de Johanesburgo que el gobierno sudafricano se está replanteando el cambio del sistema educativo ante el fracaso del que pusieron en práctica después del apartheid. Lógicamente, después del apartheid había que cambiarlo todo emepzando por la educación. No sólo lo que los niños aprendían, lo cual es lógico, sino cómo lo aprendían. Aquí está el problema. Tal y como han hecho en España y en tantos otros sitios, el profesor dejaba de enseñar para ser el "guía", el "compañero" que está al lado enseñándo "habilidades", no conocimientos. El resultado ha sido catastrófico y ahora el gobierno se replantea volver a hacer énfasis en la enseñanza de la lengua y las matemáticas. Tantos años de experimentos para volver a lo de siempre.

En menos de una hora sale mi avión de vuelta a Madrid y empieza el partido de las semifinales del Mundial. Espero que gane España.

martes, 6 de julio de 2010

Johanesburgo


Viajo por tres días a Johanesburgo a reunirme con el equipo que tengo aquí y ver cómo evoluciona el negocio. Parece que hay buenas oportunidades. Veremos si realmente se materializan después del verano. Curiosamente todo el mundo cree que he venido al Mundial pero la realidad es que mañana me perderé la semifinal que España va a ganar a Alemania, si le hacemos caso al pulpo Paul (toda Europa pendiente de un pulpo es el colmo de la estulticia en los tiempos que corren).


No tengo mucho que contar de Johanesburgo pues no he hecho otra cosa más que ir del hotel a la oficina y vuelta al hotel. Además, me han llevado a unos pocos sitios a cenar, dos en el mismo lugar y otro realmente bueno, una parrilla de carne con un género muy bueno. A medida que hablo con unos y con otros voy captando de alguna manera la situación del país. Es una ciudad deslavazada en la que no hay sensación de una ciudad con calles por donde la gente camina. Se parece más a una ciudad norteamericana con grandes carreteras, edificios aislados y barrios residenciales aislados. Poca vida a pie y mucha en coche. Mucha vida de centro comercial.


Es muy interesante la transformación que ha hecho Sudáfrica desde el año 1994, cuando acabó el apartheid. La película Invictus, que recomiendo a quien no la haya visto es un buen retrato de aquella época. En España tenemos una vaga idea de lo que fue el apartheid, pero debió ser algo realmente inaudito para finales del s.XX. Los negros estaban recluidos en ghettos (townships) como Soweto de donde sólo podían salir con permiso y que aún hoy no tienen agua corriente o electricidad en algunas partes. Al parecer el museo del apartheid es impresionante.


Cosas curiosas de aquí es que a los semáforos los llaman robots y en alguna carreteras avisan de que entras en una zona de peligro de secuestros ("You are entering a high risk hijacking zone". Es decir, no pares ni aunque se te haya roto el coche. Corres peligro de que te secuestren. Hay muchas prevenciones que tomar cuando se conduce un coche. Todo el mundo pone la cartera o el bolso en el maletero, el móvil no se lleva a la vista, mejor no pararse por la noche en los semáforos en lugares aislados. Peligro. Aún así, debe ser muy interesante de visitar y lo haré poco a poco a medida que vaya viniendo por aquí cada cierto tiempo.

lunes, 21 de junio de 2010

Chicago - César Russ







He pasado el fin de semana en Chicago y una vez más he entrado en la tienda de César Russ en Michigan Avenue. Es un fotógrafo madrileño afincado desde hace un tiempo en la ciudad y que tiene unas magníficas fotografías de Chicago. La tienda le va muy bien, y no me extraña. Vende sus preciosas fotografías a precios muy asequibles.

Hoy el artista estaba en la tienda y he charlado un ratito con él. Un tipo interesante, muy integrado en la ciudad, de la que destaca su gente: amable, alegre, optimista, una actitud opuesta al permanente cabreo de los españoles con todo, a la acritud, pesimismo y contrariedad de nuestros compatriotas. Se fue de España ante la imposibilidad de desarrollarse como artista y de tener un negocio más o menos próspero. Por su buen hacer le otorgaron el premio de artista del año de la ciudad de Chicago, lo cual no está mal en uno de los centros culturales más importantes de EE.UU. y, por tanto, del mundo.
Me ha dicho que la próxima vez que venga le llame para quedar a cenar. Lo haré, sin duda. Mientras, si pinchan aquí pueden ver sus fotografías, aunque lo que se puede apreciar en el ordenador no tiene nada que ver con el efecto que tiene la impresión sobre papel de algodón. La próxima vez le compraré algo.

domingo, 30 de mayo de 2010

Ciudad del Cabo (II)













Ciudad del Cabo es un sitio que merece la pena visitar. La ciudad como tal no tiene mucho que reseñar más allá de un fuerte fundado por los holandeses en el s. XVII y algunos edificios de la época. Sin embargo, como le pasa a Río de Janeiro, el enclave natural en el que está es realmente impresionante. La ciudad se extiende en el istmo de la península del Cabo de Buena Esperanza, alrededor de tres montañas que dominan la ciudad y que condicionan su desarrollo. La más grande e impresionante es Table Mountain, una gigantesca mole de granito de 1000 m de altitud. Flanqueándola hay dos montañas, Devil’s Peak al este y Lion’s Head al oeste. La ciudad se extiende sobre todo por el lado atlántico de la península, aunque los suburbios llegan hasta el Índico.

El clima es suave y en otoño avanzado como estamos ahora puede hacer un tiempo excepcional de casi 20º con un sol radiante y sin viento. Al parecer es una zona con mucho viento al que antaño llamaban el doctor del cabo ya que su fuerza disipaba las enfermedades que afectaban a los habitantes de la zona. El cabo de Buena Esperanza, al sur de la península no es, a pesar de lo que diga la leyenda el que separa el Índico del Atlántico. Sin embargo, parece que aquí se encuentran dos corrientes marinas, una fría, Benguela, que viene de la Antártida y otra cálida llamada Agulhas, que viene de las cálidas latitudes del norte y que hacen que el mar aquí sea peligroso para los navegantes. Bartolomé Dias, el portugués que primero rodeó el cabo lo llamó el cabo de las Tormentas. No en vano, este es uno de los cabos que todo marinero debía pasar para ser un verdadero marino, junto con el cabo de Hornos y el cabo Leewin. Alrededor de la península hay multitud de restos de naufragios.
Como digo, la ciudad no tiene mucho más que el fuerte y algunos edificios administrativos, un parque y algunas calles pintorescas como Long Street, donde están una parte importante de bares y lugares de diversión de la ciudad. Un lugar reseñable es el Waterfront, una parte del puerto donde hay multitud de restaurantes y centros comerciales. Centro de reunión de la población local y de los turistas, es un lugar que merece la pena visitar tanto de día como de noche. Los restaurantes ofrecen toda clase de comida, desde la típica caza africana a base de antílope o cocodrilo hasta italianos (¿qué lugar del mundo no tiene un restaurante italiano?).
Hay varias cosas que merece la pena hacer en Ciudad del Cabo. Una es subir a la Table Mountain en un día despejado. Se puede subir en un impresionante funicular o andando, aunque la subida a pie debe ser bastante dura por las escarpadas pendientes. Desde arriba se divisa toda la costa, desde Hout Bay y Camps Bay en el Atlántico hasta Fishhoek y Simon’s Town en el Índico. Debe ser bonita la vista al atardecer, con el sol poniéndose sobre el mar.

La península ofrece un espectáculo maravilloso de naturaleza, pequeños puertos pesqueros, playas de arena blanca y escarpados acantilados cayendo sobre el azulado y brillante mar. Hay muchos lugares donde pasar un buen rato y en verano hay multitud de playas en las que tomar el sol. Desde las urbanas playas de Camps Bay o Clifton en Ciudad del Cabo, hasta las larguísimas playas de Nordhoek o de Miuzenberg. Interesante la parada en el puerto de Fishhoek, donde se ve cómo despiezan el pescado y lo venden fresco allí mismo puesto sobre un plástico en el suelo o secado y salado colgado como si fuera ropa encima de las cabezas. Entre los pesqueros atracados nadan unos leones marinos esperando que caigan restos de pescado. Y vaya si caen. En el puerto hay un restaurante muy agradable donde se puede tomar un buen pescado recién sacado del mar. En algunas de las playas como St. James o Muizenberg hay coloridas casetas para los bañistas. En muchas de estas playas hay buenas olas para el surf, pero hay que tener cuidado con los tiburones. En todas ellas advierten del peligro que suponen y muchas de ellas tienen vigilantes que avisan de la cercanía de los escualos. Entre noviembre y mayo se pueden ver ballenas francas australes, iguales que las que se acercan a la costa argentina. En algún sitio se pueden ver desde la playa, incluso. Cerca de Simon’s Town, en Boulders Beach hay una pingüinera muy protegida de los turistas. No como la que visitamos hace tantos años en Punta Tombo en la Patagonia, donde si querías te llevabas un pingüino a casa. Supongo que ya no será así. En la zona se pueden visitar un buen número de bodegas, donde se pueden degustar buenos vinos. Los viñedos en esta época tienen un brillante color rojizo. Es otra visita interesante que hacer.

viernes, 19 de marzo de 2010

La ciudad de las fotos verticales


El río teñido de verde por San Patricio


Trump Tower




Estoy en Chicago pasando unos días después de un curso multicultural. Esta ciudad de grandes rascacielos y de arquitectura prodigiosa, sólo da para llevar la cámara en posición vertical. Muy diferente de la América de una planta de Ilf & Petrov, comentada aquí en diversas entradas.


Chicago es la ciudad de la arquitectura. Aquí se encuentran cuatro de los cinco rascacielos más altos de EE.UU. Hasta hace poco estaba el más alto del mundo, la antigua Sears Tower, ahora Willis Tower. El segundo es uno que yo no conocía, construido por el rico magnate Trump y luego están el Aon Tower y el John Hancock. Todos ellos edificios singulares y espectaculares. El menos espectacular para un madrileño es la Torre Aon, que es muy parecido a Torre Picasso, pero con el doble de plantas.


La ciudad cambia a toda velocidad y cada vez que uno viene aquí hay nuevos edificios, nuevas tiendas, nuevos negocios. La zona central está formada por el Loop, llamado así porque el metro elevado forma un bucle dentro del que queda el Theatre District y los edificios de oficinas y por la cercana Michigan Avenue hacia el norte, cruzando el río Chicago. Esta es llamada la Magnificent Mile por encontrarse aquí las tiendas de las marcas de lujo y alguna de no tan lujo, como Zara que siempre se quiere codear con los grandes del lujo en su mismo territorio.


Fuera del centro hay zonas muy interesantes también para los amantes de la arquitectura. Destacan el barrio de Oak PArk, donde se pueden admirar unas cuantas construcciones de Frank Lloyd Wright, donde él mismo vivió y tenía su estudio. El original arquitecto también construyó la Robie House en Hyde Park, un barrio al sur de la ciudad, donde se encuentra la Universidad de Chicago, que tantos premios Nobel ha dado.



Lo único malo que tiene Chicago es el frío que hace. Por lo demás, es una ciudad interesante para vivir, con intensa vida cultural, buen comercio y barrios residenciales tranquilos. Grandes parques para pasear o montar en bicicleta, playas en el lago, mil actividades una vez se va la nieve, conciertos al aire libre, ferias y mercadillos, buenos clubs de jazz y blues. Mañana veremos a Joe Lovano, un saxofonista que ha tocado con Paul Motian, Stan Getz, John Scofield, Bill Frisell y que está en lo mejor de su carrera. Aquí se ve a estos grandes monstruos del jazz y el blues a diez metros de distancia, sentado en una mesa tomándote un cocktail o cenando, que es como se debe ver el jazz. En España sólo se puede ver a gente así en salas de concierto, mucho más frías y con menos conexión entre el músico y el público.


Chicago fue la ciudad de la mafia, y lo sigue siendo de los políticos corruptos, los racketeers. El caso más reciente, el intento de venta del escaño que Obama dejó vacante en el Senado cuando llegó a la Presidencia. Aprendieron rápido de Capone y sus secuaces, los políticos de Chicago. De hecho, al círculo íntimo de Obama le llaman la Chicago mafia. No porque sean criminales, sino porque deben actuar como una mafia.


Ayer fue San Patricio y el río lo tiñen de verde para celebrar a los irlandeses que tanta influencia han tenido en la construcción del país y que conformaron una gran comunidad en Chicago a principios del siglo XX. Ahora, la ciudad es una amalgama de gente de todas las razas y procedencias. La comunidad mexicana es especialmente grande en Illinois. El otro día, Frank, el limpiabotas donde me limpio los zapatos cada vez que vengo a hacer un curso, me decía que en Aurora, la segunda ciudad de Illinois los mexicanos son más del 50% de la población. Por cierto, que el tal Frank es un enamorado del jazz y ha grabado un disco con Sound Of Good News, un grupo de músicos de jazz y Gospel de Rockford, Il.

lunes, 25 de enero de 2010

Fraude climático

He pasado el fin de semana en Londres, paseando por Chelsea, Kensington y Piccadilly. Chelsea es, probablemente, el barrio más bonito de Londres. Casas señoriales con techos altos. Altísimos. Desde la calle se atisban grandes salones con enormes cuadros y lámparas lujosas, que indican el alto nivel social de las gentes que viven en ellas. Aquí deben vivir los grandes aristócratas y los plutócratas de la City. El barrio está lleno de tiendas de alto nivel, no todas de grandes cadenas internacionales y buenos restaurantes. Un oasis en la bulliciosa ciudad cosmopolita.

Al norte de Chelsea, Kensington es otro barrio de alto nivel, aunque quizás no tan exclusivo. Destacan los grandes museos, el Victoria and Albert, el de Historia Natural y, junto a Hyde Park, el Royal Albert Hall. Todos son edificios de la época victoriana, resultado del gran imperio que Gran Bretaña fue en el s. XIX. Londres es una magnífica ciudad y, si no fuera por el clima tan frío y húmedo, sería un lugar ideal para vivir. Lo único malo son los ingleses, que son raros, raros. Más amigables que los franceses, pero no son fáciles para relacionarse con ellos.

Cómo siempre que viajo, leí los periódicos. The Times traía una noticia relacionada con el cambio climático, que seguramente habrá pasado desapercibida para la prensa española. Al parecer otra de las catastróficas predicciones acerca de la desaparición de los glaciares del Himalaya estaba basada en una entrevista con un experto en glaciares, que nunca había dicho algo similar.

The IPCC’s 2007 report, which won it the Nobel Peace Prize, said that the probability of Himalayan glaciers “disappearing by the year 2035 and perhaps sooner is very high”.

But it emerged last week that the forecast was based not on a consensus among climate change experts, but on a media interview with a single Indian glaciologist in 1999.

The IPCC admitted on Thursday that the prediction was “poorly substantiated” in the latest of a series of blows to the panel’s credibility.
...
He and other leading glaciologists pointed out at least five glaring errors in the relevant section.
It says the total area of Himalyan glaciers “will likely shrink from the present 500,000 to 100,000 square kilometers by the year 2035”. There are only 33,000 square kilometers of glaciers in the Himalayas.
A table below says that between 1845 and 1965, the Pindari Glacier shrank by 2,840m — a rate of 135.2m a year. The actual rate is only 23.5m a year.
...

The section says Himalayan glaciers are “receding faster than in any other part of the world” when many glaciologists say they are melting at about the same rate.
An entire paragraph is also attributed to the World Wildlife Fund, when only one sentence came from it, and the IPCC is not supposed to use such advocacy groups as sources.


Una lástima esto del cambio climático. Los ingleses seguirán teniendo este clima frío y húmedo y venir en invierno a Londres seguirá siendo una experiencia arriesgada. Con lo bien que se estaría aquí con un clima suave y soleado.

sábado, 15 de agosto de 2009

Crónicas americanas (XIV). Armas

Foto: Newsstand en North Adams, MA. La revista Combat Guns comparte stand con Maximum Fitness y Big book Wrestling


La vida americana está ligada a las armas. Es un tema que no aparece en los medios, pero la violencia asociada a las armas de fuego está mucho más presente que en otros países. En el avión de vuelta leo en el NY Times la noticia de que un tendero de Harlem ha matado a dos ladrones que golpearon a uno de sus empleados en su tienda anteayer. El hombre, de 72 años, vio que los asaltantes golpeaban a su empleado con la pistola, cogió su Winchester y disparó a dos de ellos, matándolos.

Charles Augusto no fue detenido, sino que la policía lo considera un testigo del crimen. Y el fiscal está considerando cargos por posesión de armas sin permiso. La ley de Nueva York dice:

Under long-established New York law, a person is allowed to use deadly physical force when he or she reasonably believes it is necessary to meet the imminent use of deadly physical force and there is no reasonable chance of retreating from the danger.

Una vez tuve un debate con un norteamericano sobre el tema de la posesión de armas de fuego y su prohibición. Eran los tiempos de Clinton y debía ser un tema de debate por el que Charlton Heston volvió a la palestra como defensor de la NRA (National Rifle Association). Aquel tipo, del que no recuerdo el nombre, era de Minnesota, cazador y, por tanto, habituado al uso de armas. Yo, como europeo biempensante, decía que era una barbaridad que circularan tantas armas de fuego y que eso sólo podía provocar más violencia y más crímenes. Él, heredero de tres generaciones de pioneros del oeste, argumentaba con sentido que los que seguro que tienen armas de fuego son los delincuentes y que no se le podía quitar el derecho a la gente a defenderse con las mismas posibilidades que el asaltante.

jueves, 13 de agosto de 2009

Crónicas americanas (XIII). Jazz y progres


Nueva York es la meca del jazz, no hay duda. Ayer leía el Village Voice, un periódico "liberal" de los de aquí, o sea, progre, que se distribuye gratuitamente y que recoge todas las actuaciones musicales que hay cada semana en la ciudad. En las páginas 60 y 61 estaban los anuncios de los clubes de jazz más conocidos y el plantel de actuaciones que hay en esta semana y la que viene nolo igualaría el cartel del mejor festival europeo que se precie:

En el village Vanguard: Eliane Elias Trio, Paul Motian, Bill Frisell, Jason Moran; en Blue Note, que apuesta por música más moderna y de gente menos conocida, Kevin Eubanks y Kenny Werner Quintet con Randy Brecker, en Dizzy's Club, John Patitucci, en Smoke, Brad Mehldau y en Highline Ballroom, McCoy Tyner. Impresionante.

El Village Voice, quintaesencia del progresismo underground neoyorquino empieza a envejecer de mala manera, como todos esos progres prisaicos herederos del 68 y de Woodstock (este año, 40 tacos del hippismo) y que tanto han hecho por el socialismo a lo Gramsci, sin revoluciones. El artículo de portada de esta semana habla de que en las tiendas de alimentos de NY no se puede comprar vino. Los progres de antaño reclaman comprar vino, la quintaesencia de lo burgués. Nada es lo que era.

Crónicas americanas (XII). Breakdance

Una de las características de Nueva York es la gran cantidad de gente actuando en la calle para ganarse un dinero. Hay de todo, flautistas, saxofonistas, percusionistas y cómo no, breakdancers. Con rap atronador hacen acrobacias y piruetas más gimnásticas que otra cosa. Lo impresionante es que en todos estos grupos hay niños de entre 7 y 12 años que ya son unos artistas del baile.

martes, 11 de agosto de 2009

Crónicas americanas (XI). Multas


Es conocido que la libertad de los americanos está cimentada sobre un sinfín de prohibiciones de todo tipo y de multas asociadas a la infracción de las normas. Lo que me ha sorprendido es leer la sección Law & Order, en la segunda página del periódico The Narrangasett Times, del sur de Rhode Island las personas que han sido detenidas o condenadas por delitos que van desde pequeñas infracciones de tráfico a posesión de drogas. Por ejemplo,


Noise: Patrolmen quieted a noise complaint at 14 Penbscott Trail on Saturday.

Vandalism: A car was reported vandalized at 68 Old Pine Road.

Amanda Baupre of 87 South Bay Drive in Narrangasett pleaded no contest to shoplifting in North Kingstown on July 20. She was fined $293.50 and ordered not to enter the North Kingston Kohl's for one year.

Juan Padin of 83 Victoria St. in Providence was arraigned for driving with a suspended license. His charge was dismissed upon payment of the fine of $94.5.


Así, todos casos ejemplarizantes de ciudadanos que han contravenido las normas y que han sufrido el implacable peso de la ley. Doy fe de que aquí las leyes están para cumplirlas, al menos la mayoría de los mortales, pues me han puesto dos multas.


Una por exceso de velocidad, el primer día, con coche de policía resonando las sirenas detrás de mí y otra por exceder el tiempo del parquímetro. Las multas de tráfico aquí no las pone la policía, sino el juez. El policía te da un formulario con la citación judicial (día y hora) en el que puedes declararte culpable o no culpable. En el primer caso, el juez dictará la sentencia y te la comunicará por correo y en el segundo caso te tienes que presentar en el juzgado en el día y hora señalado con un abogado para la vista de tu caso. Evidentemente, me declaré culpable y mandé el papel por correo. Ahora esperaré la sanción correspondiente. En caso de que no la cumpla, supongo que entraré en una lista de ciudadanos peligrosos que encontrarán trabas para entrar en los EE.UU.


Y decía que las leyes las cumplen la mayoría de los mortales, porque como en todas partes, hay clases. El otro día, en un barco de avistamiento de ballenas en Cape Cod conocí a un tipo que decía que era el chef de Bruce Springsteen. Era un mexicano que comía jamón de Huelva que llevaba envasado al vacío. Cuando le pregunté de dónde había sacado un paquete de jamón envasado en Jabugo, me dijo que iba mucho a España y que éste se lo había traído su jefe, el Boss. Al parecer, él no pasa la aduana y cuela todo lo que quiere, desde jamón de Jabugo hasta otras cosas un poco peores para la salud.


Crónicas americanas (X).





Los americanos son unos obsesos de las estadísticas. Tienen estadísticas de todo. Cualquier actividad tiene su medición y su estadística, lo cual está bien en general, ya que proporciona información para tomar decisiones o para evaluar la evolución de determinados fenómenos sociales. Sin embargo, cuando las estadísticas se llevan al límite de lo absurdo, las decisiones que se pueden tomar pueden ser nefastas.


Hace unos días leí una noticia que ilustra perfectamente esta obsesión. El titular, en primera página de uno de los periódicos locales que he comprado en este viaje, decía: “Gym class injuries rise by 150 percent”. Es decir, que las lesiones en las clases de gimnasia habían aumentado un 150% ente 1997 y 2007. Los niños se chocan con estructuras metálicas, las canastas de baloncesto, se supone, o se hacen heridas en las rodillas. La niñas son más propensas a desmayos, golpes de calor y cosas así, menos violentas y cruentas que los niños. Las causas que había descubierto el estudio eran que había más niños en las clases o que había menos cuidadores, que es la misma causa, en realidad. Y, lógicamente, la solución es que el Gobierno aumente los recursos en las escuelas para evitar tantos accidentes. Aquí también la prensa presiona para que el Estado resuelva todos los problemas. ¿Qué tal decirles a los niños que tengan cuidado?

sábado, 8 de agosto de 2009

Crónicas americanas (VIII). Música en vivo

Foto: Link Montana & The Rough Riders en O'Shea's Olde Inn

Siempre me ha sorprendido el gusto por la música que hay en EE.UU. En todas las ciudades, no importa el tamaño que tengan hay algún local donde se puede escuchar música en directo. Siempre es música popular o jazz, aunque en las grandes ciudades hay grandes orquestas de música sinfónica de renombre mundial.


Ese amor por la música hace que en locales de poca monta, tabernas sin pretensiones toquen grupos que hacen bastante buena música.


Ayer, y me salgo del guión de comentar las noticias de los periódicos, estuvimos cenando en una taberna regentada por un irlandés llamado O'Shea. Un tipo simpático, mayor, con pinta de hippy regentando un negocio. Mesas toscas de madera, con manteles de papel y la comida servida en cestillos para evitar gastos en vajilla, supongo. Unas minúsculas bombillas decoran las vigas dándole un ambiente acogedor e íntimo. Detrás de la barra, un gigantesco espejo de Guinness, da profundidad al local. Én una televisión a la que nadie hace caso se puede ver el partido de los Boston Red Sox contra los Yankees de NY. Es como un Madrid - Barça, pero juegan muchas veces en la temporada y da para llenar páginas y páginas de periódicos.


Los parroquianos son gente sencilla, vestida al estilo popular americano. Como todos los estilos populares, mal. Descuidado, sin gusto. Camisas de cuadros en los hombres y camisetas de colores imposibles en las mujeres. El ambiente es animado y alegre. Hay gente de todas las edades, desde familias con niños hasta señores mayores, amigos de O'Shea.


Sirven buena cerveza local. Es curioso porque aquí, en cuanto te sales de los circuitos de las grandes ciudades hay fábricas de cerveza que sirven a los restaurantes del lugar. Muy buena, en general.


Después de que cenáramos, nada mal, por cierto, empezó la música. Un cuarteto en el que estaban Joey Spampinato, el famoso bajista de los NRBQ. Según la wikipedia tocó en el primer disco de Keith Richards. Spampinato lidera una banda llamada Link Montana and the Rough Riders, que hacen música rock, country, rythm and blues. Mucha marcha. El ambiente fue creciendo hasta que los camareros retiraron algunas mesas frente al estrecho escenario y algunos de los parroquianos se animaron a bailar. Unos músicos disfrutando de su música una gente sencilla y sin pretensiones, bailando animada. Sencillo, sin complejos, auténtico.

viernes, 7 de agosto de 2009

Crónicas americanas (VII). El mal sindical


Los USA tienen el mismo mal sindical que los españoles. La injerencia sindical en las relaciones entre empleados y patronos tiene consecuencias nefastas tanto en España como en EE.UU.

El WSJ traía un editorial sobre el efecto perverso que tiene sobre la enseñanza la regulación y la intromisión sindical. Cuenta el caso de un colegio en Baltimore, MD en el que han conseguido las mejores notas en los exámenes que regularmente hace el Gobierno. Eso, a pesar de ser un colegio al que llegan niños con un retraso escolar de uno o más años. ¿Cómo lo consiguen? Con exigencia y trabajo duro. Los niños empiezan a las 7:30 y terminan a las 5. Además, van al colegio los sábados alternos. Pues bien, parece que eso se va a acabar porque la ley de Maryland exige que los profesores estén afiliados al sindicato, que exige que el colegio pague a sus profesores un 33% más que al resto de profesores de Maryland para compensar por el exceso de jornada, aunque ahora cobran un 18% más. Dado que el colegio ni los padres se pueden permitir subir el salario a los profesores, el colegio va a volver al horario normal y tendrá que despedir a los profesores que trabajaban con los alumnos más difíciles.


The actions of the teachers unions in both Baltimore and New York make sense from their perspective. Unions exist to advance the interests of their members. The problem is that unions present themselves as student advocates while pushing education policies that work for their members even if they leave kids worse off. Until school choice puts more money and power in the hands of parents, public education will continue to put teachers ahead of students.