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sábado, 3 de octubre de 2009

La corazonada terminó en angina de pecho

Fue tal la tensión que el corazón se les aceleró y la corazonada devino en una grave angina de pecho del alcalde, cuya estrella política empieza a apagarse como una enana marrón. Yo ya dije hace unos días que me oponía al disparate por varias razones. La primera de orden presupuestario. No creo que mis hijos y nietos se merezcan pagar los delirios de grandeza de nuestro alcalde. Madrid tiene una deuda del nivel de la de un país del Tercer Mundo, como se puede ver en el siguiente gráfico (cortesía de Wonkapistas)

Aún así, toda la gente con la que he hablado repetía el pensamiento único, que las Olimpiadas nos vendrían muy bien, que relanzarían la actividad económica, que modernizarían la ciudad. El típico despropósito socialista según el cual el gasto público, en lo que sea, crea riqueza.

Gracias a los miembros del COI, nos vamos a librarnos de gastar una millonada en más estadios y más infraestructuras inútiles. Aunque los arquitectos, unos de los colectivos que más ganarían con la celebración de los juegos en Madrid se han apresurado a convocar el concurso de ideas para el logo de Madrid 2020. Así se aseguran que seguirán visando proyectos fastuosos para alimentar el ego gallardónico.

Si lo que cuenta Jesús Cacho en su artículo del otro día es cierto, la realización de las obras relacionadas con las Olimpiadas sería un caso de malversación de fondos públicos que rozaría el delito y que a mí me hace preguntarme si Gallardón no tendrá otros intereses ocultos aparte de su promoción personal.

Juan Antonio Samaranch, ex presidente del COI, cogió del brazo al regidor madrileño y le despertó del sueño: “No salen los números, Alberto. Madrid no va a contar con los votos suficientes”. En Lausana, la candidatura de Río salió disparada como un cohete. Con Lula a la cabeza, Brasil está emergiendo como gran potencia económica gracias al petróleo, y quiere convertirse en la primera sede de unos JJ.OO. latinoamericanos. “Eso nos roba el voto sudamericano en masa y, además, siempre estará Chicago, con Obama dispuesto a despedirse de su segundo mandato con unos Juegos en la ciudad. Ni hablar del voto asiático y, lo que es peor, tampoco del europeo: París, Berlín y Moscú aspiran a organizar los de 2020, cosa que saben imposible si Madrid se hiciera con los de 2016. El objetivo es evitar hacer el ridículo cayendo eliminados en primera ronda”. En realidad, lo que resulta escandaloso es que el Ayuntamiento de Madrid, el Gobierno de la nación y la plétora de instituciones públicas y privadas que se han sumado sin rechistar a la procesión encabezada por este moderno flautista de Hamelín, no hayan reparado en el dato de que la celebración de tres ediciones consecutivas de los JJ.OO. en Europa –Londres (2012); Sochi (Invierno 2014) y 2016- era una hipótesis del todo insostenible, de modo que solo la necesidad de buscar una plataforma capaz de servir a los intereses políticos y económicos del alcalde podría explicar la aparente obcecación con la nominación de Madrid el próximo octubre, lo que ha llevado a la candidatura a asumir un gasto desorbitado para la actual situación financiera de la ciudad –convertida hoy en una gigantesca zanja- y la utilización de métodos muy cuestionables a la hora de la captación de votos.

Isabel San Sebastián, certera en El Mundo de hoy:

La material, la cantidad astronómica de dinero invertida en dotar a la capital de infraestructuras suntuarias, la abonarán nuestros hijos y nuestros bisnietos, que tal vez tengan la dicha de asistir a unos Juegos Olímpicos celebrados en su ciudad, o tal vez no. La política también debería asumirla alguien, porque el empecinamiento en un sueño imposible es algo más o menos romántico cuando afecta únicamente al soñador, pero se convierte en derroche irresponsable cuando la corazonada gasta pólvora del rey, como es el caso.

Yo me alegro de que se lo lleven los cariocas. Van a tener que invertir nada menos que 8.000 millones para poner la ciudad en órbita. A ellos, sí que les puede venir bien la organización. Con un poco de suerte reducen la violencia y arreglan las favelas. No somos lo suficientemente pobres para organizar unos Juegos Olímpicos, todavía.

domingo, 10 de mayo de 2009

Contra Madrid 2016


Sorprende la unanimidad de todos los medios de comunicación españoles en el apoyo a la candidatura de Madrid para los JJ.OO. de 2016. Muy pocos periodistas y ningún político, salvo los independentistas de ERC, se manifiesta en contra. A mí me parece personalmente un disparate y me gustaría que el CIO eligiese a cualquier otra capital de las que quedan en liza.

Me parece un dispendio impropio de los tiempos que corren gastarse el dineral que cuesta la organización de una fiesta que sólo dura quince días. Siempre lo comparo con alguien que quisiera organizar una cena para sus amigos y construyera una casa para el acontecimiento. España debe al exterior aproximadamente un 145% del PIB (1,6 billones de euros de deuda sobre un PIB de 1,1 billones de euros, aproximadamente). Dada la situación financiera internacional y con una economía con unas necesidades de financiación equivalentes al 8% del PIB anual, la capacidad de financiación de las empresas españolas, que son las que verdaderamente crean empleo, es muy reducida. Por tanto, financiar cualquier proyecto que no produzca una rentabilidad a corto plazo para nuestras empresas, y mejor si esa rentabilidad viene de un incremento de la exportación, es suicida para la economía española. Si realmente nuestros políticos quisieran que el país exporte, que invierta en I+D, que innove, lo que tienen que hacer es dejar de gastarse el dinero de los contribuyentes en la construcción de unas infraestructuras de dudosa rentabilidad y dejar que el poco dinero que va a tener disponible la economía española en los próximos años lo dispongan particulares y empresarios para financiar inversiones productivas.

Seguramente los ciudadanos se sentirán muy orgullosos de que en su ciudad se celebren las Olimpíadas, de tener durante quince días a deportistas y turistas dando vueltas por la ciudad, de salir en las teles de todo el mundo. Este puede ser el único beneficio que se puede derivar de la organización de los Juegos. Pero, sinceramente, preferiría que Madrid y España figuraran entre los lugares relevantes en el mundo por su dinamismo empresarial, por sus excelentes universidades, por la facilidad para hacer negocios, por su progreso científico y material. Lo demás, es orgullo del que disfrutan los pobres siervos de los sistemas políticos autoritarios. Todo para mayor gloria de Gallardón.

Jesús Cacho el otro día en El Confidencial:

Está fuera de duda que la organización del evento se traduciría inevitablemente en más gasto público y más deuda, en un país cuyo déficit público podría rozar a fin de año el 10% del PIB, un país que, si alguien con seny no lo remedia -y no parece que los milagros abunden por estos pagos- podría llegar a las puertas del 2016 con una población empobrecida, con sus clases medias depauperadas y un paro estructural insoportable. Pero estas cosas no parecen frenar el entusiasmo impostado de nuestras elites políticas. Ellas tiran con pólvora del Rey, nunca mejor dicho, es decir, gastan el dinero ajeno, el que procede del pago de impuestos de los asalariados españoles. Como en el hundimiento del Andrea Doria, que la banda de música siga tocando en el salón de primera, mientras la marinería en paro arría los botes, ¡los caballeros primero!, para que se salven los grandes constructores, que son los que tienen que seguir haciendo negocio con la ayuda del Gran Almirante Gallardón.

Particularmente dramático el horizonte de los madrileños. Los Juegos de Atenas generaron un déficit de 8.500 millones de euros y Montreal estuvo pagando el suyo durante varias décadas. El Gran Almirante, ese señor que hacía pucheros mientras decía ante las cámaras que se iba de la política porque la señora Aguirre le había cerrado el paso a las listas del PP como número 2 de Rajoy en las generales de marzo de 2008, ha endeudado Madrid en cerca de 8.000 millones de euros. Ahora quiere redondear la faena con la elección de la capital como sede de los Juegos 2016, convertidos en rampa de lanzamiento político personal para alcanzar la ansiada Presidencia del Gobierno, porque si un simple como Zapatero ha llegado a Moncloa, ¿cómo no va a llegar él, sea con respaldo del PP o del PSOE? Y sin reparar en gastos. Que sean las futuras generaciones de madrileños quienes paguen el sueño megalómano de nuestro inmarcesible Almirante.