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viernes, 7 de enero de 2011

Vendidos a los chinos


La prensa anda regocijada por la venida del viceprimer ministro chino Li Keqiang y ha sido calificado de nuestro particular Mr. Marshall que ayudará a paliar las dificultades de financiar nuestra deuda en este año 2011. No se dan cuenta políticos y periodistas del impacto desmoralizador que esto podría tener en la población española, si ésta reflexionara un poco. Como decían esta mañana en la radio, el proceso de empobrecimiento progresivo en el que estamos ha hecho que lo que en mi infancia eran cuestaciones para ayudar a gente en países como China se haya convertido en la ignominia de recibir a un destacado dirigente de una sangrienta dictadura comunista como nuestro salvador.

¿Sabrá el señor Li que aquí cuando se tima a alguien decimos que le hemos engañado como a un chino? Supongo que estará avisado y ya hoy nuestra deuda cotiza al alza. Es decir, que los chinos comprarán deuda, pero al tipo de interés del mercado. Es decir, como cualquier otro inversor normal y corriente. ¡Burda propaganda!

Jaime de Piniés en Libertad Digital
desinfla este optimismo desinformado:

En cuanto a la deuda española en sentido estricto, es decir todo aquello que da lugar a pagos fijos, bien sean de interés o amortización y no variables, el monto ascienda a 1.767.557 millones de euros y ha experimentado un crecimiento del 1,8% en relación al mismo periodo del pasado año; debido, sobre todo, al endeudamiento de todas las Administraciones Públicas, que ha crecido al 12%.

Tanto en su vertiente de deuda en sentido estricto como en la más lata de pasivo exterior, el problema del endeudamiento español es espinoso precisamente porque sigue creciendo y hay límites a lo que se puede pedir al mercado por mucha simpatía y alivio que nos quiera aportar el camarada Li. Seguimos anclados en un diferencial del bono español a 10 años frente a Alemania de cerca de 250 puntos básicos y esto es muy caro para nuestra maltrecha competitividad. Supongo que nuestros invitados asiáticos leerán con cierto pavor las denuncias de Artur Mas que apuntan a un déficit público en Cataluña que supera el 50% de lo conocido hasta hace unos pocos días. Un camino de rectificaciones que recuerda el trazado por Grecia e Irlanda. ¿Qué sorpresas envenenadas tendrán las demás comunidades autónomas? El tiempo lo dirá.

Suponiendo que hay límites al crédito que podamos pedir como nación, hay solo tres formas para dar vuelta al difícil problema del pasivo neto: una, devaluación e inflación (opción no permitida dentro del euro); dos, mejorar nuestra competitividad (algo que requiere bastante más esfuerzo y reformas que las emprendidas por nuestro Gobierno y, casi con toda seguridad, también un recorte de los salarios reales y demás factores de coste que podamos controlar); y tres, seguir frenando la demanda nacional (senda en la que nos encontramos y que habida cuenta a que el pasivo neto sigue creciendo, dibuja un largo periodo de estancamiento). Todas estas vías de corrección tienen costes y el transcurso del tiempo hace que algunas opciones dejen de ser políticamente viables, léase, la tercera opción. Cuando llegue ese momento veremos si optamos por el camino de las reformas y la sensatez económica, ojala sea así, o por el abandono del euro. El tiempo también lo dirá.

jueves, 29 de octubre de 2009

Obama, amigo de los dictadores

No es extraño que los políticos occidentales hagan la vista gorda con dictaduras execrables como la China, con las que hacen pingües negocios mientras a otros países de menor envergadura los maltratan a pesar de tener sistemas políticos mejores que el chino, como se ha visto en Honduras. Sin embargo, lo que no había pasado hasta ahora (desde 1991, al menos), es que el presidente de EE.UU. no recibiera a un personaje religioso como el Dalai Lama para no ofender a los sátrapas chinos.



Mientras la presidencia norteamericana se "ablanda" ante el terror amarillo, los indios, saben cómo tratar a los chinos y se han resistido a las presiones chinas para impedir que el Dalai Lama no visite el Tibet de la India.

But India stood firm. During a regional summit over the weekend Prime Minister Manmohan Singh says he "explained to Premier Wen [Jiabao] that the Dalai Lama is our honored guest; he is a religious leader." The prime minister went on to imply that the Dalai Lama was free to travel where he pleased, so long as he did not engage in political activities.

La realpolitik obamita nos dará más momentos genuflexos ante dictadores.

miércoles, 24 de junio de 2009

China es peor que Mataró

El lunes leí en El País una noticia que me dejó estupefacto: En China se vive mucho peor que en Mataró. Se refiere a la redada que los Mossos hicieron la semana pasada contra unos talleres textiles "clandestinos" en los que unos "mafiosos" chinos "explotaban" a unos trabajadores, chinos también, a los cuales "esclavizaban". La curiosidad de la noticia es que los "esclavos" chinos querían volver a trabajar en los talleres.

Pero los miembros de la comunidad no se sienten liberados. Están irritados. Dicen que ahora sí les han convertido en víctimas: una suerte de ERE policial les ha dejado sin sustento. Y, a algunos, sin cama.
...
Pero los expertos en la comunidad china -que ha alcanzado las 143.000 personas con permiso de residencia, según los últimos datos- sí lo entienden: "En China viven peor. Tienen un catre y fuego para calentarse. Vienen a sabiendas de que van a trabajar lo que haga falta para ganar dinero y montar su negocio", explica Anna Martínez, secretaria general de Casa Asia, que ha elaborado un estudio sobre la comunidad.

Esto rompe los esquemas de la socialdemocracia gobernante que no puede reprimir su tentación redentora de los esclavos de la Tierra, aunque sea en su contra. Se olvida que es más duro pasar hambre que trabajar todos los días de la semana y que sólo cuando se tiene el estómago lleno, e incluso algún que otro lujo, se empieza a pensar en el ocio. El ocio es de ricos y para ricos. Los pobres chinos no tienen tiempo nada más que para trabajar, si quieren comer y educar a sus hijos. Es evidente que esta gente se comerá al acomodado burgués occidental blandito y pachorrón en unos años, a menos que espabilemos.

Lo mismo está pasando con los indios que se están llevando el trabajo informático de los países occidentales. ¿Cómo puede ser que un sindicato de una empresa tecnológica vaya a un cliente de ésta a quejarse porque las sillas no tienen cinco ruedas? La consecuencia es que donde había cincuenta programadores sindicalizados, ahora hay diez. El resto está en otro sitio. Así camina el mundo y el que no lo quiera ver, está muerto.

¿Debemos permitir que la gente escoja libremente la vida que quiera? ¿Dónde está el límite? Para el Gobierno está claro, no se debe permitir que los chinos trabajen tan duro, no vaya a ser que dejen mal a nuestros liberados sindicales.

Me recuerda la película Stico de Jaime de Armiñán, en la que Fernán Gómez convence a una familia para que le adopte como esclavo de acuerdo a las reglas del Derecho Romano. Interesante tema.



P.S.: Es revelador el lenguaje del periodista que he entrecomillado en el primer párrafo.

lunes, 17 de marzo de 2008

Boicot a los JJ.OO.

Si hubiera ocurrido en Oriente Medio y lo hubieran hecho los israelíes, se habría montado una buena. Pero como es uno de esos paraísos recurrentes de la izquierda, otrora lugar de peregrinación, no pasa nada. China reprime a los pobres del Tíbet y nadie dice nada. Luis se lo toma con ironía. Y EE.UU. dice que en China se respetan los derechos humanos.

Algunas fuentes hablan de 30 muertos.

jueves, 6 de marzo de 2008

Guy Sorman sobre los Juegos Olímpicos de Pekín


Interesante artículo de Guy Sorman en ABC sobre la represión en China. Quizás el boicot de Spielberg no es tanta tontería, aunque dado que compramos una cantidad ingente de productos en China y los americanos, más, no deja de ser un mero acto de propaganda y de tranquilizar su acomodada conciencia. De gestos también vive el hombre.

Los Juegos Olímpicos de Pekín, que se celebrarán el próximo mes de agosto, serán un torneo político. Desde que Pierre de Coubertin los reinventara, los Juegos Olímpicos siempre han estado politizados. Los primeros tuvieron lugar en 1896 en Atenas para avergonzar a los turcos que aún ocupaban el norte de Grecia. Los Juegos de Berlín de 1936 celebraban el triunfo de la ideología nazi. Los Juegos de Seúl de 1988 abrieron las puertas a la democratización de Corea. ¿Serán los de Pekín como los de Seúl o como los de Berlín? ¿Serán la apoteosis de un régimen autoritario o el principio de su defunción? Muchos observadores optimistas de China, a veces aplacados por su cercana relación con el régimen comunista, apuestan por una transición suave desde el despotismo hacia una sociedad china abierta, pero los acontecimientos recientes no sostienen una interpretación tan benigna de la estrategia del Partido Comunista. Se da la casualidad de que, desde principios de este año, la represión contra los activistas, los abogados y blogueros que defienden los derechos humanos ha sido más severa que nunca. Se desconoce el número exacto de disidentes democráticos que están encarcelados, o algo peor. El 7 de enero se supo que un bloguero de nombre Wei Wenhua había muerto a manos de la policía en Hubei mientras intentaba grabar un levantamiento en un pueblo. No hay manera de dar cuenta de las víctimas ignoradas, ni de explicar por qué algunas de ellas son condenadas a muerte y tiroteadas. No sabemos cuántas se envían a los «centros de reeducación» sin juicio previo. A falta de estadísticas fiables, centrémonos en dos personajes simbólicos del movimiento a favor de la democracia: Hu Jia y Chen Guancheng.

El pasado 27 de diciembre, 20 policías armados detuvieron a Hu Jia ante la presencia de su mujer y su bebé de dos meses. La policía procedió con extrema violencia física, como si Hu Jia pudiera oponer resistencia. Sin embargo, Hu Jia es un joven diminuto de 34 años, que sufre de una dolencia hepática crónica. Es más, es un firme creyente en la no-violencia, admirador del Dalai Lama, discípulo de Mahatma Gandhi y budista sincero. Verdaderamente, uno se pregunta por qué el poderoso Partido Comunista Chino está desplegando todo su poder para secuestrar a un enemigo tan pequeño, y está claro que es un secuestro. El Partido le acusa de «subversión», pero no ha violado ninguna ley china. ¿Estaba a punto de derrocar al Partido? ¿Lidera un ejército contrarrevolucionario?

A una escala mucho más modesta, Hu Jia dejó los estudios en la Universidad de Pekín en el año 2000, cuando se enteró de que miles de campesinos de Henan estaban muriendo de sida después de haber vendido su sangre a unos traficantes locales. Casualmente, desde el principio de esta epidemia, la actividad principal de Hu Jia es proporcionar medicinas y consuelo moral a las aldeas condenadas de Henan. Su labor benéfica no se ve facilitada por las autoridades locales, sobre las que recae parte de la responsabilidad de esta epidemia; es más, como las ONG están prohibidas en China, Hu Jia sólo puede actuar por su cuenta. Si creara cualquier tipo de organización para apoyar su causa benéfica, infringiría la ley. A partir de la reveladora tragedia de las víctimas de Henan, Hu Jia alcanzó a comprender que se debía a la ausencia de derechos humanos en China. Por tanto, abrió una página web que sirve para que chateen los académicos chinos que comparten su preocupación. Esta página web, que ahora ha sido clausurada por el gobierno, informó del destino de Chen Guangcheng.

Chen, campesino ciego y abogado autodidacta, había protestado en 2005 contra el secuestro de cerca de 3.000 mujeres en su ciudad natal, Linyi. Estas mujeres habían sido esterilizadas u obligadas a abortar para estabilizar el aumento de población de esa región. Como esta violencia extrema quebranta la ley china, Chen tomó la iniciativa de elevar una petición al Gobierno central. Este procedimiento de petición es la única manera de protesta reconocida legalmente en China. Cuando llevó su petición a Pekín, acompañado por un reducido grupo de abogados, Chen fue acusado de perturbar el tráfico en las congestionadas carreteras de Pekín. Las autoridades le condenaron a cuatro años de cárcel por esta perturbación.

Deberíamos preguntarnos por qué los modestos testimonios de Hu Jia y Chen Guangcheng, arraigados en la tradición moral china, provocan una represión tan drástica por parte del gobierno. Está claro que Hu y Chen respetan la ley. No llaman a la revolución. Es verdad que hablan con periodistas extranjeros que informan de sus acciones, pero la ley no prohíbe este tipo de contactos. ¿Teme el Partido a estos insignificantes disidentes? Puede que sí. Al Partido le persigue el precedente soviético. En China no se permitirá que haya ningún Sajarov ni ningún Solzhenitsin que empañe el «éxito» del Partido. El encarcelamiento de Hu Jia y Chen Guangcheng es un indicio claro de que ningún proceso de democratización comenzará en China fuera del control del Partido. Cuando los propios líderes chinos mencionan la democracia en declaraciones oficiales, se refieren a una democracia «organizada», de arriba abajo. Cualquier intento que surja de la sociedad civil hacia la democratización debe por tanto aplastarse nada más nacer.

Está claro que China no se encamina hacia una democracia al estilo occidental y el crecimiento económico no es un preludio de una sociedad libre, siempre que el Partido lo pueda evitar. La verdadera ambición del régimen es inventar una alternativa a la democracia occidental. Sería un despotismo ilustrado bajo la tutela de un partido comunista meritocrático. Los Juegos Olímpicos se diseñarán para fomentar este modelo alternativo.

¿En qué medida es legítimo este modelo? El Partido Comunista, con 60 millones de miembros, casi todos hombres y habitantes de las ciudades, probablemente lo aprobaría. Los 200 millones de chinos que comparten los beneficios del rápido crecimiento económico también estarían de acuerdo. Pero, ¿qué piensan de este despotismo ilustrado los 1.000 millones de personas que se mantienen en la extrema pobreza (300 millones viven con poco más de medio euro al día) y que se ven privados de cualquier derecho? Nadie lo sabe, porque no tienen ninguna forma de expresar sus deseos. Es muy posible que Hu Jia y Chen Guangcheng representen a estos 1.000 millones de habitantes mudos más que el Partido. Ésta podría ser una de las razones por las que el Partido les ha machacado. Por esto cualquier participante decente de los Juegos Olímpicos debe exigir la liberación de Hu Jia y Chen Guangcheng, ya mismo.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Gran Hermano


No es el programa de TV, sino un émulo del omnipresente personaje de la novela 1984 de George Orwell, el Sistema que todo lo veía y que todo lo escuchaba, el totalitarismo perfecto. En realidad, más perfecto era el imaginado por Aldous Huxley en Un mundo feliz, pues en éste, a diferencia del primero, las personas se sometían voluntariamente a la dictadura a cambio de la "felicidad" que proporcionaba estar dentro del sistema. En el mundo orwelliano, salirse del sistema, en sí mismo una pesadilla, era mucho peor y conducía con seguridad a la tortura, si había suerte, a la reeducación, si no, a la muerte. Orwell, escarmentado del totalitarismo que vio en la Unión Soviética, puso al descubierto los métodos salvajes a los que se sometía a los súbditos de aquella dictadura.

Huxley, puso las bases del totalitarismo democrático. Aquél en el que las personas creen que deciden, aunque en realidad todo está manejado por un "suprapoder" que educaba a las personas con la hipnopedia, realizaba una perfecta segmentación de individuos para las diferentes tareas requeridas en la sociedad mediante una adecuada selección genética, distraía los tiempos libres con continuas fiestas o acontecimientos deportivos y eliminaba el dolor.

Esta introducción viene a cuento de un artículo que leí en el International Herald Tribune en agosto y que reproduzco a continuación. Para los que no lo quieran leer entero, el resumen es que el gobierno chino tiene planes de desarrollar un programa para controlar a sus ciudadanos aplicando tecnologías avanzadas al trabajo policial.

Lo que dice, en resumen, es que se están instalando 20.000 cámaras de vigilancia con tecnología de reconocimiento del rostro para luchar contra el crimen, que en Shenzhen van a expedir tarjetas de residencia a 12,4 millones de habitantes con potentes chips que contendrán información del individuo con la historia laboral, el nivel de graduación académico, la religión que profesa, su seguro médico, etc. Según el corresponsal de NYT en China el gobierno chino ha decidido aplicar la tecnología al trabajo de la policía y expedir 150 millones de tarjetas a las personas que se han mudado a alguna ciudad pero aún no tienen una residencia permanente. El control total. ¿Alguien se creía que el Partido Comunista Chino iba a dejar algún cabo suelto? Es de sobra conocido que el desarrollo económico produce que la gente se preocupe de otras cosas como la política y eso puede ser letal para el Partido.

Seguramente los fabricantes y las consultoras de tecnología se frotarán las manos con la cantidad de grandes proyectos que se podrán hacer para extender esta tecnología a todo el mundo y la cantidad de dinero que van a ganar. Nos estarán metiendo a todos en la boca del verdadero Leviatán.
Sostengo que el DNI electrónico que está implantando Rubalcaba, recibido con alegría por los gigantones del baloncesto, es lo mismo, pero poco a poco. Lo único bueno es que, siendo españoles, tardará en funcionar y luego se les perderán los datos.


La lectura de este tipo de noticias me produce una verdadera paranoia y no dejo de ver fantasmas controladores en todas partes. Me pasó cuando leí el libro de Daniel Estulin La verdadera historia del Club Bilderberg, pero esto es para otro día.

La fotografía se la saqué a un soldado chino, que no quería que le fotografiaran el rostro, como se puede apreciar.

Aquí la noticia completa.
SHENZHEN, China, Aug. 9 — At least 20,000 police surveillance cameras are being installed along streets here in southern China and will soon be guided by sophisticated computer software from an American-financed company to recognize automatically the faces of police suspects and detect unusual activity.

Starting this month in a port neighborhood and then spreading across Shenzhen, a city of 12.4 million people, residency cards fitted with powerful computer chips programmed by the same company will be issued to most citizens.
Data on the chip will include not just the citizen’s name and address but also work history, educational background, religion, ethnicity, police record, medical insurance status and landlord’s phone number. Even personal reproductive history will be included, for enforcement of China’s controversial “one child” policy. Plans are being studied to add credit histories, subway travel payments and small purchases charged to the card.
Security experts describe China’s plans as the world’s largest effort to meld cutting-edge computer technology with police work to track the activities of a population and fight crime. But they say the technology can be used to violate civil rights.
The Chinese government has ordered all large cities to apply technology to police work and to issue high-tech residency cards to 150 million people who have moved to a city but not yet acquired permanent residency.
Both steps are officially aimed at fighting crime and developing better controls on an increasingly mobile population, including the nearly 10 million peasants who move to big cities each year. But they could also help the Communist Party retain power by maintaining tight controls on an increasingly prosperous population at a time when street protests are becoming more common.
“If they do not get the permanent card, they cannot live here, they cannot get government benefits, and that is a way for the government to control the population in the future,” said Michael Lin, the vice president for investor relations at China Public Security Technology, the company providing the technology.
Incorporated in Florida, China Public Security has raised much of the money to develop its technology from two investment funds in Plano, Tex., Pinnacle Fund and Pinnacle China Fund. Three investment banks — Roth Capital Partners in Newport Beach, Calif.; Oppenheimer & Company in New York; and First Asia Finance Group of Hong Kong — helped raise the money.
Shenzhen, a computer manufacturing center next to Hong Kong, is the first Chinese city to introduce the new residency cards. It is also taking the lead in China in the large-scale use of law enforcement surveillance cameras — a tactic that would have drawn international criticism in the years after the Tiananmen Square killings in 1989.
But rising fears of terrorism have lessened public hostility to surveillance cameras in the West. This has been particularly true in Britain, where the police already install the cameras widely on lamp poles and in subway stations and are developing face recognition software as well.
New York police announced last month that they would install more than 100 security cameras to monitor license plates in Lower Manhattan by the end of the year. Police officials also said they hoped to obtain financing to establish links to 3,000 public and private cameras in the area by the end of next year; no decision has been made on whether face recognition technology has become reliable enough to use without the risk of false arrests.
Shenzhen already has 180,000 indoor and outdoor closed-circuit television cameras owned by businesses and government agencies, and the police will have the right to link them on request into the same system as the 20,000 police cameras, according to China Public Security.
Some civil rights activists contend that the cameras in China and Britain are a violation of the right of privacy contained in the International Covenant on Civil and Political Rights.
Large-scale surveillance in China is more threatening than surveillance in Britain, they said when told of Shenzhen’s plans.
“I don’t think they are remotely comparable, and even in Britain it’s quite controversial,” said Dinah PoKempner, the general counsel of Human Rights Watch in New York. China has fewer limits on police power, fewer restrictions on how government agencies use the information they gather and fewer legal protections for those suspected of crime, she noted.







While most countries issue identity cards, and many gather a lot of information about citizens, China also appears poised to go much further in putting personal information on identity cards, Ms. PoKempner added.

Every police officer in Shenzhen now carries global positioning satellite equipment on his or her belt. This allows senior police officers to direct their movements on large, high-resolution maps of the city that China Public Security has produced using software that runs on the Microsoft Windows operating system.
“We have a very good relationship with U.S. companies like I.B.M., Cisco, H.P., Dell,” said Robin Huang, the chief operating officer of China Public Security. “All of these U.S. companies work with us to build our system together.”
The role of American companies in helping Chinese security forces has periodically been controversial in the United States. Executives from Yahoo, Google, Microsoft and Cisco Systems testified in February 2006 at a Congressional hearing called to review whether they had deliberately designed their systems to help the Chinese state muzzle dissidents on the Internet; they denied having done so.
China Public Security proudly displays in its boardroom a certificate from I.B.M. labeling it as a partner. But Mr. Huang said that China Public Security had developed its own computer programs in China and that its suppliers had sent equipment that was not specially tailored for law enforcement purposes.
The company uses servers manufactured by Huawei Technologies of China for its own operations. But China Public Security needs to develop programs that run on I.B.M., Cisco and Hewlett-Packard servers because some Chinese police agencies have already bought these models, Mr. Huang said.
Mr. Lin said he had refrained from some transactions with the Chinese government because he is the chief executive of a company incorporated in the United States. “Of course our projects could be used by the military, but because it’s politically sensitive, I don’t want to do it,” he said.
Western security experts have suspected for several years that Chinese security agencies could track individuals based on the location of their cellphones, and the Shenzhen police tracking system confirms this.
When a police officer goes indoors and cannot receive a global positioning signal from satellites overhead, the system tracks the location of the officer’s cellphone, based on the three nearest cellphone towers. Mr. Huang used a real-time connection to local police dispatchers’ computers to show a detailed computer map of a Shenzhen district and the precise location of each of the 92 patrolling officers, represented by caricatures of officers in blue uniforms and the routes they had traveled in the last hour.
All Chinese citizens are required to carry national identity cards with very simple computer chips embedded, providing little more than the citizen’s name and date of birth. Since imperial times, a principal technique of social control has been for local government agencies to keep detailed records on every resident.
The system worked as long as most people spent their entire lives in their hometowns. But as ever more Chinese move in search of work, the system has eroded. This has made it easier for criminals and dissidents alike to hide from police, and it has raised questions about whether dissatisfied migrant workers could organize political protests without the knowledge of police.
Little more than a collection of duck and rice farms until the late 1970s, Shenzhen now has 10.55 million migrants from elsewhere in China, who will receive the new cards, and 1.87 million permanent residents, who will not receive cards because local agencies already have files on them. Shenzhen’s red-light districts have a nationwide reputation for murders and other crimes.

sábado, 9 de junio de 2007

Como chinos



¿Por qué preocuparnos de esto si tenemos esto otro?


Seguro que si los niños vieran a estos pobres chinos nunca harían una cosa así. ¿Por qué los adultos llegan a hacerlo?

martes, 29 de mayo de 2007

Internacional

Varias noticias internacionales copan el ciberespacio.

El cierre de RCTV, la emisora de TV venezolana que ha expropiado el amigo de Rodríguez. Por fin se quita la careta el golpista. Pobres venezolanos.

Además, Darfur vuelve al centro de la atención. Aquí hacen referencia a lo que va a hacer Sarkozy. Y aquí lo de Bush. El Herald Tribune denuncia la actitud de China respecto a este tema. Si esto lo hicieran los norteamericanos en Iraq, los Bardem estarían en la calle ahora mismo. Pero si es una dictadura comunista corrupta, entonces no hay problema.

Respecto a la corrupción en China, también escribe el IHT:

One reason is that the central authorities are not in full control of their country. This may seem difficult to believe, particularly to outsiders accustomed to images of Chinese security forces dragging away protesters in Tiananmen Square. But Beijing actually has major difficulties supervising local officials.
Sure, you can demand that the local authorities meet designated birth control, tax revenue or economic development targets. But how do you supervise this? How do you ensure that local officials don't simply falsify data? Or that they don't rely on their own private goon squads to brutalize local residents into meeting whatever targets have been set?
In other countries, a range of independent, bottom-up channels help monitor and check the behavior of local officials. A free press exposes government corruption. Independent judicial institutions evaluate whether the actions of the local authorities accord with national law. Open elections allow citizens to remove officials engaged in unethical behavior.
These channels don't exist under China's one-party system. Local Chinese party secretaries exercise sweeping control over the local media, legislatures and courts.
Naturally, this breeds corruption and abuse of power. It also means that local party officials can effectively choke off information to Beijing, blinding the central authorities as to exactly how their mandates are carried out.
Some localities have degenerated into private fiefdoms run by local party officials. This has serious consequences for people whose rights have been violated by local officials. Citizens are far from passive. They resort to any and all channels to get redress - lawsuits, petitions, foreign media. But these often don't work.


Viendo cómo están por ahí, lo de aquí no está tan mal.

jueves, 26 de abril de 2007

De viaje. Fin


Sentado ya en la mesa de mi despacho en casa y tras un día en Madrid, intento ponerme al día con el trabajo y con este diario. Estos viajes son terribles por la cantidad de trabajo que se acumula. Ahora tengo más de doscientos correos electrónicos sin leer en la oficina y un montón de cosas que requieren de mi atención. Por suerte, hay un largo puente por delante que aprovecharé para ponerme al día con las dos cosas.

Llegué ayer a Madrid de Hong Kong, tras un largo viaje, aunque más corto que el de ida. Para colmo, me perdieron la maleta en París, lo que alargó aún más el viaje entre el tiempo de espera de la maleta y de poner la reclamación. Por suerte ha llegado ya esta mañana.

El último día en Hong Kong fue prácticamente perdido, pues hacía un día muy lluvioso, malísimo para pasear. Nuestros planes se truncaron desde primera hora, pues amaneció con nubes muy bajas que hacían inútil la subida al pico desde el que se domina Hong Kong. A las once empezó a caer una gran tromba de agua, que luego nos dijeron que era alerta roja. Sólo he visto llover así en las sudestadas de Buenos Aires, cuando el río de la Plata crece y desborda las calles del bajo. En el sudeste asiático ya ha empezado la época de lluvias y dentro de poco comenzará el monzón. Por lo visto, hay tres alertas de lluvia en Hong Kong: amarilla, roja y negra. Con la negra la lluvia cae tan fuerte que se cierra el aeropuerto y la gente se tiene que ir a sus casas hasta que escampe, pues puede ser hasta peligroso estar en la calle por las riadas que se forman. Aprovechamos ese rato para visitar otro centro comercial (¿qué si no?), donde queríamos comprar unas cámaras de fotos. Es curioso China, pues se puede regatear hasta en una tienda normal. Si bien en estas tiendas no te rebajan tanto el precio, sino que añaden cosas a lo que compras. Por ejemplo, si compras una cámara, te la venden con una tarjeta de memoria, con una funda, un trípode, etc. Es un buen arreglo en general.

La comida, como casi siempre en China, fue maravillosa. Primero, por el lugar, pues nos invitaron a comer en el China Club. Es este un lugar muy curioso, pues fue fundado por los chinos ricos que querían distinguirse del resto de los chinos en los tiempos de la colonia. Está en el edificio del Bank of China, en el centro de Hong Kong, el primer rascacielos de la ciudad. Ahora está encajonado entre varios edificios de cristal y acero y, aunque no hay vistas panorámicas, sí es bonita la vista del resto de los edificios desde la azotea de éste. Curiosamente, el China club está por encima del English Gentlemen's Club. Tiene un ambiente inglés, pese a todo, y está decorado con cuadros de estilos muy diferentes que representan estampas de la China campesina o retratos de chinos famosos de la época. La comida, aunque con un toque occidental, era exquisita y el ambiente y la compañía envidiable. Es un lugar muy exclusivo, pues hay que ser miembro del club para que te dejen comer allí. Por suerte, nuestros anfitriones eran socios y tuvimos esta oportunidad única.

Es curiosa la vida del expatriado. He de reconocer que me da un poco de envidia y que me gustaría tener esta experiencia. En especial en esa parte del mundo en este momento. Se nota que se está cociendo algo importante que va a cambiar el futuro del mundo y debe ser interesante vivirlo en primera persona. Los expatriados son gente que vive, en general, por encima de lo que viviría en su país de origen, pues las compensaciones por vivir fuera son generosas y permiten lujos excepcionales, como viajes frecuentes a países remotos, comidas en lugares exclusivos, acceso a círculos de élite. Todo eso es atractivo, sin duda. Pero lo es más el conocer culturas y personas diferentes.

Por suerte, dejó de llover y pude pasear por el centro financiero de Hong Kong, coger el ferry a Kowloon y dar un paseo por la zona comercial de Kowloon, hasta que empezó a llover hasta el final del día.

Ya me he enterado de por qué los británicos devolvieron Hong Kong a los chinos. Lo único que era propiedad de Gran Bretaña era la isla de Hong Kong, el resto del territorio, era una concesión de China que expiraba en una fecha fija. Esos territorios en el continente son los que permiten que las islas puedan sobrevivir, con suministro de energía eléctrica, agua potable, etc. Por tanto, no era viable mantener ese territorio insular sin tener el acceso a los medios que el continente proporcionaba, por lo que lo devolvieron a China en el año 1997. Aún así, no se puede circular libremente entre Hong Kong y China. Hace falta pasaporte, se pasa aduana, la moneda es diferente y los coches circulan por la izquierda, como en Gran Bretaña. Es una situación peculiar, aunque la política está completamente dominada por China y eso quiere decir el PCCh.

P.S.: Tengo muchos temas de los que hablar que he ido recogiendo de las lecturas de los periódicos chinos e internacionales en estos días de viaje, que comentaré en los próximos días de puente. Además, sigue el tema del proceso de paz, la OPA y demás asuntos. Grave aburrimiento.
Fotografía del bar del China Club.

lunes, 23 de abril de 2007

De viaje (VI). Guangzhou, la comida


Escribo esta entrada sentado en la habitación de mi hotel en Hong Kong. Delante tengo un enorme ventanal del suelo al techo, que da al estrecho que separa la península de Kowloon de la isla de Hong Kong. Es de noche ahora y ya se han apagado las luces de los edificios, pero de día la vista es impresionante. Enormes torres que dominan la bahía, símbolo del poder del capitalismo y del dinero. Hace 30 años esto tenía que ser insultante para la China comunista. Tener semejante enclave en tu propio territorio, dominado por una potencia extranjera y exhibiendo una riqueza que desmonta todas las teorías de reparto del comunismo extremo de Mao y la banda de los cuatro, tenía que ser un insulto para un pueblo tan nacionalista como el chino.

El día de ayer llovió a mares en Shanghai. Por suerte, antes de que empezara el diluvio, pude ver con tranquilidad el templo de Longhua y la pagoda del mismo nombre. Me aventuré a ir en el metro y llegué sin pérdida. Es curioso porque en las estaciones del metro las vías están separadas del andén por una mampara de cristal. Supongo que será para evitar que la gente se caiga a las vías. O para evitar suicidios. El templo de Longhua, dedicado a Buda, está compuesto de diferentes plazas rodeadas de capillas en las que se adora a diferentes figuras de Buda. En cada una de ellas hay unas hogueras tremendamente grandes en las que la gente quema incienso. Es muy curioso, porque la gente se pone las manos sosteniendo el incienso en la cabeza y se balancea de delante hacia atrás mientras recita alguna oración. En cada uno de los templos, con las manos juntas, le rezan a Buda, bien de pie o arrodillados. Es curioso que haya tantas semejanzas en las posturas respecto a las de los cristianos. Como digo, llovió a mares, así que el día fue bastante tranquilo. Comí en Sacha's, un restarurante muy agradable en la zona de la Concesión Francesa. Es una antigua casa señorial de los tiempos de la colonia, con un patio precioso. La comida, regular.

Por la tarde, avión tardío a Guangzhou, lo que nosotros conocemos por Cantón, en la provincia de Guangdong. Es una ciudad de unos 10 millones de habitantes, uno de los motores industriales de China. A orillas del río de las Perlas, está muy cerca de Hong Kong, lo que ha favorecido su desarrollo industrial. Una de las cosas más reconocida es su gatronomía. Ya me he referido a la leyenda de los sesos de mono vivo.

Llegamos tarde, con hambre y cansados, por lo que fuimos a cenar a un sitio cercano al hotel. Tenía una variedad de raras especialidades, muy al estilo de Cantón: escarabajos acuáticos, varios tipos de serpientes acuáticas y terrestres, tortugas, ranas, crustáceos variados, pepinos de mar y piscinas llenas de peces. Todos estos animales se podían ver y, casi tocar, en la exposición que tenían a la entrada. Saqué un buen reportaje fotográfico que compartiré en algún momento en la web. La cena consistió en escarabajos de mar, cisne guisado, serpiente frita, ranas, varios tipos de verduras, pescado y fruta. Todo estaba muy buenoy disfrutamos como enanos. Mi colega chino estaba alucinando. Terminamos de cenar a las 2 de la madrugada y me dormí a las 3. Hoy, a las 7:30 en pie para hacer varias visitas y viajar a Hong Kong. En fin, una paliza.


Es lo que pasa en los viajes a oriente. Cuando se termina la jornada oriental empieza la occidental. Los e-mails, llamadas, etc. La 1 de la madrugada, con suerte. Y bloggeando, claro.


P.S.: Bien por el Capitán Trueno. Y por Daniel Tercero. ¿A que en toda la prensa española se han oído tremendas invectivas contra el halcón de agujeros en los calcetines? Yo lo había leído la semana pasada en el WSJ, pero parece que no soy el único.

sábado, 21 de abril de 2007

De viaje (V). Tiempo y dinero


Ayer ya anticipaba que hoy sería día de compras. No podía imaginar que se pudiera estar tanto tiempo de compras, pero hoy he comprobado cómo el consumismo anula cualquier otro interés. Y es que para el hombre occidental de hoy no aplica la ley de la utilidad marginal decreciente que nos enseñaban como uno de los conceptos básicos de la microeconomía. Al menos, cuando se trata de consumir cosas que, presumiblemente, son baratas. La ley de la utilidad marginal decreciente dice que, a medida que se tiene más de un determinado bien, el valor adicional que le damos a la última cantidad adquirida se va reduciendo respecto a las anteriores. Esto explica muchos de los comportamientos económicos de la gente.

Pues bien, hoy he comprobado que la ley no aplica en el caso de determinadas personas cuando se encuentran en un mercadillo de imitaciones en China. Me he encontrado con unas personas que han estado más de cinco horas hoy en el mercadillo de imitaciones de Shanghai. Yo he estado un rato, pero no he aguantado más y me he ido. Uno de ellos me ha contado que en dos horas se ha recorrido sólo un tercio de los puestos mirando en casi cada uno de ellos, la calidad del género: bolsos, zapatos, relojes, etc. Cada bolso lo examinaba de arriba abajo para comprobar los herrajes, la calidad de la costura, la piel. Lo que más me impresionaba es que decía cuál era aceptable y cuál no, aunque en realidad eran todos iguales. En cualquier caso, después de tanta inspección no compraba mucho. Sólo mirar, mirar y más mirar. En total ha comprado bastantes cosas: tres relojes, cuatro pares de gemelos, tres bolsos, tres pares de guantes de esquí, un maletín y una mochila, varios pares de zapatos, camisetas, sudaderas, carteras, etc. Tras más de tres horas por la mañana, han vuelto por la tarde otro par de horas y ¡no han terminado! Han preferido el mercadillo a conocer mejor Shanghai, a pasear por el Bund o visitar alguno de los templos. No lo puedo entender, la verdad. ¿Cuántas cosas hay que comprar para que sea más interesante conocer una ciudad a la que no es fácil que vuelvas? A juzgar por el gasto realizado, mucho. Más de los 600 euros que han dilapidado hoy, sin duda.

En realidad a todos nos pasa lo mismo con diversas cosas. Y creo que sólo nos lleva a una tremenda frustración y melancolía, pues una vez hemos comprado o tenemos algo, lo único que nos causa satisfacción es tener otra cosa diferente sin ni siquiera haber disfrutado de lo anterior.

El día, a pesar de las compras, no ha resultado mal, pues hemos comido en un lugar muy agradable, sobre el Bund, viendo los grandes edificios de Pudong (literalmente significa, este del río, Pu: río, Dong: este), hemos cenado muy bien también y nos ha dado tiempo a dar un paseo por la ciudad antigua china, los jardines de Yuyuan y por un mercadillo de antigüedades muy pintoresco. Hoy hacía un calor insoportable, muy húmedo, que me ha dejado agotado.

Mañana, un poco más de visita a Shanghai y por la noche, vuelo a Guangzhou, la ciudad donde dicen que se come todo lo que tiene cuatro patas o más y que no sea una silla o una mesa. Por lo visto, se puede comer absolutamente de todo. Lo más salvaje, aunque dicen que es una leyenda y que realmente no existe, deben ser los sesos de mono vivo (al mono le abren la cabeza y lo ponen en un lugar oculto, atado, sólo con la cabeza sobresaliendo de la tapa de la mesa. Los sesos se comen directamente de la cabeza. Por lo visto, se oyen los chillidos del mono mientras se le comen los sesos. Además, se come perro, gato, rata y cualquier bicho viviente. Veremos que nos depara el viaje.

Ya estamos más cerca de casa.

P.S.: Leo que, hasta los lectores de El País prefirieron a Rajoy que a Zapatero. Ver aquí y aquí. Normal. Yo, evidentemente, no lo vi, pero me imagino que fue mucho más al grano que el presidente.
Noticia surrealista. El agredido Aguirre, acusado de causar desórdenes públicos. Mientras, De Juana pasea por algún pueblo de Guipúzcoa. ¿Y nadie quiere ir a decirle algo?

viernes, 20 de abril de 2007

De viaje (IV). Who said communism?


Viernes, ya. Llega el momento crítico del viajero de trabajo. Hay que elegir bien lo que se hace el fin de semana, para aprovechar el tiempo. Al fin y al cabo estos viajes son una oportunidad única para conocer nuevos sitios y para sacar fotos. Sin embargo, hay que luchar contra la pereza de quedarse hasta tarde en el hotel, viendo programas sinsentido en las televisiones internacionales, zapeando más bien y no viendo nada. Así que mañana toca madrugar y salir a pasear desde primera hora.

Ya hemos organizado el plan de mañana. Primero, mis clientes quieren ir al mercadillo de imitaciones. Esta tarde he estado y he comprado varios bolsos, zapatos y demás imitaciones bastante bien hechas. Par de mocasines Tod's: 12€, bolso de Prada: 10€, mochila: 4€ y así. Yo ya tengo la maleta llena y no me cabe nada más, así que me abstendré de comprar nada. Después iremos al templo de Jin Jian, el cual no conozco, y después pasearemos por la concesión francesa. Es la zona en la que vivían los franceses en la época en la que estaban establecidos aquí los británicos, los franceses y los norteamericanos después de la guerra del opio. Es una zona muy agradable llena de casas con estilo francés (obvio) y con agradables restaurantes, terrazas y cafés, que asbtraen del ajetreo de la ciudad en ebullición que es Shanghai. Después de comer iremos al Bund y cogeremos el barco por el río. Será un día interesante, sin duda. Esperemos que las compras de mis indecisos clientes no nos arruinen la mañana y que nos dé tiempo a hacerlo todo.

Esta noche hemos cenado en uno de los mejores restaurantes de Shanghai. Está en la concesión francesa, en una casa antigua con decoración colonial. En realidad es un club privado para chinos distinguidos (¿who said communism?). Todo está cuidado al más mínimo detalle. Los papeles de las paredes representan plantas típicas chinas o escenas rurales o motivos geométricos repetitivos. Muy elegante. Está decorada con muebles antiguos de maderas bien cuidadas, los manteles y servilletas son todos de hilo y están bordados a mano. La cena ha consistido de seis platos fríos, seis platos calientes y el postre. Las cosas más especiales han sido una sopa de aleta de tiburón realmente fabulosa. Dudo que esto se pueda comer en ningún sitio en occidente. En España, estoy seguro que no se encuentra una sopa de aleta de tiburón tan rica. Al parecer se tarda dos días en prepararla desde que se limpia la aleta de tiburón hasta que se prepara la sopa. Además, hemos comido diversas clases de pato, medusa, unos camarones de río, una especie de anguila de río y varios tipos de verdura. Es curioso lo de la medusa pues tiene una carne cartilaginosa, un poco dura de masticar. Me ha recordado que el otro día comimos ternillas de pollo fritas, bastante buenas por cierto. A los chinos les gustan esas texturas. De postre hemos tomado una suculenta sopa caliente de frutas variadas: papaya, lichis, pera, servida dentro de una papaya vaciada. Delicadísimo paladar. Supongo que habrá costado un congo. Sin embargo, esta mañana hemos comido bastante bien, diez platos diferentes por 5€ por cabeza.

En la cena se ha suscitado el tema de cuál será el futuro del sistema político de China. Mi colega Eric, natural de Hong Kong, sostenía que siempre habrá un régimen autoritario en China. Ha sido así durante seis mil años y no va a cambiar ahora. La gente no lo reclamará. Yo argumentaba, sin mucho fundamento pues no sé nada de esta sociedad, nada más que por intuición o por la aplicación de modelos y prejuicios adquiridos, que en algún momento la gente dejará de preocuparse por la prosperidad y por tener un mayor nivel de riqueza y reclamará otro tipo de libertades. Eric decía que cuál es la diferencia. Él, que ha vivido en Hong Kong, Singapur, Inglaterra, Taiwán y Shanghai dice que, bajo la apariencia de democracia que se vive en muchos sitios, la realidad es que siempre mandan los mismos y que la corrupción es peor en muchos otros sitios con gobiernos elegidos democráticamente. Efectivamente, la cuestión no es la democracia, sino la existencia de un estado de derecho digno de ese nombre en el que se pueda procesar a cualquier ciudadano desde el primero al último. Esto lo distingue bien Ortega en La rebelión de las masas, creo. La democracia no es más que el método de selección de los gobernantes (por el pueblo). No garantiza que la vida pública sea limpia, sólo que se puede votar. El sistema liberal, basado en la separación de poderes, pretende garantizar que todos los ciudadanos son iguales ante la ley y, por tanto, que los ciudadanos están protegidos de la arbitrariedad del Estado o del Gobierno. Interesante discusión. Estoy de acuerdo que el sistema puede funcionar mientras se tenga unos probos gobernantes con buenas ideas y capacidad de ejecución. Sería imposible en Occidente. En China, con la veneración por la sabiduría, parece que de momento funciona. Pero si viene otro iluminado como Mao y su banda de los cuatro, entonces sumen a mil trescientos millones de personas en la más absoluta miseria. Prefiero correr el riesgo por mi cuenta y no tener que echarle la culpa toda la vida al Mao de turno. O al Fidel o al Chávez.

He confirmado que un trabajador puede ser despedido sin indemnización alguna o como máximo con un mes de salario. Además, el Estado le paga una compensación por desempleo de aproximadamente 40€ mensuales, que en Shanghai no da para nada. No hay sindicatos, lógicamente, pues serían del partido y el partido es el dueño de la mayoría de las empresas, así que el sindicato no haría huelgas contra sí mismo y para eso, mejor no tenerlo. (Who said communism?)

Son más de las dos de la madrugada y me voy a dormir.

P.S.: He visitado algunos de mis blogs favoritos y he encontrado este artículo que recomiendo. En realidad, todo el blog está muy bien.

jueves, 19 de abril de 2007

De viaje (III). El súper avión chino


Leo en el Shanghai Daily que China planea fabricar aviones grandes para competir con Airbus y con Boeing. Consiguieron desarrollar su propio avión en los años 70 y en 1980 China tenía un avión el Y10. Salvo el motor, el resto era de fabricación china casi por completo, el fuselaje era 100% de fabricación china y la aviónica lo era en más de un 90%. Sin embargo, en 1983 China decidió abandonar el desarrollo posterior de grandes aviones debido a la falta de inversión y la mala gestión. El articulista defendía este plan, definiéndolo como estratégico para China, con el argumento de que para comprar un avión los chinos tienen que vender 800 millones de camisas.

La primera consideración que me viene a la mente es que siempre se califican de estratégicas las iniciativas que implican el gasto de una cantidad importante de dinero o se utiliza el término para justificar la intervención del Estado en cualquier actividad económica, sea la producción agrícola, de energía o aeronáutica. Es una excusa para que los burócratas de turno puedan desarrollar actividades que nadie financiaría, sacándole dinero al ciudadano y transfiriéndolo a empleados en empresas públicas y a subcontratistas privados que sí ganan dinero. Véase la industria naval española, cuyos astilleros públicos pierden dinero, pero cuyos subcontratistas ganan bien.

La segunda es el coste equivalente de un avión en camisas chinas, 800 millones. Es una buena cifra, pero si tenemos en cuenta que hay 1.300 millones de chinos, no parece difícil alcanzarla. Lo que oculta el autor del artículo es cuántas camisas tienen que vender para recaudar los impuestos necesarios para financiar el proyecto, que según un experto puede costar 50 mil millones de dólares. Si suponemos que la mitad de la inversión generará un rédito para el país, y que cada camisa se puede vender a unos 20 dólares (en China es muy caro) y que el impuesto sea el 20%, se necesita vender nada más y nada menos que 6.250 millones de camisas para que el Estado financie la mitad del súperavión. También oculta qué haría la sociedad, no el Estado con ese dinero. Incluso el Estado.

Sorprende la megalomanía de los dirigentes de los países.

miércoles, 18 de abril de 2007

De viaje (II)


Mala noche. Una llamada telefónica de una persona a las 4 de la mañana me desveló y ya no he podido dormir más. He dado vueltas y más vueltas hasta que, dando la noche perdida, me he puesto a leer y después a trabajar un rato más. Estoy leyendo un libro que ha salido recientemente, El economista camuflado, y que es una aproximación a la vida cotidiana desde la perspectiva de un economista. Trata de cómo se forman los precios, de las externalidades, de los impuestos, etc. Es interesante y se lee bastante bien.

Hoy visita a la oficina de compras de Tyco en Shanghai y viaje a Hangzhou, a tres horas de coche de Shanghai. Es una ciudad a las orillas de un gran lago, el cual está rodeado de templos, colinas y un gran paseo, que es el lugar de esparcimiento de una gran parte de la población de la ciudad. Ya estuve aquí hace dos años con un colega belga y tengo bonitas fotos del lago. Luego colgaré alguna. Hemos cenado en un buen restaurante a la orilla del lago en una zona para extranjeros adinerados, en la que las plantas y árboles están adornados con lucecitas que hacen un efecto muy bonito, navideño y romántico a la vez. Es una zona de lujo, sin duda, pues hay varios establecimientos internacionales como Starbucks, Hägen Dazs y similares. Los precios en estas tiendas son similares a los de España. Un helado, 33 RMB, que equivale a 3,3 €. Carísimo para China. Si tenemos en cuenta que un trabajador poco especializado en Shanghai puede ganar 120€ al mes (menos de 40 helados) y uno especializado alrededor de los 300, nos podemos hacer una idea del lujo que significa tomarse un grasiento helado americano en China. También hay que tener en cuenta que hay un gran número de personas que se han enriquecido tremendamente en los últimos años como consecuencia del crecimiento económico y del desarrollo industrial. Dicen que hay una población como la española con una renta equivalente a la alemana. Es decir, que 40 millones de personas en China generan un PIB equivalente al doble del español. Impresionante, ¿no?

Por contra, en el interior del país, hay unos cuantos cientos de millones de personas que no me aventuro en cuantificar en seis o nueve, pues tengo fuentes discrepantes, pero probablemente estará más cerca de los 900 millones que de los 600, que subsisten con una renta que no llega a los 200€ al año. Este es el comunismo chino. Si Mao levantara la cabeza. Seguro que volvía a organizar la Revolución Cultural y se cargaba (quiero decir que mataba) a los 40 millones de nuevos ricos que ha traído el capitalismo autoritario. Sobre todo si se enterara de que estas fortunas tienen como origen una corrupción. Al parecer los funcionarios del PC chino que dirigían empresas se han quedado gran parte de esas industrias a muy bajo precio o directamente gratis, después de arruinarlas a conciencia. A partir de ese momento, con la apertura del comercio internacional con China, han tenido el espíritu emprendedor suficiente como para desarrollarlas, hacerlas competitivas, invertir en equipamiento, sacarlas a bolsa y... forrarse. Esto es lo que cuentan mis colegas de la empresa y parece que hay bastante preocupación por el tema, pues hay gente que está protestando (como se puede protestar aquí, es decir, en voz baja).

Es un país de grandes contrastes entre ricos y pobres. Yo mismo he visto a unos pobres desharrapados picando una zanja mientras a su lado pasa un BMW 760 con todos los extras, que puede suponer su sueldo de varios siglos. Al parecer el despido es libre hasta que un empleado no lleva trabajando en la misma empresa diez años. No sé si es cierto, pero mañana lo averiguaré.

En la comida con mi colega chino y mi cliente español se ha suscitado la discusión de si es bueno un sistema como el chino que prima el desarrollo económico a pesar de un pobre sistema político, basado en el autoritarismo y en la represión de las libertades civiles. El español pensaba que "gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones" (famosa frase de Deng Xiao Ping a Felipe González, el cual la trató de aplicar a rajatabla en su propio interés, claro). Es decir, que el fin (el bienestar de muchos), justifica los medios (el mal de algunos ¿inadaptados?). Interesante debate. Dos cosas: desde el punto de vista moral, evidentemente importa el color del gato, mejor blanco que negro, que da mala suerte; dejando de lado la moral, creo que a corto plazo puede funcionar el gato bicolor, pero a largo plazo es insostenible y lleva a desórdenes y a un sufrimiento de un mayor número de personas, además de la ineficiencia que tiene implícita un sistema en el que no hay control para las decisiones.

Es tarde. Mañana más.

martes, 17 de abril de 2007

De viaje


He llegado a Shanghai después de un largo viaje con escalas en Londres y Hong Kong. Salí a las 6 de la tarde hora española y he llegado aquí a las 7 y media de la tarde hora de China, que son las 12 y media hora en España. Es decir, dieciocho horas y media de viaje más o menos. Ha sido milagroso que no me hayan perdido la maleta, pues ha pasado por las manos de tres compañías diferentes: BA, Air New Zealand y Dragon Air y en aeropuertos tan conflictivos y tan concurridos como Heathrow o Hong Kong.

Cómo no, en un viaje tan largo hay ratos de espera en los que se puede conocer a gente de lo más varipinta. Esta vez, en Heathrow, esperando a facturar en el vuelo a Hong Kong, conocí a un hombre de la República de Tonga, un pequeño país (690 km2 y 100.000 habitantes), que se dedicaba al turismo. El pobre hombre, cuyo extraño nombre ya no recuerdo, había perdido su maleta y estaba intentando que se la recuperaran para proseguir su viaje.


En Shanghai llovía a mares cuando he llegado, así que me he encontrado con mis clientes, hemos cenado y a dormir.


Tiene una cosa buena esta de viajar a Oriente y es que aquí no sale Zapatero en la tele. Creo que ni pagando lo sacarían. Los únicos españoles que existen en las televisiones internacionales osn Alonso y Nadal. De vez en cuando sacan a algún equipo español de fútbol y ya está. Esa es la gran aportación de nuestro querido país al mundo global de hoy. Literalmente no existimos en el concierto internacional. Por mucho que nos digan que España hace no se sabe qué gesiones diplomáticas, nadie nos tiene en cuenta a nivel internacional. Aznat creyó que podía ser algo con la foto de las Azores, megalomanía total, pero se necesitan muchas empresas españolas y muchos miles de españoles moviéndose por el mundo para ser una nación con un cierto peso.


Me despido no sin antes colgar una foto del amanecer desde el avión sobrevolando Rusia.

P.S.: En la página de PeriodistaDigital leo que Zapatero pidió inmunidad para unos etarras en Francia y que España está en la lista de países extranjeros en la Feria internacional del turismo de Barcelona. Todo culpa del PP, que nos está llevando a una situación de pre-guerra, según el próximo Premio Cervantes, Gamoneda.