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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Condones

La prensa socialdemócrata se ha excitado estos días con lo que ha dicho el Papa sobre el uso del condón. Excitado en todas sus acepciones, especialmente la cuarta según el diccionario de la lengua: 4. Despertar deseo sexual. Como si dicha prensa hubiera necesitado alguna bula papal para excitarse, con o sin preservativo.

La conclusión de la prensa progre es que la Iglesia ha comenzado el proceso de "aggiornamento", que por fin el Papa acepta el uso del preservativo, con todo el daño que ha causado a los africanos esta prohibición eclesial (Papa asesino, han llegado a decir unos luchadores por la libertad en el pasado).

Frente a todo este ruido ambiental, he encontrado dos artículos en la prensa que ponen las cosas en su justa medida y que razonan la posición del Papa. En el WSJ hacen una crítica de la prensa socialdemócrata y de los aspavientos del Evangelio según san Condón (palabras del WSJ, no mías)que conforman la BBC, el NYT y demás medios progres. Lo que ha dicho el Papa es:

"There may be a basis in the case of some individuals, as perhaps when a male prostitute uses a condom, where this can be the first step in the direction of a moralization, a first assumption of responsibility, on the way toward recovering an awareness that not everything is allowed and that one cannot do whatever one wants."

Es decir, nada de uso generalizado e indiscriminado, sino que puede haber comprensión para ciertos casos en los que el uso del preservativo sería un acto de responsabilidad por parte del individuo y por tanto un primer paso en la vía de su moralización y del reconocimiento de unos límites a su comportamiento.

Y concluye alabando al Papa:

Against what he calls the "banalization of sexuality," Pope Benedict offers a message: There is a better way. It is not a popular way, it is easy to mock, and in some circumstances it demands a self-restraint that we inheritors of the sexual revolution regard as inhuman. Still, the pope is willing to debate his message, seriously, honestly, openly.

En El Mundo de hoy, escribe Isidro Castela un buen artículo en el que razona la posición de la Iglesia y que se resume en que para frenar el SIDA, no es el preservativo la solución como se ha demostrado, sino tres principios: Abstinencia, Fidelidad, Preservativos.

Benedicto XVI incide en que se trata de una propuesta del ámbito secular, es decir, que no se identifica con la doctrina católica y que admite el uso del preservativo en situaciones aisladas; siempre en tercer lugar, después de la abstinencia y la fidelidad; una propuesta que asume, por lo tanto, que los otros dos medios son mejores y más efectivos, y que recurre al condón cuando los dos primeros puntos han sido rechazados, en un ejemplo de lo que se conoce en Moral como teoría del mal menor, que, por cierto, ha dado estupendos resultados científicos en países como Uganda y Kenia donde, gracias a la aplicación de la estrategia, se han reducido los contagios.Hay que insistir en que el Papa habla del ámbito secular. Desde el punto de vista de la doctrina católica la cuestión principal es previa. No se trata de si para alguien que se prostituye es pecado o no el uso del preservativo, sino de que un católico no debe prostituirse. Ahora bien, pensemos, desde ese punto de vista secular, en alguien infectado con el virus del sida que, por seguir con el ejemplo, ejerce la prostitución. Una vez que la situación ideal no se ha dado, y que nos encontramos con una conducta de riesgo, ¿es mejor intentar reducirlo mediante el uso del preservativo o no usarlo y exponer así a una mayor probabilidad de contagio a las personas con quien se tienen las relaciones sexuales?

domingo, 29 de agosto de 2010

Comercio justo


El domingo pasado, al final de la misa, un señor hacía propaganda sobre el comercio justo. Un comercio que es respetuoso con los derechos de los trabajadores, con el medio ambiente y en la que una parte de los beneficios se destinan a las comunidades que producen los bienes justamente comerciados.


Calificar un tipo de comercio como justo, supone que el otro comercio es injusto. Si no fuera así, el calificativo justo no definiría adecuadamente ese tipo de comercio. Es decir, que todos los consumidores que compran en Carrefour, o que consumen Coca Cola, están explotando a los productores y trabajadores de la cadena de valor que constituye nuestro sistema económico.

Mi confianza en el mercado como mecanismo regulador de los comportamientos económicos y también éticos de la sociedad me hace desconfiar de estos defensores del comercio justo y no creo que este tipo de comercio sea bueno para sacar de la pobreza a los productores a los que pretenden defender estas ONG. Es muy probable que un trabajador integrado en una estructura industrial y empresarial con métodos modernos de gestión sea mucho más productivo que un trabajador artesano que carezca de esos métodos de organización empresarial. Los productos que haga serán de mejor calidad, a menor coste y llegarán a traves de eficientes redes de distribución a un mercado mucho más amplio. El artesano sólo será capaz de ser más productivo, es decir, de sacar un rendimiento superior por cada hora de su trabajo, si el producto de su artesanía tiene un valor superior a los productos industriales, cosa que no muchos pueden alcanzar y que probablemente no sea apreciado por la mayoría de la población.

El discurso del comercio justo asume la tesis marxista de que el capital se apropia de los rendimientos del trabajo y que no le retribuye de acuerdo a lo que se merece en justicia. Otra de las concepciones detrás de la teoría del comercio justo es que el único agente de la cadena que aporta valor es el productor, mientras que los transportistas, distribuidores y comerciantes que acercan el producto al consumidor son meros parásitos que se apropian de esos rendimientos de forma ilegítima. Es una concepción medieval de la economía que olvida que una lechuga recién recogida en el campo no es un bien de consumo, pues no hay consumidor que pueda acceder a ella. El consumidor siempre estará dispuesto a pagar más por una lechuga en un supermercado que por una lechuga recién recogida de la huerta. Para abastecerse de forma "justa", el consumidor tendría que recorrer todas las huertas y granjas para abastecerse de lechugas, frutas, carne, leche, etc. con el coste que ello le supondría. Por tanto, la cadena de distribución realiza una función social esencial que contribuye al progreso y a la eficiencia del sistema.


Los adalides del comercio justo en realidad sustituyen a unos agentes económicos por otros que están dispuestos a renunciar a la renta que aporta su actividad de distribución en aras de esa pretendida justicia social. Es más, éstos no son más que unos aficionados en comparación con los profesionales de la distribución y del comercio y también carecen del método y la organización que hace eficientes sus procesos. Por tanto, esta gente sería más productiva y ayudaría mejor a la sociedad dedicando sus esfuerzos a otras actividades en las que estén verdaderamente especializados.


No entiendo por qué la Iglesia se presta a estos enjuagues anticapitalistas e insulta a los trabajadores de todas las empresas "capitalistas" diciéndonos que nos dedicamos a un comercio "injusto". Quizás debería renunciar a nuestros óbolos obtenidos de forma tan injusta.

jueves, 1 de abril de 2010

Juaristi sobre los curas pederastas

ES innegable que curas y religiosos han cometido delitos de pedofilia y que miembros de la jerarquía eclesial, en determinados países, han encubierto culposamente tales hechos, de modo que algunos han quedado impunes. El asunto es gravísimo, y de consecuencias terribles para las víctimas; y, desde luego, para la propia Iglesia. Por otra parte, los autores de estos crímenes y de su encubrimiento son una minoría dentro del clero católico. El actual pontífice los ha reprobado públicamente y ha pedido perdón en nombre de la Iglesia. Era lo que debía hacer, y no un gesto gratuito, condescendiente y generoso al que Benedicto XVI no estuviera obligado, como bastantes católicos españoles parecen pensar. Y nada indica que el Papa suponga que, obrando así, exima a los culpables de las responsabilidades penales en que hayan incurrido y se les pueda en justicia demandar.
Dicho esto, creo que sería ingenuo pasar por alto otros aspectos de la cuestión, como la extendida tendencia a generalizar las imputaciones de pederastia o de complicidad con la misma a toda la Iglesia. Aquí influyen distintos factores. En primer lugar, la histeria contagiosa que va siempre asociada a este tipo de escándalos y de la que hay precedentes bien conocidos. En las décadas finales del pasado siglo, se desató en Estados Unidos una auténtica fiebre de denuncias por abusos sexuales en las escuelas, y muchos maestros fueron detenidos y procesados. Aunque la mayor parte de ellos fueron absueltos por los tribunales, sus reputaciones quedaron seriamente dañadas y la profesión, en general, se vio puesta bajo sospecha durante varios años, al tiempo que se difundía la superstición de que muchísimos americanos (si no la totalidad de ellos) habían sido violados en su infancia por sus profesores o por sus mismos padres, convirtiéndose en neuróticos crónicos al empeñarse en reprimir y negar la memoria de aquellas supuestas agresiones. Obras como el best-seller de Jeffrey M. Masson -El asalto a la verdad (1984)-, en el que se reprochaba a Freud haber renunciado a la teoría de la seducción infantil por resultarle intolerable la idea de que la mayoría de los adultos varones abusaran habitualmente de sus hijos, proporcionaron combustible a lo que resultó ser, a la postre, una paranoia colectiva inducida por el eclipse de la familia y la consiguiente conciencia de culpabilidad en los millones de divorciados jóvenes que se desentendían, en la práctica, del cuidado de sus proles.
En el caso de España, no es aventurado conjeturar que puede influir en las fantasías anticlericales del presente la incidencia de una crisis similar de la institución matrimonial, que ha llegado con algún retraso respecto a Estados Unidos y a la Europa más próspera, y que, dada la peculiar historia de nuestro país, busca su chivo expiatorio en la educación católica. Muchos de los que pasamos por ella -incluso algunos que no nos consideramos siquiera cristianos- guardamos un buen recuerdo de nuestros colegios, pero no se puede ignorar que existe un alto porcentaje de resentidos. Por último, hay que contar con la evidencia de un anticristianismo militante, el nuevo «socialismo de los imbéciles», dispuesto a emular al antisemitismo de antaño. Los chistes gráficos de cierta prensa a propósito de curas pedófilos parecen calcados de las imágenes antijudías clásicas, con sus caricaturas de rabinos de rasgos repugnantes crucificando o degollando niños cristianos. Y es que a los perseguidores se les ve venir desde lejos, porque recurren siempre a las mismas técnicas estereotipadas para propagar el odio.

jueves, 8 de enero de 2009

Los ateos probablemente creen en Dios


Hace pocos días se conocía que en los autobuses metropolitanos de Barcelona iban a mostrar un anuncio con el lema "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida" y que ha generado una interesante polémica. La campaña la financia una asociación de ateos y librepensadores de Cataluña.


Hoy he sabido que a la EMT de Madrid también le ha llegado la petición para que los autobuses de la capital luzcan la misma publicidad. Según me han contado de la empresa que gestiona la publicidad de la EMT, parece que la petición llegó inicialmente en catalán. Esto es lo que tiene no creer en Dios y creer demasiado en el milagro de que en Madrid se entienda el catalán para las transacciones comerciales. Tendrán que aprobar un nuevo Estatuto en Cataluña que obligue a los madrileños a utilizar el catalán.


La EMT, a mi modo de ver, debería aceptar la petición y un reducido número de autobuses llevaría la citada publicidad. Dado que lo que se quiere es hacer publicidad con esta patochada, lo mejor es no darles publicidad y que el asunto pase por los medios lo más desapercibido posible. Habría que imaginar el escándalo de los amigos de Hamas y enemigos de Cristo en la prensa ante una eventual negativa por parte de la empresa. La publicidad, e incluso la movilización de algunos zejateros tendría mucho más impacto en la población que unos pocos autobuses circulando por Madrid con ese lema.


Esta es una razón práctica. Hay otra razón previa que es que, por mucho que nos moleste a los católicos, en un país libre cualquiera debería poder publicar el anuncio que quiera dentro de lo que la Ley y las reglas de protección social exigen. Lo explica bien Lady Godiva y Esperanza Aguirre ha dicho: "Estamos en un país libre". Estoy de acuerdo.


El lema empieza con un "probablemente" que dice que los ateos de Barcelona no tienen tanta confianza en su creencia y que incluso llegan a creer que hay una cierta probabilidad de que Dios exista, pues el reverso de la frase es "probablemente Dios sí existe". ¿Cuál es la probabilidad de la no existencia de Dios según estos poco convencidos ateos? ¿El 99%? Todavía habría un 1% de probabilidades. Habrían estado mejor estos pobres ateos con un lema más contundente: "Dios no existe, ¿vale?". Lo que no entiendo es que los creyentes en Dios no puedan disfrutar de la vida como dice el lema. ¿No será que son los ateos los que no disfrutan de la vida porque tienen una duda, expresada en ese "probablemente", que les impide entregarse al hedonismo liberador de la no-creencia?


Ahora parece que los evangélicos van a contestar a la campaña con otra con el lema: "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo". Yo utilizaría el siguiente lema: "Probablemente, Dios no existe. Pero ¿y si existiera?"

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Feliz Navidad


Ni hoy ni mañana habrá comentarios políticos ni económicos en el blog. Nos damos un respiro navideño para centrarnos en cosas más importantes.

sábado, 10 de mayo de 2008

Por fin, la libertad


Ha anunciado De la Vega que Zapatero nos va a dar más derechos. Por fin, nos va a conceder el derecho a la libertad religiosa y nos va a librar de la opresión que nos obliga a creer en Dios. Ha dicho la vicepresidenta que hasta los que no creen tendrán libertad para defender sus creencias: “Vamos a proteger la libertad de quienes no creen en Dios”. Ya sabemos todos que hasta ahora hasta los ateos estaban obligados a creer en Dios. Se veía a Zapatero muy molesto todos los domingos en misa, rechinando los dientes, intentando creer pero sin conseguirlo.

Por suerte, ya no nos multará la Guardia Civil por no haber rezado antes de salir de viaje pidiendo la protección de San Cristóbal, ni nos tendremos que encomendar a San Antonio para encontrar las cosas que perdíamos, ni Santa Rita será parada obligatoria para conseguir lo imposible. ¿Y qué me dicen de tener que llevar exvotos para pedir la curación de alguien?

Pues los del diario Público, al parecer sí interpretan que es contra alguien, pues sus diez mandamientos rezan así:

I. Educarás en igualdad
II. No sermonearás fuera del púlpito
III. No impondrás tus símbolos al Estado
IV. No mezclarás la gloria terrenal y celestial
V. No acapararás las fiestas del calendario
VI. No invadirás instituciones públicas
VII. Cuidarás de tu propio patrimonio
VIII. Acatarás la ley de datos
IX. No utilizarás los medios públicos
X. Te autofinanciarás

Me gustan más estos otros que propone Elentir:

I. Educarás en Libertad
II. No pisotearás la Constitución y los derechos humanos
III. No impondrás ninguna lengua a los demás
IV. Respetarás la libertad de mercado
V. No perseguirás a los objetores de conciencia
VI. No invadirás la vida privada de las personas
VII. No cederás ante piratas y terroristas
VIII. No santificarás a los titiriteros
IX. No utilizarás los medios públicos para imponer tu ideología
X. Los partidos y sindicatos se autofinanciarán

¿Por qué les molesta tanto?

jueves, 26 de julio de 2007

Anticlerical


Escribo esto mientras sobrevuelo el Mediterráneo de vuelta de Tel Aviv a Madrid, vía Barcelona. He llegado esta mañana a las 5 de la madrugada, he dormido un poco en el hotel y he estado en una reunión con un posible cliente que ha ido muy bien. Espero que fructifique y que tenga que volver en septiembre a cerrar el contrato. En esa ocasión me quedaré unos días, a ver si puedo visitar Jerusalén y los Santos Lugares.

Como siempre que viajo, ayer leí varios periódicos, entre ellos el inefable, el chistoso con apariencia de serio diario del recientemente finado, del negociante de la libertad, en definición de Jesús Cacho. Creo que hacía tiempo que no comentaba algún artículo del Diario independiente de la mañana.

Ayer traía un artículo de Gustavo Martín Garzo, un escritor, un pensador, una luz de nuestro tiempo, que se titula Sobre el catolicismo. ¿Una indagación científica en la base teológica de esta religión? ¿Un análisis filosófico de los comportamientos que la religión católica propugna y cómo éstos influyen en la definición de determinadas reglas y usos sociales? ¿Una comparación con otros sistemas morales emanados de otras religiones? No, nada de eso. Un cúmulo de invectivas e improperios de resentido y amargado sobre una religión, que si los dijera del Islam, le valdrían una fatwah de algún imán o de Al Qaeda. Pero aquí estamos para todo y que conste que me parece bien.

Hay que leerlo entero y, para eso, hay que seguir el enlace. Voy a enumerar aquí algunas de las lindezas y mentiras que escribe este tipo, por decir algo.

Dice que los católicos “claman ruidosamente contra esa aspiración irrenunciable en un Estado moderno de separar religión y sociedad civil, forman rebaños airados que toman las calles ruidosamente, se empeñan en decirnos cómo debemos vivir y educar a nuestros hijos. Es el problema de los que tienen una fe, que tienden a expresarse con la violencia e impunidad de los que se creen portadores de la verdad..Al escucharlos, no puedo imaginarme lo distinto que habría podido ser este país si hubiera optado por el ateísmo y el agnosticismo. Un país de plácidos y comprensivos ateos, ¿puede haber un sueño mejor para la convivencia?

Así comienza. Yo, al leerlo al principio, creía que se refería al Estado, al que nos impone “la religión progre”, la del socialismo. Supongo que este hombre no recuerda las miles de veces que la izquierda revolucionaria se manifestó vociferando y acosando a los opositores. Para él la religión ya no debe ser ni siquiera una opción personal, sino una opción de “país”, es decir, decidida por alguien desde arriba, como en tiempos de Franco en que era obligatorio ser católico, según dicen (yo era niño y no lo recuerdo). No sé si Martín Garzo sugiere que el Estado imponga el ateísmo para que todos seamos plácidos y comprensivos, como él, un gran comprensivo, como se puede ver. Supongo que entre los comprensivos y plácidos ateos no contará a los que en tiempos de la II República quemaron y asesinaron a sacerdotes y monjas.

Más: “Recuerdo la perversidad de sus sermones, el silencio amenazante de sus iglesias y nuestra angustia al escucharles. Unos adultos aterrorizando a unos niños, ¿nos hemos parado lo suficiente a considerar todo esto?” Pobre resentido, lo que ha debido pasar en ese silencio amenazante de la iglesia. Supongo que el silencio le molesta porque invita a la reflexión y al hacer introspección se da cuenta de que no tiene ideas, nada más que las que salen del resentimiento. Prefiere el ruido desasosegante.

Después da un repaso a la época de Franco y recordar la influencia que la Iglesia tuvo en aquella época, cosa que, curiosamente, también recuerda Pablo Sebastián en su columna de La Estrella. Extraña coincidencia de intereses en tiempos de amenaza para la libertad.

Dice “se habla de los derechos de los padres a decidir la educación de sus hijos, pero por encima de estos derechos están los de los propios niños, sobre todo, el derecho a ser educados en los valores universales de la razón y la tolerancia”. Menuda inconsistencia intelectual y qué empanada se hace este hombre. Los padres no tienen derecho a decidir la educación de sus hijos, son los niños los que tienen el derecho a decidir su propia educación, siempre que sea la que decide Gustavo, al de los supuestamente valores universales, que él y la tropa progre decide.

Sigue con una evocación supuestamente poética de lo que su madre le contaba y lo que para él sería el catolicismo. Nunca la Iglesia.

En su ofensiva laicista, El País de hoy trae una columna de Elvira Lindo en la que, hablando de la viñeta de El Jueves, dice: “Tampoco cabe comparar el caso con las viñetas de Mahoma que ironizaban sobre una creencia y no sobre personas en concreto, ni con esos relatos de ficción que provocan iras irracionales. Por lo demás hasta a mí me habría sacudido una viñeta en la que aparecieran, por ejemplo, Mahoma y la Virgen María en la escena que nos ocupa. Debe ser que tengo mis límites o que me estoy haciendo mayor.

Pero no hay problema, los más osados saben que con eso sí que se juegan la vida.


Sin más comentarios.